SPELLLING: «Sé que encajo en algún sitio, pero no sé dónde»

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SPELLLING: «Sé que encajo en algún sitio, pero no sé dónde»

SPELLLING ha publicado recientemente su nuevo disco, ‘Portrait of My Heart’, un trabajo muy diferente a ‘The Turning Wheel‘ (2021) y al anterior ‘Mazy Fly’ (2019): lejos de los embrujos art-pop, barrocos y soul de aquellos dos brillantes álbumes, Chrystia Cabral se entrega en ‘Portrait of My Heart’ completamente a las guitarras. En las entrevistas, la de California cuenta que ‘Toxicity’ (2001) de System of a Down es el disco de su vida y recuerda que pasó la adolescencia escuchando Radiohead sin parar. Era inevitable por tanto que terminara escribiendo un disco como este. JENESAISPOP pudo hablar con SPELLLING hace poco vía Zoom para comentar el contenido de este nuevo proyecto.

¿Qué música escuchabas de pequeña?
Cuando era niña escuchaba a Otis Redding, Curtis Mayfield, Donny Hathaway y soul pop como Erykah Badu, D’Angelo… Mis padres escuchaban rock clásico, pero en casa había música de todo tipo. Desde pequeña escuchaba cosas poco convencionales. Ya de adolescente era una alt kid, y mis amigos me descubrieron a System of a Down: fue mi primer grupo favorito, me volví loca con ellos. También me encantaban Muse, Radiohead, sobre todo ‘In Rainbows‘, que lo escuché sin parar; Blonde Redhead… Ese tipo de art rock que mezcla géneros.

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¿El sonido rock del disco responde a que las letras son más directas que nunca?
Sí. Después de ‘The Turning Wheel’ tuve una crisis existencial. Mis ambiciones estaban demasiado atadas a lo que hago, y viví como una especie de nacimiento de una nueva identidad. Durante la adolescencia, muchas veces sentí que no encajaba. Cuando me mudé a Berkeley, por primera vez sentí que pertenecía a un lugar. Pero al empezar a navegar la industria musical, tuve una tercera crisis de identidad. Siento que encajo… pero no sé exactamente dónde. Creo en mí misma, pero no sé si el lugar que ocupo en la industria es el que realmente quiero.

¿Percibes que la industria es competitiva?
La estructura de la industria es así. Hay oportunidades, pero hasta cierto punto. Es muy fácil cuestionar constantemente tu mérito y tu valía. Yo me he comparado mucho con otros artistas, y me he preguntado si, al no tener lo mismo que ellos, es porque no soy lo suficientemente buena. Las letras de ‘Portrait of My Heart reflejan lo que escribo en mi diario, hablan de mecanismos que no funcionan, de estrategias que no sirven. Sé que mi camino no es el convencional, que mi destino no está en seguir ese molde, y cuanto más consciente soy de eso, más valoro mi arte. Estoy muy agradecida a mis fans: algunos son muy devotos y leales, y sé que escuchan mi música porque realmente les importa.

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La industria ahora mismo premia el nicho, ¿no? Pienso en Ethel Cain, por ejemplo.
Ethel Cain tiene la fortaleza de ser auténtica consigo misma y con lo que hace, sin intentar complacer para ser más popular. Está usando ese crossover de una manera muy interesante. En su último álbum no jugó según las reglas del manual: es una artista de verdad, no solo una entertainer. Y es importante hacer la distinción, porque no son la misma cosa.

«Siento que encajo… pero no sé exactamente dónde. Creo en mí misma, pero no sé si el lugar que ocupo en la industria es el que quiero»

Cuéntame sobre ‘Alibi’. Te inspiraste en Liz Phair.
A veces escribo canciones pensando que las estoy escribiendo para otra gente. Y esta pensé que la estaba escribiendo para Liz Phair. La compuse al piano, pero cuando la pasé a guitarra empezó a sonar muy agresiva, y me la imaginé a ella interpretándola, porque tiene esa actitud hostil, pero con humor. Tiene ese tono sarcástico, como si la broma fuera sobre todos nosotros. Creo que el humor forma parte de mi vida diaria. Soy una persona bastante goofy, y creo que eso se nota en mi música y en las fotos (ríe). En la vida real me encanta el humor. Me gusta escuchar monólogos, porque con una broma puedes mostrar una verdad que no podrías decir de otra forma. Las letras de Liz Phair son así: poéticas y directas. Quería hacer una canción de ese estilo. Rollo pop punk, Paramore…

