‘Alimentar a los fantasmas’, por Tessa Hulls
Menudo viaje plantea Tessa Hulls -nacida en Estados Unidos pero con fuertes raíces chinas- a lo largo de tres generaciones de mujeres. Su idea surge ante los brutales choques en convivencia con su madre. Traumas que no solo van ligados a las diferencias culturales o de valores, consecuencia de haber nacido en continentes muy distintos, sino también por el dolor que arrastra su abuela al ser una exiliada perseguida y por el esfuerzo de entender exhaustivamente la memoria de los antepasados.
Hay que aplaudir la manera en que Hulls, en el proceso de averiguar qué funciona mal en su familia, integra dibujo y honestidad emocional. De ahí que se haga fácil digerir sus casi 400 páginas, secuenciadas por imágenes y -en ocasiones de modo alegórico- sobre un dibujo en blanco y negro, lo que constituye su mayor virtud. Ni el texto en las escenas ni la falta de estilo propio en el trazo perjudican un trabajo que nace desde las entrañas, con una empatía familiar pocas veces vista. 8,3.
‘Por si desaparezco’, por Mirion Malle
Cómo se agradece, en tiempos en que todo el mundo habla de salud mental, comparte autodiagnósticos y ofrece consejos, un ejercicio de individualidad y franqueza como el de Clara, la protagonista del último trabajo de la francesa Mirion Malle. Si hubo una época de total silencio en torno a la depresión en personas jóvenes, hoy se presupone una mayor sensibilidad cuando nada funciona y el suicidio surge como una posibilidad.
Este cambio social se muestra a la perfección en ‘Por si desaparezco’, un trabajo recomendable sobre todo gracias a su magnetismo veraz, profundamente ligado a las nuevas generaciones, y a cómo elaboran redes comunitarias para sortear obstáculos. Un libro que se beneficia de un dibujo sencillo, inmediato y con un ritmo gráfico excelente. 7,8.
‘Hotel Abuel’, por Marta Altieri
Contra los dramas anteriores, nada como el humor de la sevillana Marta Altieri para contrarrestar. Su centro de mayores ‘Hotel Abuel’ conecta la generación Z con la de sus abuelos, más que nada por la naturalidad con que hace frente a las normas, o trastoca ideas preconcebidas. Altieri divierte al tratar temas como las ganas de ser viejo, los montajes que nos hacemos en nuestra cabeza, el amor por el cotilleo, y la ocurrencia de plantear cómo serán las residencias de los nacidos a principios de este siglo.
El homenaje y el acercamiento a los mayores, por parte de la autora, son lo suficientemente poderosos para quitarnos, al fin, esa imagen de señores con gorra jugando a la petanca, los ligoteos en el programa de Juan y Medio de Canal Sur, y la de ancianos que no saben usar un móvil o no conocen las redes sociales. 7.
‘Carlitos y Snoopy. Las mejores tiras de Peanuts’, por Charles M. Schulz
Con motivo del 75º aniversario de la primera historieta de Peanuts, se recopila una completa antología de las tiras publicadas en prensa. Cinco décadas de trabajo del historietista norteamericano Charles Monroe Schulz (1922-2000), en las que el humor, las desilusiones, la culpa y la aparente sencillez captan la esencia de la infancia. Un manto de inocencia en el que, bajo la mirada de un niño sin suerte y un perro soñador, ya asoman envenenadas y enfermizas las obsesiones de una sociedad altamente competitiva.
El éxito de Schulz fue tan apabullante que llegó a ser publicado en 2.600 periódicos de todo el mundo simultáneamente. Su legado como dibujante, al igual que sus personajes, no ha envejecido. Más allá de las cifras, a lo largo y ancho de cada viñeta, encontramos problemas esenciales del ser humano tan vigentes como la soledad, la melancolía o la perenne búsqueda del amor. Siempre logrando esbozar una sonrisa en el lector, y sin despertar nostalgias incómodas. 9.
