Tindersticks es uno de los nombres más míticos de lo que podíamos llamar “lo alternativo”. Su pop melodramático, capitaneado por la voz profunda, viril y atormentada de Stuart Staples, conquistó a públicos sensibles y crítica entendida, desde que editaron su primer disco en 1993, y alcanzaron el estatus de banda fundamental con su tercer disco, ‘Curtains’ (1997). La banda ha continuado ajena a las modas e inasequible al desaliento, editando discos, componiendo bandas sonoras y actuando sin cesar. Ahora celebran el treinta aniversario de su primer disco con una amplia gira por España: 6 de enero, Logroño (Festival Actual), 9 de enero San Sebastián (Teatro Victoria Eugenia), 10 de enero Valencia (La Rambleta), 11 de enero Alicante (Aula de Cultura Fundación Mediterráneo), 12 de enero Murcia (Aula de Cultura Fundación Mediterráneo) y 13 de enero en Madrid (Inverfest).
Tengo programado un zoom con Stuart Staples, pero no consigue llegar a su portátil a tiempo, así que cambiamos por una llamada por whatsapp. Opción óptima, técnicamente hablando: la voz de Stuart llega clara, nítida. Como nítidas llegan su respiración cargada (parece bastante resfriado) y las caladas que le va dando a su cigarrillo. Lo que no es nada óptimo es que la agenda de Stuart está tan apretada que tiene que recortar mi tiempo a unos rácanos veinte minutos, que resultan escasos para abarcar tanta carrera.
La verdad es que hay muchas cosas por las cuales preguntarte. El año pasado editasteis vuestro último disco, que hace el número trece, ‘Distractions’. Habéis compuesto la BSO de la última película de Claire Denis, ‘Stars at Noon’ y os embarcáis en la gira del 30 aniversario de vuestro primer álbum… Así, que para empezar por algún lado, os preguntaré por Claire Denis. ¿Cuántas colaboraciones con ella lleváis ya?
Creo que esta es la número diez.
La primera fue en 1996, con ‘Nanette et Bonnie’. ¿Cómo empezó todo?
Fue ella quien vino a buscarnos. Después de un concierto en París en 1995 nos preguntó si podía usar nuestras canciones ‘My Sister’ y ‘Tiny Tears’ en su película. Y le contestamos: “¿Y por qué no hacer toda la banda sonora?”. Ahí empezó. No esperaba que [esta colaboración] llegara a ser tan larga y tuviera un efecto tan profundo en nuestro trabajo. No hay un pacto por el que tengamos que hacer siempre la música de sus películas; es algo que siempre representa un desafío, que empuja nuestra música en diferentes direcciones, que nos hace plantearnos muchas preguntas. Eso es lo que mantiene esta relación creativa viva. Y no la definiría como una relación cómoda, precisamente.
Eso es lo que quería preguntar: ¿por qué crees que tanto vuestra relación dura tanto tiempo?
Justo lo que he dicho, cada paso que damos es un gran desafío para nosotros. Por la manera en que Claire trabaja, pero con cualquiera: montadores, directores de fotografía, actores… Ella nos da espacio a todos para aportar algo a la película. Pero, a la vez, sabe exactamente qué es lo que está buscando. Nos da la libertad de trabajar con la imagen. Creo que es poco corriente que los músicos que trabajan en cine tengan este tipo de libertad, esta afinidad a la hora de colaborar.
Mi siguiente pregunta iba precisamente por ahí. Como banda, ¿qué os resulta más fácil? ¿Un disco o una banda sonora, que es algo más acotado por las imágenes? Aunque ya veo que Claire Denis os da carta blanca…
Muchas veces me equivoco y ella me explica por qué una pieza musical, un sonido o una nota están mal. Y he aprendido a saber cómo piensa ella. No es que ella acepte de inicio cómo veo yo las cosas, pero realmente sabe cómo empezar [a trabajar]. Muchas veces me siento afortunado cuando lo que acabo de hacer es justo lo que ella buscaba. De alguna manera, hacer una banda sonora es algo bastante parecido a hacer un disco y, a la vez, muy diferente. Porque cuando hacemos un disco de Tindersticks, la composición, todo, viene de nuestro interior. Es una afirmación de cómo te sientes, en este mundo y en este momento. Trabajar con Claire te inspira. Te inspira por lo que le interesa, por lo que busca en sus imágenes y tienes que recurrir a las emociones que [ella] despierta en ti. Pero no es la inspiración primaria, no sé si se entiende…
Sobre’ Distractions’, vuestro disco de 2021, leo que os lo tomasteis como una especie de divertimento durante la pandemia, ¿no?
