El nuevo disco de Coldplay, ‘Moon Music‘, el décimo de su carrera y parece que antepenúltimo dentro de una discografía que se detendrá en los 12 álbumes, a menos que Chris Martin vuelva a desdecirse, como ya hizo hace unos años, se ha promocionado como el primer eco-CD de la historia. La edición física se ha fabricado con materiales reciclados.
Es loable el compromiso de Coldplay con el ecologismo. Es necesario que más artistas de su repercusión alcen la voz por la protección del medioambiente. El problema es que, puestos a reciclar, a Coldplay se les ha ido la mano reciclando ideas sonoras en ‘Moon Music’.
En ‘Moon Music’ Coldplay vuelven a contar con viejos colaboradores como Max Martin y Jon Hopkins en la mayoría de temas; ambos aparecen tanto en los cortes más ambientales, como ‘Moon Music’ o el tema del emoji de arcoiris, llamado no ‘Rainbow’, sino ‘Alien Hits/Alien Radio’ por alguna razón; como en los más «radio-friendly», como el predecible single ‘feelslikeimfallinginlove’ o el potencial single ‘Good Feelings’ con Ayra Starr, tan buenrollista como confirma su inofensivo sonido bailable.
La defensa de la ternura y de lo cursi por encima de la transgresión sigue siendo la máxima de Coldplay en un nuevo disco que sabe entretener sin sorprender en sus casi 50 minutos de duración. Aunque las letras se siguen guiando por una espiritualidad banal, como la de ese mejunje de estilos y artistas invitados que es ‘We Pray‘, a Coldplay se le sigue sin escapar una bonita melodía, como la de ‘All the Love’, su nuevo intento de himno a lo ‘Paradise’.
Aunque no es nada que no hayan hecho antes, también la composición tipo suite de ‘Moon Music’ o ‘Alien Hits/Alien Radio’ denota cierta ambición en un álbum que carece de ella, pero que resulta ameno por su variedad. Un álbum que, por ejemplo, nos lleva a ‘Jupiter’ no a través de esta canción de hoguera, sino a través de los sintetizadores cósmicos de ‘Aeterna’. Pero el sabor sigue siendo familiar ante todo.