Antònia Font se separaron en 2013, para pena de todos los fans del buen pop del país. Afortunadamente, volvieron en 2021 anunciando un concierto de regreso en el Primavera Sound, luego con disco nuevo, ‘Un minut estroboscòpica’ (2022) y un par de giras, la primera en festivales y grandes recintos, la segunda en teatros y salas. Antònia Font llega ya a la traca final de esta segunda gira, que pasará por Madrid en la sala La Riviera este domingo 2 de febrero (últimas entradas, aquí), por la Maroquinerie de París el 16 de febrero, por el Liceu de Barcelona el 24 de febrero y un último concierto en el Mallorca Live Festival el 12 de junio. Para hablar de este estupendo regreso de Antònia Font, su fin de ciclo y posibles futuros de la banda, hablamos por teléfono con Pau Debon, cantante carismático y esencia del grupo.
Ya hace más de dos años que sacasteis ‘Un minut estroboscòpica’. ¿Hay plan de sacar nuevo disco?
Tenemos planes de parar, ahora mismo. Lo que pasará de aquí a medio año, un año, no lo sabemos. No nos queremos marcar un plazo, porque a pesar de que las giras que hemos hecho han ido muy bien y estamos súper contentos, preferimos no plantearnos nada hasta que no veamos qué idea tenemos de volver, de construir otro disco, de montar otra gira. Estamos en la perspectiva de descansar. Y cuando nos encontremos en medio año, un año, ya veremos cómo hacemos, si es que hacemos algo. Todos estamos un poco agotados y también somos conscientes de que el disco tiene un recorrido. Y está finiquitado.
O sea que de momento invernar, ¿no?
Sí…
¿Qué os hizo despediros en 2013? ¿Y qué os hizo regresar en 2021?
Siempre hemos pensado que el trabajo de músico y artista encima de un escenario tiene que ser lo máximo de honesto posible con el público, tienes que subir al escenario al 100%. Tenemos un oficio en que no vale subir al 50%, sin ganas o por inercia. Por lo tanto, a pesar de que en aquel momento estábamos en un buen momento, con muchos conciertos, vimos que para afrontar otro disco, otra gira y todo lo que suponía, nos empezaban a faltar un poquito la motivación y las ganas de decir algo. Antes de que pasara esto, decidimos que lo dejábamos ahí, descansábamos y ya veríamos. Y si no se produce nunca un retorno, pues mira, hasta aquí habrá llegado Antònia Font. Y las canciones y discos que hemos hecho aquí quedan.
Pasan nueve años. Nos volvemos a reunir, casi accidentalmente. Y yo propuse si les parecía hacer algo más encima de un escenario, volver a hacer un disco y, de alguna manera, encontrar una fórmula donde todos estuviéramos de acuerdo y cómodos, después de serias negociaciones, porque evidentemente tenemos una vida montada y es complicado volver a poner el engranaje de Antònia Font en marcha después de tener familia, de tener trabajos y otras movidas. Pero llegamos a la fórmula, que fue 10 conciertos de gran formato durante año y medio o dos. E hicimos la primera gira que fue muy bien y estuvimos muy contentos. Entre nosotros había muy buena sintonía. Lo pudimos compaginar bien y las familias también lo vivieron bien. Por lo tanto, acabamos la gira y tuvimos ganas de continuar, igual que ahora te he dicho que necesitábamos descansar. Dijimos: mira, hay ganas de hacer una gira de teatros y auditorios con un formato más íntimo. Nosotros entendemos que dentro de un auditorio o en un teatro hay matices que salen mejor, por eso hicimos esta otra gira desde el año pasado. Esta ha sido mucho más intensa, muchos más conciertos. Y todo esto ha hecho que acabemos esta gira un poco agotados, necesitamos parar y ver qué tal.
¿Os imaginabais un retorno tan exitoso? Porque lo ha sido.
Totalmente. Teníamos muchos mensajes de gente que no se había olvidado de Antònia Font y estaba encantada de que volviéramos. Ahora: tan masivamente no nos lo esperábamos. Además, se han sumado unas generaciones con las que tampoco contábamos, de gente más joven que no había vivido la época de Antònia Font porque eran pequeños, y se han sumado de una manera muy, muy heavy. Esto no nos lo esperábamos, esta intensidad con esta gente. Pero bien, bienvenido sea. Al final todo nos ha ido muy bien. Hemos tenido la suerte de topar con gente que ya desde el principio ha movido el grupo y ha movido los hilos adecuados para que el grupo esté otra vez en boca de todo el mundo. Cuando la gente venía acababa contenta de los conciertos. Todo esto y el boca a boca hace que se vaya sumando gente. Y sí, hemos hecho una gira muy, muy guapa.