Sí. No trataba de ser un resumen sobre la pandemia, ni remotamente. Pero, a la vez, el proceso [de grabación] se vio afectado por el aislamiento, claro. Estábamos de gira y de golpe nos mandaron a casa después de una prueba de sonido. Y nos tuvimos que separar y se quedó mucha energía remanente del tour. Necesitábamos que pasara algo, algo tenía que tirar para adelante. Y por eso el alumbramiento de ‘Distractions’ tuvo más que ver con esa energía creativa que nos quedó al haber parado en mitad de una gira. Y nos dio una razón para estar en contacto, intercambiar ideas y mirar hacia delante. Estar en diferentes países y tener un montón de tiempo nos hizo aprender, y nos hizo cambiar la textura de la música. Así que fue una buena experiencia, un buen momento en medio de toda esta mierda por la que todos tuvimos que pasar.
¿Dónde pasaste el confinamiento? ¿En Grecia?
No, en Francia. Tuve la suerte de poder estar en mi estudio.
Entonces, ¿grabasteis cada uno en su casa o lograsteis estar juntos para grabar el disco?
Trabajar a distancia es una buena manera de intercambiar ideas. Pero creo que para acabar la grabación se necesita estar juntos. Así que esperamos a que las restricciones se relajaran para grabar las diferentes partes de manera adecuada. Pero hubo momentos en que no pudimos, como cuando tuvimos que grabar la sección de cuerdas, en que no se me permitía ir a Londres. Así que ahí estaba Dan [McKinna] para grabar las cuerdas y yo estaba conectado a Skype, intentando hacer algo con él. Hubo obstáculos que tuvimos que superar, todo era muy difícil. Y cuando algo se pone muy difícil y tú lo quieres hacer desesperadamente, eso le da intensidad.
Sí, porque aunque el disco sea algo más relajado, ‘Man Alone (Can’t Stop the Fadin’)’, el primer tema, resulta muy opresivo… ¿Es un reflejo de cómo te sentías en ese momento?
Todo estaba hecho de momentos. Y la música [del disco] estuvo viva durante seis o siete meses y nos pedía movernos por lugares diferentes. Y estábamos cada uno sentado a solas en nuestras casas volviéndonos locos (risas). Así que ‘Man Alone’ forma parte de mi locura durante el confinamiento.
Las versiones también son bastante sorprendentes: ‘A Man Needs a Maid’ de Neil Young, ‘Lady With the Braid’, de Dory Previn, «You’ll Have to Scream Louder’ de Television Personalities, en unos registros muy diferentes de las originales. ¿Por qué escogisteis estas canciones y por qué las tocasteis así?
De alguna de ellas llevaba intentado hacer una versión como diez años o más. Quizás el confinamiento me dio el espacio para explorarlas, y todo se alineó. Y cuando las cosas suceden, hay que seguirlas. Estas canciones pedían tiempo y atención para explorarlas. Otras canciones originales [que habíamos escrito para el disco] no pasaron el corte, pero estas tres sí que nos llevaron más allá.
El último concierto que disteis en España, fue el 25 de febrero de 2020 en Barcelona, ¿no?
Sí, un gran recuerdo: volver a tocar en el Palau [de la Música]. Es un lugar magnifico para tocar, muy especial. Y esa noche para mí fue muy, muy especial.
Claro, porque nadie se esperaba lo que iba a llegar poco después… Así que ahora vais regresar a con la gira del 30 aniversario como banda, y tocaréis en muchas ciudades de España, pero no en Barcelona. ¿¿Por qué esta vez no tocáis en Barcelona??
Esto es mejor que se lo preguntes al promotor español (risas). Lo intenté, pero creo que los lugares adecuados [para tocar] no están disponibles, y si no están disponibles, es difícil poder visitar la ciudad… Además, con el confinamiento en 2020, logramos tocar en Barcelona, pero tuvimos que cancelar San Sebastián y estábamos preparando un concierto en Madrid que tampoco pudo ser, así que también sentíamos una responsabilidad hacia las ciudades que no pudimos visitar en 2020.
Además es la gira del 30 aniversario del primer disco. ¿Pensaste alguna vez que tendríais una carrera tan larga?
