Hacía mucho tiempo que entre los estrenos cinematográficos no se colaba una película capaz de desatar tanta expectación y curiosidad como ‘Barbie’. Su mastodóntica campaña publicitaria ha hecho de ir a verla prácticamente un ritual donde cientos de personas se han vestido de todas las tonalidades de rosa imaginables para ver cómo Greta Gerwig (‘Lady Bird’, ‘Mujercitas’) daba vida a la mítica muñeca. Pese a haber visto decenas de imágenes promocionales durante meses, lo que podría salir de ‘Barbie’ seguía siendo un misterio que ansiaba ser descubierto.
La película propone a Margot Robbie, ejemplo superlativo de belleza canónica, como la Barbie Estereotípica: blanca, rubia, delgada, guapísima. En su hábitat, Barbieland, todo es de color de rosa, un lugar en el que nada cambia y poblado por miles de Barbies y Kens de diferentes razas, ellas con profesiones de importancia (porque Barbie con el paso de los años ha sabido adaptarse a las sensibilidades de los nuevos tiempos). En este mundo alegre y pop, las Barbies lo son todo, y los Kens… son solo Kens.
A nuestra protagonista, su colorida perfección le dura poco. Sus talones tocan el suelo por primera vez, dejando de estar en una continua posición de puntillas. Además, le invaden pensamientos intrusivos sobre la muerte. Está claro que algo que no va bien, por lo que no le queda otro remedio que ir al mundo real a encontrar a la niña que está jugando con ella para recuperar su normalidad perdida.
Gerwig imagina una sátira feminista y firma una simpática comedia que utiliza su humor absurdo para trazar un rotundo mensaje social. Aunque a este le falte algo de garra y mordacidad, es de celebrar que una superproducción de estas características no se parezca realmente a nada. Tanto en su concepto como en la ejecución, ‘Barbie’ es una cinta única y, en cierta medida, arriesgada. Esa extrañeza tan característica que da lugar a escenas divertidas y originales se ve en ocasiones opacada por las convenciones narrativas de una subtrama que no funciona. Cuando Barbie y Ken salen al mundo real y la película decide poner su foco en las complicaciones de una relación maternofilial para engalanar su reivindicación política, se convierte en algo mucho más mainstream y mucho menos interesante. En ‘Barbie’ hay una continua dicotomía entre la libertad creativa que supuestamente ha tenido la cineasta y los intereses corporativos que se encuentran detrás de un proyecto como este.
‘Barbie’ sirve en gran medida para lavar la imagen de la muñeca de Mattel, revirtiendo el discurso progresista que le acusó de reforzar unos estándares de belleza imposibles y perjudiciales para las niñas, y demostrando que al igual que los tiempos han cambiado, las Barbies también. La marca aprovecha para hacer un poco de autocrítica (mediante un par de diálogos y situaciones que deja el guion) y salir renovada.
Es posible que ‘Barbie’ no sea la exaltada celebración de cultura pop que cabría esperar -precisamente porque se desvía hacia lo publicitario, preocupándose en exceso de subrayar por activa y por pasiva su mensaje- pero sí consigue crear alguna imagen para el recuerdo, sobre todo gracias a sus dos protagonistas. Margot Robbie encarna de manera brillante a la Barbie Estereotípica y es especialmente destacable a nivel interpretativo la progresión humana en su forma de moverse desde que comienza la película hasta que conoce el mundo real. Por otro lado, Ryan Gosling es un Ken excelente, derrochando carisma y gracia en cada una de sus escenas.
Una parte muy importante de la campaña publicitaria de Barbie se basó en la música, con una banda sonora formada por algunos de los nombres más interesantes del mundo del pop actual, y la película le brinda un momento de protagonismo a todos ellos. El número de ‘Dance the Night’ de Dua Lipa está particularmente bien integrado, así como la preciosa balada ‘What Was I Made For?’ de Billie Eilish que suena hacia el final de la cinta o el psicodélico tránsito de Barbieland al mundo real de la mano de Tame Impala y su ‘Journey to the Real World’. No tanto la mejor canción de todas: ‘Angel’ de PinkPantheress, que se conforma con una breve y decepcionante aparición entre escenas.
En ‘Barbie’ conviven el lado más prometedor del nuevo Hollywood (uno feminista, desenfadado, libre de estereotipos de género) con el más clásico y rancio (con subrayados innecesarios y humor pasado de moda). Pese a todo, Greta Gerwig logra dotar al proyecto de personalidad, inyectándole sus preocupaciones feministas y esperando que su mensaje igualitario haga mella en espectadores de todas las generaciones. Al final, aunque la ‘Barbie’ tenga algún que otro defecto de fábrica, se le acaba cogiendo el suficiente cariño como para no ir a devolverla.