Lucinda Williams es una de las grandes figuras de la música americana. Como ella misma dice en un momento dado de esta charla, es una artista que ha llenado los espacios que había entre rock y country desde su debut en 1979.
2020 fue un año duro para ella: sufrió un derrame cerebral, del que se está recuperando. Pero esto no la frenó. A las pocas semanas estaba volviendo a ofrecer conciertos. Entre 2021 y 2022, además, lanzó una serie de compilaciones llamadas ‘Lu’s Jukebox’ para recaudar dinero para las salas de conciertos cerradas por la pandemia, en que hacía versiones de sus ídolos, de Bob Dylan a Rolling Stones, pasando por Tom Petty. Ha publicado hace poco en EEUU su autobiografía, ‘Don’t Tell Anybody the Secrets I told you’, que se editará en España bajo el título “No se lo digas a nadie’. Y este próximo 30 de junio aparecerá su nuevo disco, ‘Stories from a Rock N Roll Heart’, desbordante de pasión y rock’n’roll (¡claro!), una celebración de la música en todas sus vertientes: escucharla, componerla y tocarla. Cuenta con las colaboraciones de Bruce Springsteen y Angel Olsen.
Un poco antes podremos gozar del directo de Lucinda Williams en el Azkena Rock Festival (Vitoria-Gasteiz, 15, 16 y 17 de junio), en la única fecha que tiene en España. Comparte cartel con otras leyendas como Iggy Pop, Steve Earle, The Pretenders, Lydia Lunch o Melvins, entre otros muchos.
La entrevista se realiza vía zoom. Lucinda se materializa en su sala de estar en Nashville, Tennesee, junto con su marido (y colaborador) Tom Overby. “¿Me puedes traer un café,T om?”, pregunta Lucinda, mientras se coloca los auriculares y me dedica una gran sonrisa. No puedo evitar entrar por un momento en modo fan, y lo primero que le digo es que tengo muchas ganas de verla en el Azkena Rock Festival. Lucinda se toma con calma las respuestas, habla pausada, dice las palabras justas, sin alargarse demasiado y me dedica muchos “thank you”.
Mi primera pregunta es sobre tu nuevo disco, ‘Stories from a Rock n Roll Heart’, que saldrá el 30 de junio. El pasado 25 de abril apareció tu autobiografía, ‘Don’t Tell Anybody the Secrets I told you’. ¿Podemos decir que el disco y el libro son complementarios? Porque el disco parece también muy autobiográfico.
¿Qué quieres decir? ¿Que [el libro] es un reflejo del disco?
O el disco es un reflejo del libro…
Algo así, sí… Esa sería la respuesta: sí.
Las letras de las canciones giran en torno a la música: escucharla, componerla y, sobre todo, tocarla. De hecho, tiene atmósfera de directo. ¿Es así como querías que sonara?
¿Más rock’n roll? Sí. Fue intencionado intentar que sonara así. Estábamos todos juntos en la misma sala, así lo grabamos. En directo. Pero es así como hago todos mis discos. Normalmente lo hago todo yo. Pero esta vez decidí que fuera diferente y funcionó bastante bien. Trabajé en algunas canciones con mi marido Tom, también colaboré con Jesse Malin. Fue algo diferente, porque ellos me traían nuevas ideas. Por ejemplo, escribían alguna cosita, yo le echaba un vistazo y se me ocurría la melodía. El tema del disco es, al final, que la música te puede salvar, te puede rescatar.
Mi música siempre ha confundido a todo el mundo, porque cuando empecé decían que se situaba en los huecos entre el country y el rock. Así que me hice esta camiseta [la muestra, aunque solo alcanzo a ver la primera palabra]: “File under Rock” [“Archivar como rock”].
En este disco no disimulas tus influencias. Más bien quieres que queden bien patentes. Por ejemplo, ‘Let’s Get the Band Together’, que abre el álbum, suena a puro Rolling Stones.
¡A The Faces! Queríamos que sonara así. También queríamos que fuera como el estribillo: “Volvamos a juntar a la banda”. Quería que sonara como la gente en un bar cantando. Nada de voces perfectas. Solo gente de verdad cantando.
«No he sido capaz de tocar la guitarra, así que estoy practicando. Tengo que aprender. Afortunadamente, lo podré hacer de nuevo»
Sufriste un derrame en 2020. ¿Te sigue afectando?
Bueno, no he sido capaz de tocar la guitarra, así que estoy practicando. Tengo que aprender. Afortunadamente, lo podré hacer de nuevo. Pero por ahora tengo a mi banda respaldándome. Así que cuando toco en directo solamente salgo y canto. Pero está bien. Quiero decir: funciona y a la gente le gusta. Pero es tan diferente… Esto ha sido un reto porque, al no poder tocar, también es más difícil componer canciones. Tampoco he tocado en el disco. Solo canto y la banda está detrás. Normalmente, cuando grabo un disco también toco…
Precisamente, muchas de las canciones van sobre echar de menos tocar. Pero no has parado prácticamente de dar conciertos. ¿Cómo estás lidiando con las exigencias de tocar en directo en estos momentos?