No. Nuestra historia está hecha de pasos, quizás de unos pocos saltos (risas). Tienes un alma, que necesitas explorar y encontrar, y tiene que estar en un puñado de canciones. Y con ellas haces un disco que refleja un tiempo específico de nuestras vidas. Y si miras a tu alrededor y vuelves la vista atrás, verás que hay trece álbumes así (risas). Así que mientras este grupo de gente siga interrogándose, buscando, siendo curiosa, esto seguirá vivo. Y si se pierde eso, se parará. Estoy seguro.
En 2019, cuando sacasteis vuestro disco ‘No Treasure But Hope’, en la hoja promocional decíais que nunca volveríais a ser una banda joven ni de rabiosa actualidad. Pero, mi pregunta es: ¿alguna vez lo pretendisteis? Cuando sacasteis vuestro primer disco, en 1993, estaba en boga el grunge, el College Rock y arrancaba el Brit-Pop. Y vosotros presentabais una propuesta muy diferente. Da la sensación de que nunca buscasteis el éxito comercial o “estar a la última”, ¿no?
Creo que si vas a pasar tu tiempo haciendo cosas, deben ser cosas que te lleguen. Lo que buscas ha de ser lo que te haga feliz, de alguna manera. Y ponerse a crear música pensando en qué puedes conseguir el éxito… Pues no me veo haciendo eso. Soy afortunado porque en los últimos treinta años he podido levantarme cada mañana pensado en música, ir a mi estudio y centrarme en ella. Y no habrá sido lo más fantásticamente comercial (risas) pero, a la vez, me hace sentir vivo. Y prefiero estar en esta situación que haber tenido un gran éxito en algún momento de estos treinta años y no sentirme vivo con la manera que tengo de ver la música ahora. Depende de lo que quieras y lo que estés buscando.
«Cuando algo se pone muy difícil y tú lo quieres hacer desesperadamente, eso le da intensidad»
Para cuando sacamos nuestro primer disco, a principios de los 90, fue cuando estaba acabando la escena de Seattle y lo que la gente llamó brit-pop estaba despegando. Y creo que esa pequeña brecha de tiempo, en que la prensa no sabía de qué escribir, y en que todo estaba abierto, fue un buen momento para que la música interesante tuviera espacio. También creo que hubo una parte de suerte: en aquel tiempo, en 1993, nos pidieron que teloneáramos a los Bad Seeds por Europa. Cuando miro hacia atrás, pienso que fue increíble para nosotros llegar a la gente con nuestra música por primera vez, algo que habíamos estado intentando por separado durante unos diez años. Fue una etapa increíble. Y aún pienso que la manera en me sentía mientras hacía el primer disco es como me sigo sintiendo ahora al hacer cualquier cosa. Eso no ha cambiado. Lo único que ha cambiado es todo lo que hay alrededor (risas).
Mi última pregunta es sobre algo que comentaste a mi colega Sebas en la anterior entrevista que disteis a la web en 2019, en que te dolías de que ‘Simple Pleasure’ fuera un disco que estaba infravalorado. ¿Crees que ‘Curtains’, que fue algo así como el hito de vuestra carrera, resultó a la postre al final una carga para la misma?
Creo que ‘Curtains’ fue el final de algo. No es que ahora me disguste ‘Curtains’, de ninguna manera. Pero creo que desde el primer disco habíamos ido refinando nuestro sonido, estábamos explorando ese espacio que habíamos creado de forma natural. Y hacer ‘Curtains’ fue como que eso ya había acabado, que no había más hacia dónde ir. Y creo que dar el paso de hacer ‘Simple Pleasure’ fue lo más importante. Si no hubiéramos sido valientes, si no hubiéramos dado ese paso, no estaríamos aquí haciendo música. Si nuestro cuarto álbum hubiera sido en plan “llevemos ‘Curtains’ más lejos”, no hubiéramos llegado a ninguna parte. Ya no había más preguntas que plantearse sobre esa música. Y no es tanto que yo crea que ‘Simple Pleasure’ sea mejor que ‘Curtains’, pero es que en ese momento fue tener la valentía de romper con algo que, sabes, había sido grande. Y todo el mundo en el grupo fue llamado a trabajar de una manera completamente distinta, la composición se trabajó de una manera muy diferente. Y de esto surgió algo completamente nuevo. Creo que fue el acto de cambiar lo que fue a la postre lo más importante en aquel momento.