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¿Cómo introduces el humor en tu música?
En ‘The Turning Wheel’ hay campiness, teatralidad… porque algunas canciones son ridículas y dramáticas a propósito. ‘Boy in School’ dura como ocho minutos, es casi masoquista. Cuando la escribí pensé “¿Por qué me hago esto? ¿Y por qué se lo hago a la gente?” (ríe). Me gusta recurrir al humor, pero a veces me pregunto si ese humor se entiende o si pasa desapercibido. ‘Emperor with an Egg’, para mí, es un auténtico cachondeo.

En ‘Portrait of My Heart’ cantas «I don’t belong here». ¿Es tu ‘Creep’?
No lo busqué específicamente, pero estoy segura de que ‘Creep’ ha sido una influencia, aunque no haya sido intencionado. Pero me gusta que sea así. En el instituto escuchaba Radiohead todo el tiempo, y es inevitable que esa influencia se note en mis canciones.

Creo que las canciones dialogan entre ellas.
¡Absolutamente!

Toro y Moi está en el disco, en ‘Mount Analogue’. ¿Cómo os conocisteis?
Vive en Bay Area, como yo. Su estudio está a dos pasos de mi casa. Su música me ha obsesionado durante años. Antes de dedicarme a la música, sobre el año 2012, cuando era universitaria, trabajaba de recepcionista en el Museo de Arte de Berkeley, y Chaz (Bear) frecuentaba la cafetería. Recuerdo verle una vez y volverme loca (ríe). Escuchaba ‘Underneath the Pine‘ todo el rato, era mi banda sonora de la época. Una vez entró a la cafetería y le saludé. Dudo que se acuerde.

Y de ahí os hicisteis colegas.
Me inspira su capacidad para conseguir que los instrumentos suenen orgánicos y artificiales al mismo tiempo. Después de ‘The Turning Wheel’ él y yo conectamos por redes sociales y ambos coincidimos en el parque canino paseando a nuestros perros. Esa fue la primera vez que hablamos realmente en persona. Le conté que estaba trabajando en nueva música y le propuse colaborar en una canción, y así pasó. Fui a su estudio, me enseñó su último disco antes de que saliera, yo le mostré el mío, nos dimos feedback mutuo. Fue un sueño hecho realidad.

¿Realmente este disco iba a ser doble?
No sé si puedo penetrar la audiencia mainstream con la música que hago. No sé ni siquiera si es lo que quiero, o si es mi destino. Pero sé que muchos artistas a los que admiro me dicen que escuchan mi música. Eso me hace sentir muy validada. Con Chaz me pasó. Brandon de Turnstile dijo en una entrevista que escuchaba ‘Little Deer’ y después el grupo me propuso girar con ellos. Pat McCrory de Turnstile toca la guitarra en ‘Alibi’. Yo nunca iría tan lejos de decir a un artista que escucho su música si no lo hago, ¿sabes? Después, el éxito de mi colaboración con show me the body, ‘Magnum’ me hizo plantearme cosas. Pensé que hacer un disco de colaboraciones era un paso natural, pero al final no se ha dado.

Anthony Fantano de The Needle Drop le plantó un 10 sobre 10 a ‘The Turning Wheel’. No pasa muchas veces. ¿Te impactó de alguna manera?
No sabía que eso iba a pasar, recuerdo despertarme después de que publicara el vídeo y que empezaran a seguirme miles personas de golpe. Empecé a recibir cientos de notificaciones en el móvil y me asusté, pensé que algo malo había pasado (ríe) No sabía la influencia que tenía Anthony Fantano hasta ese momento. Croe que Anthony hace un buen trabajo honorando sus opiniones y poniendo el foco en los artistas de la manera adecuada. Su fanbase es interesante, en los conciertos sé cuando un fan viene de Anthony Fantano. Lo veo en sus ojos (ríe) Hacen muchas preguntas, algunas muy específicas. Aprecio mucho que vengan.

Mucha gente de su fanbase es muy joven, probablemente chicos adolescentes. Da la impresión de que le admiran.
Es como una figura paterna.

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