Música

Bad Bunny / nadie sabe lo que va a pasar mañana

Bad Bunny no es feliz. Solo cuando se pone a ver fotos viejas. Hace tiempo que no ve a su terapista. Se siente solo a veces, no tiene a nadie al lado. La industria le aburre y piensa retirarse a los 33. Se siente solo -insiste-, incluso en un estadio con 100.000 personas. Estas son algunas de las muchas confesiones que escuchamos en su nuevo disco, un nuevo compendio de hasta 22 canciones y más de una hora de duración, un nuevo testimonio de hasta qué punto le gustan las cosas bien grandes. Anden, o no anden.

El caballo que ganó un millón de dólares en Puerto Rico (‘Vuelve Candy B’), dos jugadores de lucha libre del mismo lugar (‘Thunder y Lightning’) y los corredores de Fórmula 1 (‘MÓNACO’) son a quienes Benito se equipara en este momento de enorme éxito profesional. Varias veces en este proyecto menciona a Michael Jackson, se ve en la liga de Rihanna y Madonna, a la que samplea en ‘VOU 787’, va por ahí con un equipo de seguridad como el de Joe Biden. ‘Un verano sin ti‘, en español y todo, lideró el Billboard 200 durante semanas y semanas tras su edición el año pasado. Ha sido su pelotazo definitivo, el que le acerca a ser lo que en el mundo anglosajón se llama «billonario», y que le permite un nuevo juego de palabras en ‘NO ME QUIERO CASAR’: «Ya mismo me hago bi, sin dejar de ser hetero». Pero no, todo ese dinero no le ha dado la paz, como se encarga de narrar durante los 6 minutos que dura el primer corte de este proyecto, ‘NADIE SABE’.

Estamos en ese momento ante un Bad Bunny más espiritual, algo perceptible en el tono de la canción, en los arreglos de cuerda, o en el final coral inspirado aparentemente en el Kanye West más religioso. La letra, como todo el disco, es un armatoste de contradicciones. Por un lado, farda de ser «la estrella más grande en el mundo entero». En la frase siguiente dice que no le importa. Si te preguntas por qué entonces se pasa el resto del disco recordando sus logros estadísticos, esto es solo el principio. En un momento dice que no es reggaetonero ni trapero, pero luego aparece casi todo el álbum a un beat de trap pegado. En otro parece aceptar que «siempre alguien te va a amar y siempre alguien te va a odiar», pero luego no deja de cargar contra sus «haters», muy especialmente contra los podcasters que le han criticado. Un tema que aparece hasta en 3 de estas composiciones, como si importara muchísimo lo que en un podcast se dijera de Bad Bunny.

Estas contradicciones son habituales entre los raperos, siempre divididos entre la fanfarronería y la falta de autoestima. A cada frase de autoafirmación sucede una que es vulnerabilidad pura y dura. Bad Bunny no nos está contando nada que no nos hayan contado antes otras superestrellas: que la fama y el dinero no dan la felicidad. El foco está más bien, pues, en cómo nos lo cuenta. Y hay cosas positivas y menos positivas en este ‘nadie sabe lo que va a pasar mañana’.

Entre las positivas, Bad Bunny ha dejado al mundo helado al reivindicar la figura de Charles Aznavour en su nuevo single ‘MÓNACO’. El artista francés de origen armenio tuvo su discografía en inglés o incluso en español, pero digamos que no es la referencia más obvia. Benito sorprende con un sample de ‘Hier encore’, un tema de 1964, en el que Aznavour precisamente lamentaba haber desperdiciado su juventud haciendo el tonto. Tiene todo el sentido porque Bad Bunny se pasa todo este disco haciendo el tonto. Hablando de chingar sin parar, quizá como refugio para su propia depresión. Muy a menudo, recordando al protagonista de ‘Shame’

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Entre las negativas, la producción de compañeros como MAG, ARGEL o La Paciencia no deja tantos momentos imaginativos como ‘MÓNACO’. Si los discos de Bad Bunny se han ido significando por su ruptura de barreras entre géneros, por canciones que cambiaban de registro de manera tan icónica como ‘Safaera’, este «nadie sabe…» tiende a caer en los arquetipos más básicos del trap, sin las decoraciones de bossa nova, salsa o merengue de otras ocasiones. En ese sentido, suena como un proyecto algo más oscuro.

Pese a la decepción que supone esta nueva era algo exenta de lustre, color, sorpresa, ‘nadie sabe lo que va a pasar mañana’ vuelve a despuntar por encima de la media gracias al excelente flow de Bad Bunny y a su talento para rapear, a su capacidad para engorilarte (esa mención de Messi y Maradona), entristecerte (‘NADIE SABE’ se acerca a ser su ‘René’ particular), o simplemente hacerte llorar de risa, como cuando compara su «bicho» recién rasurado con la cabeza de Caillou.

Esto sucede en ‘FINA’, una de esas colaboraciones -en este caso con Young Miko- que Bad Bunny se merienda; como poco después ‘HIBIKI’ con Mora, que agradece un beat más abiertamente techno. Y es que aunque sean minoría en el álbum, hay una serie de canciones diferentes que animan la secuencia, por mucho que el público esté corriendo a devorar casi que el único tema de reggaeton de todo el álbum, la pista 19, ‘PERRO NEGRO’ junto al colombiano Feid. Y yo pensando que el reggaeton se estaba pasando de moda

Esas canciones que no tendrán tantos plays como ‘PERRO NEGRO’, pero le dan al álbum un toque de color son ‘CYBERTRUCK’, con su ritmo acelerado de dance noventero, en sintonía con el single de club rap ‘WHERE SHE GOES‘; el divertidísimo R&B de ‘LOS PITS’; ‘NO ME QUIERO CASAR’, como tocada por los sintetizadores de alguna banda de electrónica europea, acaso Kraftwerk, acaso Chemical Brothers; o la oscuridad de ‘BATICANO’. Un tema este en el que recuerda que él no ha inventado ni la marihuana ni el sexo, en una letra tan pasadísima de rosca como para concluir «Le doy por donde hace pipí y por donde hace popó». Desde que Bad Bunny hizo un vídeo sobre la violencia de género y llevó la causa trans a Saturday Night Live, le perdono casi cualquier cosa, pero ojo porque en este disco ya se atreve hasta a lanzar un beef a la empoderada Shakira: «Ahora los hombres lloran, sí, pero sin parar de facturar».

En su búsqueda de sí mismo, Bad Bunny a veces transita por territorios complicados. Lo que más parece reconfortarle es hablar de Puerto Rico, volver a su adolescencia, a su barrio, a la música que descubrió de pequeño. A falta de ver qué escriben en Estados Unidos sobre la referencia a ‘Amante Bandido’ de Miguel Bosé, ‘NO ME QUIERO CASAR’ incluye también un sample de ‘Hey Girl’ de Frankie Boy, de la mixtape ‘Playero 40’, fundamental en la historia del reggaeton; se nota que le reconforta el regreso a la calle, con Arcángel, De la Guetto y Ñengo Flow en ‘ACHO PR’.

Muy beneficiado por publicarse una semana después del disco nuevo de Drake, frente al cual suena de lo más entretenido, adictivo, a veces delirante, a veces profundo, ‘nadie sabe lo que va a pasar mañana’ va a dejar unos nuevos cuantos hits para Bad Bunny. Si fuera un disco de Michael Jackson, sería ‘Dangerous’. Puede que empiece a repetirse y su luz a apagarse, sí, pero es que cuando mola, sigue siendo el puto amo.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: bad bunny