La invasión 3D de Eric Prydz, y la fábrica de hits de Bad Gyal, dominan Sónar 2023

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La invasión 3D de Eric Prydz, y la fábrica de hits de Bad Gyal, dominan Sónar 2023

El Sónar ha llegado a su última jornada este sábado con los esperados shows de Eric Prydz, Bad Gyal o Amelie Lens. El festival ha reunido a 120.000 asistentes a lo largo de sus tres días, 51.000 en Sónar de Día y 69.000 en Sónar de Noche. Ya tenemos fechas de la edición de 2024, que se celebrará los días 13, 14 y 15 de junio.

La programación de Sónar de Día el sábado invita a ir picando y descubriendo diferentes propuestas. En SónarPark, Nusar3000 está tirando sus beats de Jersey club, UK garage y kuduro y, escondido bajo una capucha de esgrima, se lo pasa tan bien pinchando como el público bailando. En SónarHall, paralelamente, Perera Elsewhere -con tres músicos en el escenario- ralentizan el tiempo con una propuesta de trip-hop acuático que suena realmente inspirada en Portishead, pero con canciones menos definidas que se terminan confundiendo en una masa sónica que invita al tedio, más bien.

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Más acción ofrece Leïti Sène en el escenario de SónarPark, aunque el público no parece muy impresionado. Él sabe animar el ambiente aunque sea “un poco pronto” -a media tarde- y sobre el escenario exhibe una confianza que ya querrían para sí muchos artistas. Aunque el truco de sacar a dos bailarinas contorsionistas que aparecen y desaparecen del escenario parece algo pasado de rosca.

Sergio Albert

La sorpresa de la jornada la da Lolo & Sosaku. Parece que hay curiosidad por descubrir su propuesta: la cola para entrar a Stage+D es larguísima. Es la primera vez que tengo que hacer cola para entrar en este escenario. La expectación es máxima… y seguro que cualquier expectativa no se corresponde con la realidad. Nos sorprende un show de puro ruido esculpido que, situado a medio camino entre la instalación artística y la improvisación, logra ser todo un espectáculo. Lolo & Sosaku echan mano de un arsenal de cachivaches industriales -algunos de los cuales echan chispas- y no dudan en invadir la pista cuando le viene en gana, involucrando al público. Mientras, una siniestra película western protagonizada por el dúo se proyecta en las pantallas. Atrincherados detrás de sus mesas de sonido, Lolo & Sosaku se hablan al oído, negocian su siguiente paso in situ y parecen dos científicos locos atrapados en un reactor nuclear (sobre todo Sosaku, al que le da por fumarse cinco cigarrillos a la vez). La escena es delirante, como una fábrica de hierro y acero musical, música industrial en el sentido literal de la palabra.

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Sergio Albert

Otro de los conciertos destacados de la jornada, ahora en el Cómplex, es el de Lucrecia Dalt. Sus canciones, tan elegantes y misteriosas, se crecen en directo y crean un universo en sí mismo. Lucrecia canta y toca el sampler y su percusionista, Álex, acuartelado en sus instrumentos, toca las congas, las maracas y lo que parece una batería deconstruida, colocada en vertical, con el tambor suspendido en el aire. Mientras Lucrecia susurra sus melodías y nos emboba con sus frecuencias y subgraves hipnóticos, Álex aporrea las percusiones con auténtica pasión y verle es un espectáculo en sí mismo: mientras Lucrecia mantiene la compostura, Alex enloquece. Las canciones fluyen como agua, el “world building” nos lleva a algún lugar oscuro y húmedo en medio de la naturaleza, algunas canciones parecen una versión “slowed and reverbed” de Yma Sumac o Les Baxter, otras recuperan el espacio tétrico y liminal del disco anterior de Lucrecia, con voces distorsionadas que parecen rescatadas de algún lugar periférico del inconsciente. La respuesta del público es fervorosa.

Clara Orozco

Inaugurando el Sónar de Noche, Undo mete su tralla tecno y calienta motores para el show más importante de la jornada. Porque podemos hablar de Aphex Twin todo lo queráis, pero lo de Eric Prydz es una bestialidad. El DJ presenta ‘HOLO’, probablemente uno de los shows audiovisuales más importantes del mundo, en el que se proyectan imágenes en 3D espectaculares y hologramas sobre el público. El inicio pone los pelos de punta: cuando la pista se convierte en un océano de teléfonos móviles que capturan los primeros segundos del show, la primera imagen que emerge de la pantalla es la de un teléfono gigante que nos graba a nosotros. Es como un reto entre Dios y el pueblo, a golpe de iPhone.

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Ninguna descripción de ‘HOLO’ hará justicia a la realidad. Los visuales son en todo momento impresionantes: vemos portales industriales que nos llevan hacia otra dimensión, ciberhéroes con tentáculos, astronautas perdidos en el espacio, satélites que proyectan luces láser, fumigadores que nos bombardean con sus chorros de humo… La música, por su parte, está perfectamente sincronizada con la acción visual, y el house progresivo de Eric Prydz sirve de perfecto fondo para lo que sucede en las pantallas. Había ganas de ver un espectáculo de este calibre que no fuera el de los Chemical Brothers por quinta vez y no ha decepcionado en absoluto.

Clara Orozco

Para mi pesar renuncio al set de Koreless (autor de uno de los mejores discos de electrónica de 2021, ‘Agor‘) para no perderme el estreno del show ‘AOVE’ de Samantha Hudson. Ella está totalmente en modo diosa presentando las canciones de su nuevo EP y su entrega en el escenario es visceral y absoluta. Acompañada por un grupo de bailarinas en tetas, Hudson pone patas arriba el SónarCar con sus ritmos makineros, el estribillo de ‘Maricón’ y sobre todo con el pepinazo de ‘Adicta al sonido’. En su faceta de pop star incluso recuerda a Lady Gaga pregonando por el amor y la libertad, animándonos a ser nosotros mismos. Samantha Hudson se deja la piel en el escenario y demuestra que se ha convertido en una gran performer.

Fernando Schlaepfer

Claro que, para pop star, Bad Gyal. También en modo diosa, Alba Farelo defiende su arsenal de hits con ese aire “cool” y distante que le caracteriza. Desganado, quizás, en algunos puntos, deliberadamente o no. Algunos dirán que esa es la gracia, otros que Bad Gyal le podría poner más ganas a las coreografías. A la mayoría le da igual: Farelo solo nos tiene que enseñar el culo y hacer twerking para volvernos locos. Y la acción escénica, entre bailarines y el uso de plataformas, está perfectamente medida. La evolución respecto a lo visto hace unos años en el Sónar de Día es exponencial, como ya demostró Farelo en sus conciertos en el WiZink y el Palau de hace unos meses.

La propuesta de Bad Gyal es curiosa. Como pop star parece algo disociada de su papel. A nivel escénico son sus bailarines quienes realmente se comen el escenario. El segmento de voguing es especialmente agradecido. Bad Gyal, por contra, asume esa pose de frialdad que vemos por ejemplo en Rihanna, su gran referente. Sin embargo, Bad Gyal tiene algo único: sus canciones son tan autorales, tienen una firma tan personal, y su repertorio de hits es ya tan abultado, que esa frialdad termina siendo lo de menos. Farelo es como una cantautora disfrazada de pop star, realmente, solo que en lugar de colgarse una guitarra, baila dancehall con una peluca de rubio platino. De ‘Flow 2000’ a la coreada ‘Fiebre’ pasando por el remix (aún inédito) de ‘Chulo’ con Tokischa, el repertorio habrá dejado a muchos afónicos.

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