Siempre se está a gusto cuando se está en casa. Esta es la frase que resumiría la primera jornada de Tomavistas 2023. El festival insignia de Madrid vuelve al parque Enrique Tierno Galván en su séptima edición, tras reubicarse en IFEMA el año pasado, y lo hace con una jornada marcada por la búsqueda de sombra (que también se dará en los dos días restantes) y el buenrollismo.
Para empezar, fue un tanto frustrante topar con las coincidencias típicas de estos eventos. Si ya me fue complicado elegir entre Shego y Queralt Lahoz, de la cual me habría gustado ver más, lo de perderme a Judeline por ver a Depresión Sonora no me hizo ninguna gracia. Es el único pero que podría poner a algo relacionado con la organización del evento, que ofreció un ambiente amistoso y familiar, unos precios decentes para un festival y una variada selección de puestos de comida y bebida. Eso, y la falta de fuentes de agua potable, lo cual han anunciado desde la organización que ya se ha solucionado. Según explican en Instagram, hubo “retrasos en el montaje” por la tormenta del miércoles, afectando a la previsión de agua.
Alrededor de las 20:15, ‘Bienvenido Al Caos’ sonaba en el escenario 2, dando comienzo a un espectáculo lleno de bailes tristes para delincuentes y demostrando que Depresión Sonora no hace música generacional, sino universal. Y si no, que se lo digan a todas las personas de mediana edad que estaban bailando al son de ‘Hasta Que Llegue la Muerte’ al lado de chavales de 20 años.
Crespo tocó sobre todo temas sacados de su último disco, ‘El Arte de Morir muy Despacio’, pero también desplegó clásicos como ‘Ya No Hay Verano’, ‘Gasolina Y Mechero’ o ‘Apocalipsis Virtual’. Esta última con dedicación al recién fallecido Unabomber. Con solo dos guitarras (a veces), un bajo y un track de percusión, Crespo consiguió conectar totalmente con el público. Debe ser porque es ‘Como todo el Mundo’. Incluso mi acompañante, que no estaba nada familiarizadx con Depresión Sonora, al verlo salir soltó: “¡Pero si es un chaval normal!”.
Ginebras y La La Love You, como era de esperar, fueron los conciertos más multitudinarios. A ojo, yo diría que Ginebras se coronaron como las reinas del primer día. Se trataba de su primera vez en Tomavistas y, aprovechando que está reciente el tema, no tuvo nada que ver con lo que experimentaron en O Son do Camiño. Todo el mundo estaba allí para verlas y si no, ellas podían ganarse a cualquiera gracias a la potente colección de temas que poseen. Bailongos y cercanos a partes iguales. Magüi, Sandra, Raquel y Juls estuvieron igual de carismáticas y habladoras que siempre, bromeando sobre cómo su decorado (una especie de montaña rusa) es una parte de la nueva atracción de la Warner o abriéndose al público y contando lo felices que están tocando en Tomavistas, pese a estar pasando “por un momento personal bastante jodido”. ‘Muchas gracias por venir’, ‘La típica canción’ y una cover de ‘Con Altura’ fueron los momentos musicales más destacados.
Los shows de Ginebras y La La Love You fueron similares, en el sentido de que ambos tuvieron un decorado superior al resto, visuales curradas, derrocharon personalidad y regalaron un sólido concierto. En el caso de La La Love You, estos entregaron un set lleno de hits para seguir sudando en la calurosa noche de Madrid, una acertada versión de ‘Tenía tanto que darte’ y mucho carisma, riéndose un poco de Piqué (“Menos mal que sois Team Shakira”) y Bizarrap (“La nueva de Bizarrap con Rauw, un poco floja, ¿no?”). ‘El Fin del Mundo’ fue el petardazo final perfecto para mandar a la gente a casa de buen humor. Seguido muy de cerca por el momentazo que fue ‘El Principio de Algo’. Sin embargo, tuvieron la mala suerte de tocar después de Carlangas.
Yo tenía muchas ganas de ver a Carlangas, pero no me esperaba para nada el espectáculo que iba a presenciar. Un concierto en el que es imposible que recuerdes tus problemas, que tiene a un Carlangas incapaz de parar de pasárselo bien, a una impecable banda que eleva las canciones a otra dimensión como es Mundo Prestigio, y un repertorio que cubre tanto el primer proyecto en solitario del gallego como algunos de los mejores temas de Novedades Carminha (‘Cariñito’, ‘Te Quiero Igual’, ‘Ya No Te Veo’). Suena ‘Se Acabó la Broma’, y mientras estás alucinando por cómo suena en directo, te das cuenta de que el saxofonista acaba de encender una bengala de humo. Esto, nada más empezar. Momentos de autotune, solos de saxo, sintetizadores, cumbia, inesperado colofón con ‘Mr. Saxobeat’, ‘Freed from Desire’ y ‘Verbena’ seguidas y hasta momentos emotivos, como el que protagonizó el hijo de Pereiro: “Es la primera vez que viene a verme mi hijo de dos años y en una hora está de cumpleaños”. Acto seguido, le dedicó una versión acústica de ‘Hola, mi amor’ de Nyno Vargas. Hubo tantos momentos a destacar que me falta espacio.
Se nota que Carlangas es el artista más veterano de la jornada. Por algo la mayoría de compañeros de cartel lo han nombrado en sus conciertos al hablar de lo emocionados que están de tocar en el Tomavistas. Carlos Pereiro no congregó a tanta gente como otros, pero ellos se lo pierden. Carlangas dio fin al bolo, y prácticamente a la velada del jueves, gritando a los cuatro vientos algo que deberíamos recordar todos de vez en cuando: “¡Viva la vida, me cago en dios!”.