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Pros y contras de ‘Romancero’, el debut del director de los videoclips de Rosalía o C. Tangana

El proyecto prometía: una serie de terror sobrenatural escrita por el reputado guionista del fantástico español Fernando Navarro (‘Venus’, ‘Verónica’, ‘Orígenes secretos’) y dirigida por Tomás Peña, miembro de Manson, el colectivo responsable de videoclips para Rosalía, C. Tangana, Katy Perry, Arca… bajo el paraguas de Canada. La serie, acompañada por una cartelería muy atractiva, con ecos del fantaterror español, fue presentada en el festival de Sitges. ¿Ha cumplido ‘Romancero’ (Prime Video) las expectativas?

Lo mejor de ‘Romancero’
1. Su ambición temática y estilística. García Lorca, vampirismo a lo ‘Déjame entrar’, cultos religiosos (con autobús propagandístico a lo HazteOir), comedia costumbrista, folclore andaluz, thriller policial fincheriano, realismo social, anime, canis en moto… No se puede decir que el tándem Peña-Navarro haya optado por seguir el camino más seguro. ‘Romancero’ es una gozosa heterodoxia articulada con elementos de serie B. Una ficción visualmente por encima de la media, que se puede ver como una salpicadura (o mordisco) de ‘Malaventura’ (Impedimenta), el libro de relatos donde Navarro mezclaba todo tipo de referentes, con el ‘Romancero gitano’ como principal fuente de reformulación.

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2. Su inspirado reparto. Para ser la primera vez que Tomás Peña se enfrentaba a la dirección de actores, no le ha ido nada mal. El director demuestra tener muy buen oído para que los diálogos suenen naturales, sobre todo los más costumbristas, y muy buen ojo para rodearse de intérpretes –Belén Cuesta, Willy Toledo, Alba Flores, Ricardo Gómez– de probada solvencia dramática. El divertido «¡Menuda mierda de cuartelillo!» que suelta el guardia civil que encarna Toledo nada más empezar ya nos avisa del buen nivel general de las interpretaciones.

Lo peor de ‘Romancero’
1. Se queda muy corta. ‘Romancero’ se compone de seis episodios de media hora. Tres horas para combinar tantos personajes, elementos temáticos y códigos genéricos son claramente muy pocas. La serie quiere abarcar demasiado en muy poco tiempo. El resultado es un fuerte desequilibrio tonal. Pasar con tanta rapidez de dramas familiares a fenómenos sobrenaturales, de diálogos humorísticos a escenas de abuso policial, de una estética fantástica a una hiperrealista, provoca un cortocircuito narrativo que termina desactivando en parte el mecanismo dramático y estilístico de la serie.

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2. Su (caprichosa) estructura narrativa. ¿Por qué ‘Romancero’ está contada como si se les hubieran traspapelado las páginas del guion? Es difícil encontrar una justificación dramática a esta decisión. Por un lado, resulta repetitivo. Nos cuentan las cosas dos veces: una de forma sugerida y otra explícita (ejemplo: la paliza al chico protagonista). Bastante adaptadas al público TDAH vienen las ficciones plataformeras como para encima añadir más subrayados. Por otro, da la sensación de artificiosidad, de que está hecho un poco por moda, por darle una complejidad a la trama que no tiene, para generar una tensión dramática de forma facilona.

La serie, como era de esperar, tiene un final abierto. La propuesta es atractiva, inusual en el panorama de las series españolas, y da para más. Una segunda temporada (aun no confirmada, Navarro está inmerso en la preparación de la película sobre Los Planetas de Isaki Lacuesta) podría ajustar desequilibrios y terminar de configurar ese universo propio, gótico-andaluz, que se apunta en esta primera temporada.

El proyecto prometía: una serie de terror sobrenatural escrita por el reputado guionista del fantástico español Fernando Navarro (‘Venus’, ‘Verónica’, ‘Orígenes secretos’) y dirigida por Tomás Peña, miembro de Manson, el colectivo responsable de videoclips para Rosalía, C. Tangana, Katy Perry, Arca… bajo el...Pros y contras de ‘Romancero’, el debut del director de los videoclips de Rosalía o C. Tangana