‘Mandala, princesa de las tinieblas’, por Hino Hideshi
Publicado en 1982 y recuperado ahora por La Cúpula, este manga está protagonizado por Sayoko, una niña diabólica con un ojo de cuarzo, espíritu de ángel justiciero, una melena tan elocuente como las pelucas de Las Virtudes y una dieta en la que lo mismo da un reptil que un anfibio. En su escuela, los abusos jerárquicos están a la orden del día.
Tal vez porque Hino vivió una infancia de posguerra y se tuvo que mudar cuando Manchuria dejó de ser japonés, afina especialmente en asuntos como la resistencia a los abusones y la lucha por la justicia. Ya hemos comprobado en otras obras suyas, cómo ambas cosas suelen ir de la mano.
Mezclando horror, humor, dulzura, repugnancia, inocencia y crítica social, Hino explora la aceptación y la reflexión sobre la convergencia con aquellos que son diferentes. No faltan los giros narrativos repentinos, las escenas ágiles y dinámicas, ni las situaciones que abren la mente a nuevas perspectivas. Un maestro del terror que, con la sencillez de un trazo simple y emotivo, esconde un universo que tampoco es tan repulsivo como pueda parecer. 7,8.

‘Laberintos’ Edición Omnibus, por Charles Burns
Reservoir Book reúne en esta edición las tres entregas de ‘Laberintos’, una trilogía más en el haber de Burns que se une a la anterior formada por ‘Tóxico’, ‘La Colmena’ y ‘Cráneo de azúcar’. Su trayectoria, apuntalada con ‘Agujero negro’, es tan relevante como la de David Hockney en la pintura, o Yorgos Lanthimos en el cine.
Burns vuelve a demostrar su talento gracias a la intensidad de ciertas secuencias, la brillantez en la paleta de colores y un estilo impecable que utiliza el monólogo interior de cada personaje como herramienta para explorar metafóricamente la esencia de la naturaleza humana.
‘Laberintos‘ nos presenta la historia de Brian Milner, un adolescente reservado y vergonzoso, con un don para el dibujo y una pasión por el cine de terror que comparte, a distinto nivel, con su amigo Jimmy. Con él comienza a rodar una película protagonizada por Laurie, una pelirroja cuya melena se convierte en un elemento clave para crear paisajes oníricos, que navegan entre el romance y el suspense psicológico. 8.

‘Animales humanos’, por Okada Takuya
Pocas anécdotas se pueden revelar de esta primera entrega de ‘Animales humanos’, un manga de continuidad incierta, aunque en Japón ya cuenta con un segundo volumen. Lo mismo sucede con la trayectoria de su autor: es un misterio, el mismo que suele envolver a un número considerable de mangakas.
Lo que sí podemos aportar es que en colaboraciones o trabajos anteriores, el reino animal y los seres antropomórficos suelen ser una opción recurrente.
Tayuka entra en el manga sin grandes malabares: en blanco y negro, sin páginas a color, sin extras y en este caso incluso con una edición modesta de Planeta Cómics. Es la historia la que nos da la vuelta: un padre y su hija, que tras un accidente de tráfico, son rescatados por una fauna extensa de animales. Bajo esa apariencia de hospitalidad se esconde un cuento retorcido, en el que padre e hija descubren una granja donde los humanos son criados como ganado. Un giro inesperado conducirá a una crueldad aterradora, que hará las delicias de los amantes del terror y el gore. 7.

