Mary Weiss, última gran leyenda viva del sonido girl group

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Mary Weiss, última gran leyenda viva del sonido girl group

Con la muerte de Mary Weiss de hace unos días acabamos de perder a la última gran leyenda viva del sonido girl group, después de la desaparición casi exactamente dos años antes de Ronnie Spector, de las Ronettes.

A diferencia de ellas, las míticas –aunque menos recordadas– Shangri-Las aparecieron en el período final de la era del pop vocal, y exhibían una actitud más desafiante, mascando chicle, vistiendo con chupas de cuero, y cantando sobre muerte, amor y más muerte. Con un origen bien humilde en el barrio neoyorkino de Queens, las chicas tenían calle.

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Su sonido también las distinguía: frente a los arreglos edulcorados del sector más tradicional del pop vocal, y también a diferencia del expresionismo reverbcore de la factoría de Phil Spector, las producciones de su gran factótum -el productor Shadow Morton- eran compactos micro-dramas adolescentes que incluían diálogos casi cinematográficos y hasta efectos de sonido. En combinación con melodías fabulosas, sus hits sonaban directos y contundentes –en consonancia con sus temáticas– consiguiendo que su singular legado influyese en el punk y en muchos otros artistas y estilos, a lo largo de al menos cuatro décadas.

Las obras maestras más conocidas de las Shangri-Las salían de la propia pluma de Shadow Morton (como la espectacular ‘Remember (Walkin’ In The Sand)’) pero también de la crema de compositores del Edificio Brill (Ellie Greenwich y Jeff Barry en ‘The Train From Kansas City’ o la mítica ‘Leader of the Pack’). Canciones sobre bandas juveniles, accidentes mortales en moto, depresivos desengaños amorosos, o adolescentes repudiadas por su familia (la desgarrada ‘I Can Never Go Home Anymore’ que llegó a obsesionar a Amy Winehouse). Folletines musicales con brillo teenager en los ojos, pero siempre con la sensación de que la felicidad no va a durar. Dramas extremos apenas fingidos por la voz suprema de Mary Weiss, que venía de una situación familiar de pobreza y abandono, y cuya madre firmó por ella un contrato en la que acabaría (como el resto de la banda) explotada sin apenas compensación económica.

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La cumbre de su obra es la mórbida, magnífica y melancólica ‘Out in the Streets’, la historia de un amor imposible entre una chica y el miembro de una banda de delincuentes juveniles. Otra composición de los inigualables Greenwich y Barry (de ellos era –recordemos– la celestial ‘Be My Baby’ de las Ronettes) en la que Shadow Morton aplicó de nuevo su infalible técnica de emoción y contundencia musical. La emoción, expresada en la voz de Mary Weiss, cuyo secreto era ese timbre inusual y melancólico, capaz de expresar por igual patetismo y resiliencia… no era la cantante más técnica del cuarteto (después trío) pero sí la voz con más personalidad y punch, y el secreto de las Shangri-Las residía precisamente en ese sonido vocal. En ocasiones –como en esta canción– Morton nos lo regalaba en exquisita toma vocal doblada.

El cambio de tempo dentro de las canciones era otro de los trucos de experto de Shadow Morton. Servían para contrastar estados de ánimo (como en la magistral ‘Remember (Walking in the Sand)’), una técnica que acaba sublimándose en ‘Out in the Streets’: los remordimientos por haber alejado a un chico malo de su banda por amor (“ya no está con su gang, ni hace las salvajadas de antes… lo abandonó por mí, y me entristece tanto”) son conducidos sobre un suave ritmo que acaba estrellándose contra otro tempo trepidante, un flashback dramático sobre el origen de ese delincuente juvenil (“creció en las aceras… sin nadie que le quisiera, pero creció corriendo libre”):

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La conclusión del estribillo suena muy real, un dilema que a buen seguro resonaba en los corazones de miles de adolescentes de ambos sexos a mediados de los 60: “Me entristece tanto, porque sé que lo hizo por mí / Pero puedo ver que su corazón sigue en las calles / Su corazón está afuera en las calles”.

Y como en sus mejores hits, en la conclusión todo se aleja, cual fundido en negro sobre celuloide, en otro de esos esenciales «fade outs» tan cruciales en las producciones de Morton: el ritmo vuelve a una extraña calma, mientras los ecos crecen envolviendo tres juegos de voces diferentes que se entrelazan a la vez: Mary Ann y Marge Gansen cantando “he don’t hang around with the gang no more”, la voz doblada de Mary lamentándose con “out in the streets”, y las tres Shangri-Las reunidas de fondo, haciendo uno de sus maravillosos “uuuhh” en armonía. Un momento de belleza cristalizada que se desvanece en veinte sucintos segundos.

Las Shangri-Las desaparecerían en 1969, dejando un rastro de discos sencillos deslumbrantes, la mayoría grabados para un sello legendario del pop de los 60 (y probablemente el que tenía el logo más bonito): Red Bird Records. En ese momento Mary Weiss pudo por fin alejarse de una vida agobiante en la que la fama le hacía la existencia insoportable sin reportarle beneficios económicos.

Una reunión fallida del grupo en 1977 (se grabó un disco que nunca vio la luz) sí que trajo sin embargo un significativo único concierto: sería en el neoyorkino CBGB, en el preciso momento en el que una nueva generación de grupos alrededor de ese local reivindicaban el pop y actitud fuerte de las Shangri-Las: los New York Dolls versionarían ‘Give Him A Great Big Kiss’ en su primer disco, y Blondie ‘Out in the Streets’. Joey Ramone las citaría como influencia crucial. Pero no sólo el punk las reivindicó: durante los 80 las Go-Go’s o The Jesus and Mary Chain se declararon fans, y ya en el siglo XXI influyeron musical y estéticamente a artistas británicos tan dispares como Bat For Lashes, Amy Winehouse o The Horrors, sin olvidar la influencia en el ‘Lust for Life’ de Lana del Rey.

Incluso el neo-garage de cambio de milenio tiene su deuda con las Shangri-Las: no en vano el único disco en solitario de Mary Weiss, el excelente ‘Dangerous Game’ (comentado en JNSP por nuestra querida Angèle en 2007) se lo produjo y compuso el gran Greg Cartwright del grupo The Reigning Sound.

‘Out in the Streets’ suena en la entrega nº 18 de Popcasting, el podcast de Jaime Cristóbal, disponible en este enlace.

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