Estoy bien. Creo que realmente me ayuda porque me da algo que hacer. Además, está el hecho de cantar. La música es muy sanadora. La verdad es que a todo el mundo le sorprendió cuando volví a salir a tocar tan pronto [Lucinda sufrió el derrame en noviembre de 2020. En diciembre ya estaba actuando de nuevo]. Pero yo me encontraba bien. Pensaba que tendría que actuar sentada, pero acabé haciéndolo de pie todo el rato. Mientras tuviera algo a que sujetarme en caso de que me hubiera sentido débil… Pero me encontré bien.
En este disco aparecen Bruce Springsteen y Patti Scialfa en ‘New York Comeback’. ¿Era la primera vez que colaborabais? ¿De dónde surgió la colaboración?
Sí, fue la primera vez que hicimos algo juntos en un disco. Jesse Malin contactó con Bruce Springsteen, porque los dos viven en Nueva York. Así que le preguntó y Bruce dijo que sí y vino con Patti Scialfa, su mujer.
‘This Is Not My town’ es una de mis canciones favoritas. ¿Es la canción política del disco? [Parte de la letra dice: “¿Puede ver alguien qué está sucediendo? Ahora están sacando a los payasos. Esos es lo que sucede. Para interpretar todos tus miedos y decirte lo que quieres escuchar”.] ¿A qué ciudad te refieres?
En realidad es una canción muy anterior. Cuando la escribí por primera vez, era realmente lenta, así que la convertí en esta otra cosa. ¿Y qué preguntas? ¿Cuál es la ciudad que me preocupa?
Sí…
OK. Creo que estaba viviendo en Austin, Texas cuando la escribí hace mucho tiempo. Pero no iba tanto sobre la ciudad, sino sobre una persona (pausa). ¡Es difícil de explicar! Lo siento, esta no ha sido una buena respuesta (risas).
‘Never Gonna Fade Away’ es también, autobiográfica, ¿no? Muestra tu pulso contra la depresión, una enfermedad de la que sufres episodios.
Sí. [ese pulso] es algo que aparece siempre que compongo y canto. Es muy terapéutico.
En ‘Rock and Roll Heart’ hablas de epifanías musicales. De escuchar una canción y descubrir que acabas de encontrar algo que ni siquiera estabas buscando. ¿Cuál fue tu primera epifanía?
Cuando tenía doce años, en 1965, y escuché a Bob Dylan por primera vez. Su disco ‘Highway 61 Revisited’ me voló la cabeza. Fue entonces cuando supe, cuando dije: “quiero escribir canciones así. Quiero hacer lo que él hace”. Aunque solo tuviera doce años. Esa fue la primera vez. Ese fue el primer disco que tuvo un impacto de verdad en mí.
¿A quién va dedicado ‘Stolen Moments’? ¿A Tom Petty?
Sí. Hice con él sus últimos conciertos en el Hollywood Bowl en Los Angeles. Es muy triste. Esto me pone muy triste…
También hablas mucho sobre el arte de hacer canciones. ¿Cuál es tu rutina compositiva (¡si es que tienes alguna!)?
No, no tengo ninguna. Soy bastante espontánea. Me gusta tener papel y bolígrafo todo el rato porque nunca sé cuándo se me va a ocurrir algo, y así poder escribirlo… Siempre estoy escribiendo y anotando cosas, y me guardo todo. Así más tarde puedo consultarlo. Pero no tengo una planificación, como esa gente que se levanta y escribe de 9 de la mañana a 5 de la tarde o algo así. Yo simplemente lo hago cuando me apetece.
«Con Bruce Springsteen me siento más bien alumna. Y también con jóvenes artistas como Margo Price o Angel Olsen, aunque me tuviera que sentir más como maestra (risas)»
Eres ya una leyenda, pero escuchando el disco parece que a día de hoy aún te consideres alumna de muchos de tus ídolos. ¿Pero no te sientes ya maestra? Porque ya eres referencia de multitud de artistas, como Angel Olsen y Margo Price, que colaboran en este disco, M. Ward, Sharon Van Etten, Ezra Furman, largo etc.
Bueno, depende de con quién trabaje. Con Bruce Springsteen me siento más bien alumna. Y también con jóvenes artistas como Margo Price o Angel Olsen, aunque me tuviera que sentir más como maestra (risas).
‘Jukebox’ es muy bonita y melancólica. Hablas de un bar que tiene un jukebox y que echas de menos. También pareces echar de menos descubrir música así, en bares y jukebox. En esta época en que casi todo lo escuchamos a través de internet, ¿crees que aún hay sitio para los jukebox a día de hoy?
Sí, definitivamente hay sitio para los jukeboxes hoy en día. Encontramos este sitio en Nueva York que tenía un jukebox genial, con blues y cosas así. Solíamos ir allá, poner un montón de monedas y escuchar y escuchar durante horas. Me encantaba. ¡Me encantan los Jukebox! (risas).
¿Y cómo será tu concierto en el Azkena Rock Festival?
Tocaremos canciones del último disco, pero también intentaré que haya un poco de cada disco. Y hacia el final del set siempre volvemos y hacemos unos bises, suelo tocar ‘Joy’. También hago un montón de canciones para acompañar dando palmas (risas). Y una versión de Neil Young, ‘Rockin in the Free World’. La solemos tocar al final. Adoro esta canción. Y voy hacia el borde del escenario, y hago que la gente la cante, y dé palmas y todo eso.