Karmento persigue la aventura en la eufórica ‘Quiero y duelo’

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Karmento persigue la aventura en la eufórica ‘Quiero y duelo’

Cuando se revelaron los artistas participantes de Benidorm Fest se echaron de menos más propuestas dedicadas a modernizar el folclore patrio. Por algo soñábamos con llevar a Rodrigo Cuevas o a Maria Arnal a Eurovisión. Por este motivo, una propuesta como la de Karmento se desmarca necesariamente de todas las de la edición, y en la segunda semifinal de esta noche puede dar una sorpresa gracias a la puesta en escena trabajada con Javier Pageo, que ejerció de director artístico de Rayden el año pasado. Mientras, ‘Quiero y duelo’ se diferencia por su componente rabiosamente tradicional, a lo Tanxugueiras.

Pero Karmento no es cantareira y, por una vez, tampoco hace flamenco (de la misma manera que ‘Flamenco’ de Aritz no era flamenco), sino que canta seguidillas manchegas tan brillantes como ‘La manchega en la azotea’ o tan atemporales como ‘Danzar sobre la tierra’. Su reivindicación del campo, de la belleza de lo rural, está muy presente en su disco ‘Este devenir‘, y ‘Quiero y duelo’ parte del sonido de ese trabajo para adoptar forma de himno popular.

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Cuando unos «lololos» están bien integrados en una canción, sin sonar desesperados, sabes que se ha hecho algo bien. Es el caso de ‘Quiero y duelo’, que, con una enriquecida instrumentación de guitarras y percusiones tocadas con panderetas y castañuelas, nos cuenta una historia de liberación, en la que Carmen Toledo se va de casa y sigue la llamada del viento, sin intención de mirar atrás. En la poética letra, Karmento apela a la compañía y apoyo de sus padres, al destino y también a la seguridad de ese hogar que siempre nos cobijará cuando las cosas no vayan bien, cuando el «velero» ande perdido en medio del mar:

«Su madre lo vio muy claro y le dio unas alas, le dio unas alas.
Y su padre entre los miedos la acompañaba, la acompañaba.
Si tienes que buscar, anda y busca, siempre aquí tendrás tu casa.
Y el destino la enfrentaba a una jugada, que no pudo rechazar».

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‘Quiero y duelo’ se eleva de varias maneras, a través de su eufórica melodía, que se crece hasta llegar a un final épico, donde se cruzan varias melodías vocales; y también a través de la propia voz de Toledo, tan bonita y sabia como requiere la letra. Su voz está llena de esa dignidad rural, pero también moderna, que enarbola en sus canciones.

En palabras de Karmento, ‘Quiero y duelo’ habla sobre «la búsqueda del camino y la vocación y todas las dificultades que te encuentras por el camino». Y añade: «Esta idea del querer y doler por hacer algo, a lo que te aferras, lo que te motiva cuando estás en los peores momentos».

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