Te iba a preguntar si tú considerabas si el éxito de la gira ha sido por el factor nostalgia, que a veces cuando desapareces durante el suficiente tiempo, la gente te echa de menos. O más bien es este factor generacional que me comentas, que con los años Antònia Font ha ido incorporando nuevo público.
Supongo que hay de todo, evidentemente. Ahora, no queríamos volver por nostalgia. Lo hubiéramos podido hacer. Hubiéramos hecho giras que más o menos hubieran ido bien. Pero lo que nos ha gustado, lo que nos ha venido de nuevo y lo que le da un valor es que se ha sumado una generación entera de gente que no tiene nostalgia porque no lo vivió. Eso ha hecho que, en general, la nostalgia pase a un segundo lugar. Y esto es de lo que realmente nos sentimos orgullosos de volver después de diez años: que pase esto, sin nostalgia, que quede en segundo lugar, que es lo complicado y creo que lo hemos conseguido. Por eso estamos tan contentos de esta gira.
«La nostalgia ha pasado a segundo lugar. Y esto es de lo que realmente nos sentimos orgullosos después de diez años»
Incluso vais a tocar en París. ¿Habíais tocado antes en París? ¿Cómo surge este concierto?
No habíamos tocado nunca. Dijimos que queríamos hacer una gira de despedida, un final de gira un poquito especial. Teníamos claro que queríamos ir a Madrid, porque en Madrid siempre que hemos ido, ha funcionado muy bien. Y París fue un poco una anécdota: Joan Miquel [Oliver] no ha estado nunca en París y tiene muchísimas canciones que hablan de París, tanto de él en solitario como con Antònia Font. Y qué mejor excusa para hacerlo que un concierto de despedida de la gira tan guapa que estamos viviendo. Y dijimos: pues vamos a París. Y salió bien.
En las dos giras os habéis movido básicamente por las comunidades catalanoparlantes. ¿Os han reclamado en otros rincones de la Península o de fuera de España? ¿O no ha salido la oportunidad?
¿Si ha habido cosas que no han cuajado por lo que sea? Sí. De todas maneras, nosotros esta segunda etapa de Antònia Font la vivimos muy diferente. Hemos vuelto con la intención de pasárnoslo bien. De presentar un disco que nos convencía y que dure lo que dure. Es decir, no teníamos la presión que teníamos antes de ser un grupo activo, que cuando acaba una gira ya tienes que tener pensado el próximo disco y tienes que ir avanzando, porque es un mundo donde no te puedes parar, que no te permite estar mucho tiempo parado para disfrutar de ti, esta presión de hacer un disco diferente y de decir algo diferente. Aun así, volvimos con un disco, con una gira de 10 conciertos y si se hubiera acabado en aquel momento, pues se habría acabado allá y superbien. Pasó que nos gustó, estábamos en un momento muy dulce y seguimos un año más, sin ninguna pretensión. Si salen conciertos en Santiago, bien, y si no salen, no pasa nada. No teníamos esta inquietud de expansión y de conquistar territorio. Esto ha desaparecido completamente.
«En este mundo no te puedes parar, no puedes estar mucho tiempo parado para disfrutar de ti, está esta presión de hacer un disco diferente y de decir algo diferente»
¿Tú qué hiciste durante este lapso sin Antònia Font? Porque a Joan Miquel Oliver y Jaume Manresa sí que los teníamos más o menos controlados, porque han sacado discos y han hecho muchas giras juntos. Pero el resto no os tenía nada situados.
Mi hermano [Pere Debon, batería] y yo desaparecimos del mundo de la música. Nos dedicamos a otras cosas. Yo empecé a trabajar en la Fundació Deixalles. Es una fundación sin ánimo de lucro de inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social. Y todavía estoy trabajando. Es un trabajo que no quiero dejar. Una de las condiciones que pusimos al principio fue esta: yo no quería dejar el trabajo. Yo quería combinarlo. Y Jaume [Manresa] el bajista, estaba vinculado a la música de Mallorca, a los clubs pequeños de jazz: es contrabajo de jazz y eso es otro mundo completamente diferente, otro circuito.
O sea que para ti la vertiente social, trabajar para la comunidad, es tan importante como la música, por lo que estás comentando.
