Sam Quealy es una cantante y bailarina australiana que se dio a conocer bailando vogue en ballrooms y ejerciendo de showgirl en París, ciudad en la que hoy reside. En un momento, Quealy decidió convertirse en lo que siempre había soñado ser: estrella del pop. Inspirada por Madonna, a la que ha versionado, y por iconos del indie sleaze como Peaches, Sam Quealy ha publicado su primer disco, ‘Blonde Venus’, un chute de adrenalina electro-house que le ha hecho ganarse el título de «reina de la noche». Este sábado 24 de febrero, Quealy presenta ‘Blonde Venus’ en la sala Razzmatazz de Barcelona. Las entradas siguen disponibles.
¿Cómo terminas formando parte de la casa de voguing Commes de Garçons?
Soy de Sydney, Australia, me mudé a París cuando me dedicaba profesionalmente a bailar. Hacía danza clásica y contemporánea. Cuando me mudé a París empecé a asistir a las ballrooms. Las observaba y me inspiraban muchísimo. Me fascinaba la seguridad que los performers desprendían en el escenario. Me obsesioné con la cultura de las balls y empecé a practicar voguing de manera autodidacta, en mi casa y en el estudio de baile. Seguí acudiendo a ballrooms hasta que decidí participar en uno y el primero en el que participé lo gané. Entonces me preguntaron si quería formar parte de una “house”, y esa “house” era el Commes de Garçons. Ya hace tiempo que formo parte de esta casa. La categoría en la que desfilo es “Sex siren”.
¿Qué te aportó esa primera época de tu carrera?
Cuando me vine a París no hablaba el idioma, y para mí fue muy importante poder formar parte de una comunidad y comunicarme no a través del lenguaje, sino a través del baile.
¿De qué manera el ballroom inspira tu trabajo musical?
Lo que más me ha inspirado del ballroom ha sido esa confianza y seguridad en una misma que los artistas de voguing llevan al escenario, esa capacidad de ser la tía más chula, ¿sabes lo que te digo? Pero diría que mi música está más inspirada en el indie sleaze y el eurodance de los 90 y de primeros de los 2000. También me influyen el italo disco y la electrónica de rave. ‘Blonde Venus’ es un disco de pop, pero siendo un disco de pop es, por los estilos que toca, en realidad bastante hardcore. Es más duro que la música pop normal. Después, el show que traigo también es pop en cuanto a que tiene una estructura pop, bailarines, un juego con lo masculino y lo femenino y una mezcla de cosas trash y otras superpop o punk. Hay de todo.
¿El baile te ha dado una base para tu carrera como cantante?
Cuando escribía mis primeras canciones siempre lo hacía pensando en que tuvieran ritmo y se pudieran bailar, incluso en poder prepararles una coreografía, ya que también soy coreógrafa. En mi cabeza los principios, medios y finales, los acentos rítmicos, me venían de manera natural componiendo canciones. Es una manera diferente de componer a como lo haría un músico académico, pero creo que eso me ha dado una ventaja porque no he tenido limitaciones, he podido crear música sin reglas preestablecidas, solo pensando en que la gente la pudiera bailar en la discoteca. Así es cómo he escrito este disco.
¿Cuál es el momento en que decides que la música será tu principal vía de expresión?
Siempre he sabido que quería ser popstar. Cuando era niña me montaba mis shows en casa en Australia y obligaba a todo el mundo a que me mirara. En el inicio de la pandemia decidí que debía canalizar todos mis intereses creativos en un único proyecto y centrarme principalmente en mi carrera musical.
En París ejerciste de showgirl, además de bailar en ballrooms.
Sí, bailaba en un cabaret, en el Paradis Latin, hacía un show similar al de Moulin Rouge. Fue una experiencia increíble al principio, pero después me harté porque el show era el mismo todas las noches. En ese momento empecé a soñar en tener mi propio show, en actuar con mi propia música y mis propias coreografías, en presentar mi propio arte, en definitiva.
¿Por qué te representas en la figura de Venus?
Siempre supe que el disco se llamaría ‘Blonde Venus’. Venus es la máxima representación de la Diosa hiperfemenina, que es el personaje que representa mi proyecto. Es una versión extremadamente exagerada de ese personaje, casi caricaturesca, de esa tía que exuda seguridad y se la suda todo. Es el personaje de una superheroína que he creado yo para mí misma.
En tu música hay mucho spoken word, y luego los beats son duros y excitantes. Cuando escribes música, ¿hay algo que no negocies en absoluto?
Eso viene de mi admiración por Peaches y Uffie, dos artistas que rapean súper rápido y después meten la melodía. Me gusta usar el spoken word para colar la mensaje y después la melodía y el beat es lo que bailas en la discoteca.
Tus videoclips son muy visuales. ¿Te interesa subrayar más la parte estética, o más bien la narrativa?
Ambas, sin duda. En los vídeos interpreto personajes porque cuando compongo las canciones ya lo hago con esos personajes en mente. Escribiendo ‘Klepto’ me imaginaba interpretando al típico personaje cleptómano de Hollywood que se pone a robar mil cosas que no necesita porque ya es una persona rica. Para mí los vídeos son igual de importantes que los directos. Elevan las canciones.