Mónica Naranjo exhibe vozarrón, no tanto show, en su gira «Greatest Hits»

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Mónica Naranjo exhibe vozarrón, no tanto show, en su gira «Greatest Hits»

En 1994 no solo se publicaron discos como ‘Dummy’, ‘Definitely Maybe’ o ‘No Need to Argue’. En otra galaxia también se editaba el debut homónimo de Mónica Naranjo, aquel que España ignoró pero triunfó en México, inaugurando la leyenda de la cantante, que se extiende hasta nuestros días. Esto significa que su gira de 30º aniversario, compuesta de «greatest hits» -así, en inglés- llega un poco tarde, pero la misma artista bromeó frente a los 11.000 espectadores congregados en el Movistar Arena sobre llevar en esto de la música «31 o 32 años».

En ocasiones, ha perseguido a Mónica el rumor de que abusaba del playback en sus tours. Pues nada más lejos de la realidad. Mónica Naranjo exhibió anoche tremendo vozarrón, de destrozar tímpanos, y no es un decir. En ocasiones su voz sonaba tan fuerte y llegaba tan alto que habría reventado vasos en la barra, de no haber sido estos de plástico. Hasta 5 veces el Apple Watch me advirtió que se estaba superando el máximo de decibelios recomendados para nuestros oídos. Y siempre sucedía cuando Mónica se desmelenaba vocalmente.

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La primera vez fue en la última parte de ‘Fama’, la balada que Naranjo escogió como entrada. La artista emergió, vestida de rojo, a través de un portal situado en la parte trasera, para reflexionar sobre «la fama» que un día «soñó alcanzar», y que de hecho logró, no sin ciertos sinsabores. Algo después, al término de ‘Desátame’, recordó lo que significó la interpretación de esta canción en un programa como ‘Sorpresa, sorpresa’, prueba de que no se le iban a caer los anillos en agradecimientos. A los únicos invitados de la noche, Nebulossa durante ‘Venenosa‘, les trató como reyes. Les dio protagonismo escénico, les manifestó su admiración e incluso cuando ya habían terminado el tema y los había despedido, continuó tarareando los «lololos» y «lalalas» de su single conjunto.

Pero los protagonistas eran, por supuesto, los «greatest hits» y no faltó casi ninguno de los realmente imprescindibles. ‘Entender el amor’ fue el primero que levantó al público de las sillas, interpretado en segundo lugar. ‘Europa’ arrasó encabezando el 2º de los 5 bloques en que se divide el show (una pena que sonara algo recortada, pues se estaba gozando en toda su locura). ‘Empiezo a recordarte’, al piano y dedicada a una familiar que cumplía años, en relación con un recuerdo a su hermano Enrique, que falleció en 2001, fue la que más sentido dio a la idea de poner sillas en pista. Fue emocionante de verdad. Y ‘Pantera en libertad’, dedicada a «hombres y mujeres empoderados» -como para que nadie la confunda con un himno feminista-, ‘Amor y lujo’ y ‘Sobreviviré’ fueron de las que después levantaron al personal, que en general sabía cuándo debía permanecer sentado y cuándo no.

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Mónica devoró la interpretación vocal de todas las canciones, acompañada en distintas ocasiones de 4 bailarines, 4 músicos y 3 coristas, estos últimos adquiriendo enorme protagonismo durante los intermedios, interpretando cosas como ‘Usted’ o ‘Diva’ de Diva International, por alguna razón. Pero ha habido cambios en el show respecto a lo que fue el inicio de gira en México y ahora no es el coro quien interpreta ‘Chicas malas’, sino la misma Mónica Naranjo, en el bis final, tras hablar de la importancia de «hacer las paces con nosotros mismos». Ese disco que tanto odió, que le obligaron a hacer, ahora ha aprendido a «perdonárselo» y también forma parte de su repertorio. Al fin y al cabo, al inicio del show, Mónica Naranjo había hablado de cómo las cosas malas que nos pasan también nos hacen aprender.

Lo que no ha aprendido tanto su show a lo largo de los años es a dar algo de teatralidad a las actuaciones, ni narrativas temáticas a los bloques. Hay cambios de vestuario, y se lanzan cañones de confeti en los últimos instantes, pero ahí se acaban las ideas en cuanto a escenografía. Ni una plataforma que suba, que baje, ni una canción destacada en su coreografía, ni una proyección sobre las pantallas que mereciera la pena destacar. Serpientes, imágenes de una Mónica Naranjo futurista y otras que parecían celebrar los 30 años… de Windows 95, fueron el único acompañamiento de tan austero set. Raphael, aun con 80 años, sabe que tiene que dar un poco de show, y lo suele hacer con su icónico número «Frente al espejo».

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Todo giró aquí en cambio en torno a la voz de Mónica, dejando como buena noticia para su futuro la correcta integración de temas recientes como la versión de ‘Hoy no’ o ‘Por un like‘. En excelente estado de forma y con un set que remitía a diferentes décadas, incluida la actual, nunca lució como una gira de despedida, después de todo. 7.

Ainhoa Laucirica

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