Sí. Yo siempre he dicho que no soy músico: yo soy cantante. Yo interpreto las canciones que hace Joan Miquel, pero no me veo capaz de hacer, de componer un disco. Es un trabajo completamente diferente a la que yo hago. A hacer música no me podría dedicar, no me podría sacar las castañas del fuego como músico. Sí que es cierto que tuve la suerte de juntarme con un compositor extraordinario como Joan Miquel y un grupo de gente que nos hemos llevado bien y nos ha ido bien la carrera como grupo. Yo en aquel momento cantaba con mi grupito de instituto, les gustó mi manera de cantar y entré. Pero mi carrera musical es básicamente ser intérprete de las canciones de Joan Miquel. ¿Por qué no estuve dentro de la música cuando dejé Antònia Font? Porque hay otras cosas que me tiran mucho. Y mi mundo musical en aquel momento estaba quemadito y quería explorar otros mundos que hasta aquel momento no había podido, porque Antònia Font ocupaba todo el espacio. Y el mundo social y ambiental… más ambiental que social porque yo estudié Geografía, soy geógrafo y siempre había tenido la espinita clavada de hacer algo ambiental… y Deixalles me lo permitía. Es inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social mediante actividades relacionadas con los residuos y el medio ambiente. Aquí es donde entré yo. Y una vez entrado a Deixalles, he conocido el mundo social. Me está gustando muchísimo. Es un mundo brutal que tiene unas oportunidades de crecer, sobre todo como persona, brutal. Me ha gustado muchísimo.
«Trabajo en una fundación sin ánimo de lucro de inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social (…) Yo no soy músico, soy cantante»
Me choca mucho porque eres una parte básica del grupo. Están, claro, las composiciones de Joan Miquel Oliver. Pero siempre digo, y ahora con perdón te haré un poco la pelota, que Pau Debon es el mejor cantante del mundo. Choca esta percepción que tenemos desde fuera y la percepción que tú tienes desde dentro, como artista.
Ya sé que desde fuera se puede ver de otro modo, pero nuestros roles dentro del grupo están muy claros. Joan Miquel siempre ha compuesto, es su repertorio. Después, claro, todo el mundo pone sus arreglos y mi manera de cantar. Pero al final la composición y las letras son de Joan Miquel, esto yo siempre lo he tenido muy claro. Nunca me he querido mezclar… porque realmente no me quiero mezclar (risas). Al final yo soy una persona que canto, bien o mal, esto ya aquí no entraré (risas), pero sí que soy una persona que ha crecido con este grupo. Mi carrera como cantante ha crecido con Antònia Font y he aprendido a cantar de la manera que canto con Antònia Font en mi rol. Mi rol es cantante. El cantante no solo canta, sino que tiene una relación con el público, y esta es la parte que a mí también me gusta mucho. Y aquí es donde creo que a la gente le viene de nuevo. Cuando yo les digo: “no, yo solo canto”. Me dicen: “No: Tú no solo cantas, tú tienes una presencia muy grande encima del escenario”. Los otros cuatro prácticamente no se mueven. Y si ves un directo, yo llevo prácticamente todo el peso de los conciertos. Pero también es un rol que ha venido sin buscarlo. A ellos les gusta estar un poquito en segunda fila y a mí me sale mucho relacionarme. Me gusta ver a la gente. Me gusta mirarles a los ojos. Me gusta ver qué cara hacen. Me gusta que, sea con una mirada, sea con un gesto, se me devuelva algo. Me gusta ver la información que la gente me da, y esto me da la energía para estar encima de un escenario y transmitir lo que quiero transmitir.
«Me gusta ver al público. Me gusta mirarles a los ojos. Me gusta ver qué cara hacen. Me gusta que, sea con una mirada, sea con un gesto, se me devuelva algo»
¿Y tú no crees que a veces no le gusta a Joan Miquel Oliver ponerte un poco a prueba? Hay canciones como ‘Astronauta rimador’, que en directo es una barbaridad. O temas como ‘Per jo i tots es ciclistes’, que son muy difíciles de cantar.
No… Mira, Joan Miquel, lo bueno que tiene, es que llevamos tantos años y es una persona tan metódica, tan detallista y tan perfeccionista en todo lo que hace… Él, desde el minuto cero, estudió mi voz y lo primero que hizo fue: ¿Pau cómo canta? ¿Cuál es la nota más alta a la que llega? ¿Cuál la nota más baja? ¿Qué notas le van mejor? ¿Qué sonoridad le va mejor? ¿Qué vocales finales de frase afina más? Todo esto él lo ha estudiado, sabe exactamente mi manera de cantar, qué tiene que hacer para que suene bien y qué tiene que hacer para que yo me sienta a gusto. Esto hace que a la hora de coger una canción y empezar a cantar haya partes de un nivel brutal. Siempre todo son facilidades. Llega un momento, al final de la primera etapa de Antònia Font, que quisimos experimentar un poquito, que fue el disco ‘Vostè és aquí’. Es un experimento no solo mío, sino un poco de toda la banda. Y sí que Joan Miquel cuando lo compuso dijo: “A mí me gustaría experimentar, hacer algo diferente, hacer cosas que dentro de nuestro momento cómodo no haríamos. Tenemos que salir de este, de este…
De la zona de confort, que dicen.
