Róisín Murphy ofrece en Primavera «algo más» que solo diversión

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Róisín Murphy ofrece en Primavera «algo más» que solo diversión

El sábado en Primavera Sound ha sido -como ya hemos contado- la jornada de la lluvia. Personalmente, no recuerdo un solo Primavera -en los más de diez años que llevo acudiendo al festival- en el que el aguacero se extendiera durante tanto rato. La lluvia pasó de tener gracia en el concierto de PJ Harvey, donde hasta pegaba con la música, a ser desesperante cuando llegaba la medianoche y continuaba, tres horas después.

Por un lado, las predicciones meteorológicas ya vaticinaban precipitaciones durante la noche del sábado. Los listos venían -veníamos- preparados con chubasqueros y paraguas. El Primavera ofrecía impermeables para quien se molestara en pedirlos. Los turistas que se piensan que en Barcelona hace sol los 365 días del año, probablemente se empaparon más que nadie. Les deseo feliz vuelta.

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Hacía frío pero todavía no había empezado a mojar en el concierto de Él Mató a un Policía Motorizado. Después de la tralla de Lisabö apetecía un rato de rock amable y melódico. Canciones como ‘La noche eterna’ o ‘El mundo extraño’ acompañaron las últimas horas de luz de Primavera mientras el público disfrutaba de la música cerveza en mano o aprovechaba para reencontrase con amigos en uno de los escenarios más próximos a la entrada del recinto.

Entre una cosa y otra me pierdo el inicio del concierto de Eartheater en el Plenitude. En este punto de la noche está lloviendo y la travesía de una punta a otra del festival se hace eterna. Toca esquivar charcos y caminar con cuidado en la oscuridad. La misa de Eartheater -que lleva dos coletas altas y va vestida con cuerdas negras- ha empezado y merece recibir toda nuestra atención.

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El repertorio de Eartheater devanea entre su faceta electrónica / trapera, y su faceta folk (mi favorita). ‘Crushing’ es celebrada por el público mientras su videoclip se proyecta de fondo. En ‘Volcano’ la voz de Alexandra Drewchin ya pone los pelos de punta. Pero es en los gorgoritos de ‘Below the Clavicle’ donde muestra todo su poder. Su voz puede adquirir la fuerza de un “volcán” y de repente romperse con la fragilidad de un hilo. Curiosamente, su voz hablada se rompe de igual manera, tanto que, cuando habla, parece estar cantando al mismo tiempo.

Eartheater habla, por ejemplo, para contarnos que es la primera vez que actúa en Primavera Sound desde “2013 o 2014”. Entonces acudió al Primavera junto a su antigua banda, la cual prefiere no recordar. Nos pide que no lo busquemos en Google. Es Guardian Angel.

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Pero la sorpresa del set de Eartheater sucede cuando Sega Bodega aparece en el escenario para tocar con ella ‘Pure Smile Snake Venom’. Celebro poder ver a Bodega en vivo después de habérmelo perdido la noche anterior. Ahora descubro que Ethel Cain se encontraba detrás del escenario grabando: llega a salir y me da algo. El set de Eartheater concluye con los temblores tectónicos de ‘How to Fight’ y la voz de Derchwin definitivamente pone al público en un estado de estupor del que no quiere salir.

Róisín Murphy sigue un siglo por delante
Decidir quedarse en el concierto de Róisín Murphy implica no tener que moverse de zona: SZA acaba de tocar y Róisín actúa en el escenario de al lado. Pero también significa perderse al grupo del momento, es decir, Alcalá Norte y, sobre todo, buen parte de la rave de Charli XCX.

Quien apuesta por Róisín, por ser fan, por no querer moverse de sitio, por descubrir algo nuevo o por no haberla cancelado, sale impresionado. Se nota en la distribución del público -con varias calvas en las partes traseras- que el compromiso es desigual. Pero, a medida que el concierto avanza, la gente permanece en su sitio, sorprendida por la propuesta de una artista atípica que no obstante sabe cómo meterse al público en el bolsillo.

El show de Róisin empieza con susto: los primeros golpes de batería de ‘Pure Pleasure Seeker’ atacan el escenario como petardos a punto de explotar. Pronto, Róisín entra en acción vestida con un traje de pelos negro. Róisín sigue bailando como una flapper de los años 20 pasada de psicodélicos. ‘Dear Miami’, la segunda canción, pasa desapercibida, pero Murphy arregla el asunto merendándose ‘Simulation’ y ‘Overpowered’ una seguida de otra. En ‘Overpowered’, Murphy se coloca debajo del escenario y canta debajo de la imagen de sí misma. En este punto, el público está entregado.

La parte soulera de ‘CooCool’ ofrece un descanso, mientras Murphy se entretiene cambiándose de vestuario a casi cada canción, pero a la gente lo que le gusta es el desenfreno. La mezcla de electrónica e instrumentos en vivo no puede sonar más gratificante. Nadie, ni los trabajadores de la barra, se resisten al groove elegante de ‘You Knew’ ni a las concesiones de Moloko, pero el show llega a su clímax con el disco-house de ‘Incapable’ y ‘Something More’. En vivo, la portentosa voz de Róisín eleva sus canciones bailables con la fuerza de una atleta olímpica.

Cuando ves a todo el mundo bailando la música de Róisín Murphy, cuando descubres que hasta la gente que la estereotipa afirmando que es “la rara” o “la loca” (no me lo invento, lo escuché literalmente), no se puede resistir a su propuesta, entiendes que Murphy sigue adelantada a su tiempo, y que siempre lo ha estado. Con su renacimiento popular, ayudado por ‘Róisín Machine’ (2020), Murphy sigue pisando los escenarios de todo el mundo permaneciendo fiel a sí misma. Solo las artistas inteligentes saben que su público también lo es.

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