Zona de confort. Exactamente, no me salía. Salir de la zona de confort y ver qué podemos hacer que sea guapo. Y a nivel vocal me cogía y me decía:” Mira, aquí he pensado que creo que puedes probar, a ver qué tal”. Y dentro de un poco de miedo y respeto, también me gustó grabar aquel disco y presentarlo en directo porque al final ves que puedes hacer cosas diferentes y que es como un reto. Y cuando ves que te sale y que tienes un resultado bueno… Es agradable que te salgan estas cosas.
Precisamente, ‘Un minut estroboscòpica’ fue un retorno a los Antònia Font clásicos, digamos. ¿A ti qué te gusta más? ¿La vertiente más clásica? ¿La vertiente más experimental?
No te lo puedo decir esto, porque cada etapa tiene lo suyo. Me pillas ahora y te digo que todos necesitábamos volver un poco a la esencia del grupo, recordar por qué subimos a los escenarios. Y salió un disco que recuerda toda la esencia de la carrera de Antònia Font. Cuando grabamos ‘Vostè és aquí’ estábamos en otro momento completamente diferente. Necesitábamos investigar y probar cosas nuevas y ver qué pasaba si salíamos de la zona de confort, como dices. Yo siempre digo: “¿cuál te gusta más? ¿El primer disco o el último?”. Claro, musicalmente el último está muy bien hecho, muy bien grabado. Pero el primero tiene un valor brutal. No te puedo decir que sea peor, porque se tienen que valorar las cosas en su momento. Y las condiciones de aquel disco fueron peores. Éramos cuatro pipiolos que nos juntamos y, para lo que éramos, nos salió un disco brutal. Y está claro que no es un disco musicalmente perfecto, ni está muy grabado ni nada. Pero en aquel momento era el mejor que podíamos hacer nosotros. Por lo tanto es muy complicado comparar discos y temporadas.
«En un concierto tiene que haber un hilo conductor. La última nota de una canción y la primera de la otra tienen que sonar bien. Tiene que ser armónicamente correcto. Y esto nos lleva mucho trabajo»
[Mientras hablamos, se escuchan unos ladridos de fondo] Ahora que estoy escuchando perros, me he acordado de ‘Coser i Cantar’. Tocaréis en el Liceu, que es un lugar mítico para el universo de Antònia Font. ¿Qué tenemos que esperar de este concierto? ¿Tenéis alguna sorpresa guardada?
No, no. Supongo que será lo mismo. Mira, en esta gira nos es muy difícil hacer cambios, porque todo es un montaje de luces y de vídeo. Todo está estudiado y preparado. Hacer cambios así como así lleva mucho trabajo, rehacer todo este conjunto que tanto nos ha costado. Siempre me decís: «es el tercer concierto que vengo, a ver si cambiáis algo» (risas). Pero nosotros nos pasamos tres días seguidos pensando un repertorio. O sea, no cogemos y decimos «Bah, ya veremos cómo lo hacemos». No. Esto es un inicio y a partir de aquí entramos dentro de un debate filosófico entre los cinco que dura dos o tres días. No solo mirando las canciones que tienen que salir, sino que hay canciones apropiadas y otras que no entran por la singularidad de esta gira. Después, el orden de las canciones es muy importante. Primero, porque te tienen que explicar una historia, tiene que haber un hilo conductor entre una canción y la otra, a nivel armónico también. La última nota de una canción y la primera de la otra tienen que sonar bien. Tiene que ser armónicamente correcto. Y esto nos lleva mucho trabajo. Y vemos si tenemos que hacer algún retoque. Ya nos ha pasado aquello que una idea nos pensábamos que iría bien y hemos visto que la teníamos que cambiar. Y cuando encontramos algo que nos parece perfecto nos cuesta mucho cambiarlo. Porque eso es lo que queremos transmitir. Y es una de las razones por las cuales la gente sale de los conciertos y dice: «joder, qué concierto más redondo, desde el principio hasta el final». Pues es por esto, lo que hace que tengas la sensación de que es como un viaje, que subes y bajas: sensaciones de alegría, sensaciones de tristeza. Todo esto está pensado para que sea así. Está claro que cambiar esto y que funcione igual es muy complicado.