Placebo Sí
A pesar del desafortunado single de presentación inglés ‘Because I Want You’, Placebo vuelve en sí con el resto de su nuevo disco, el esperado ‘Meds’. Muchos vimos el fin de la banda después de lo aburrido que fue ‘Sleeping With Ghosts’, sensación que creció con la impresentable canción inédita de su recopilatorio ‘Once More With Feelings’, ’20 Years’. Pero Brian Molko recupera la ilusión por la música con este trabajo, en el que vuelve a alternar las baladas futuristas (‘Space Monkey’, ‘Follow The Cops Back Home’) con las canciones más rockeras (‘Drag’, ‘Infra Red’), como hacían en sus mejores tiempos. Por fin se olvidan de esos delirios hiphoperos y de los temas interminables, recuperando los estribillos pegadizos, las letras hipertorturadas -Molko sigue con sus mismas fobias que cuando tenía tanto ‘Teenage Angst’- y la energía perdida. Cabe destacar, además, que la banda se ha rodeado de gente como Michael Stipe o VV, la cantante de The Kills, que cantan en dos temas, o de DJ Mood, que ha producido el disco. Esto sí es Placebo, a pesar de que Brian ya ha anunciado que ‘Meds’ es la muerte definitiva del ‘Nancy Boy’. 7,5. Patata.
Placebo No
Medicinas, drogas, ambulancias, píldoras, pastillas… Para un hipocondríaco como yo, este disco es una pesadilla. Aunque realmente lo es para cualquiera, empezando por el primer single internacional. ¿Qué cabeza pensante ha decidido con tanto desacierto elegir ‘Song to say goodbye’ como single? ¿Por qué no lo es la claramente superior ‘Meds’? Aunque en el fondo, el disco sólo es más de lo mismo: el mismo sonido, las mismas letras angustiosas y tristes, la misma voz de Brian… Vamos, que este grupo lleva haciendo lo mismo desde tiempo ha, sin evolucionar ni cambiar un ápice. Si lo comparamos con el resto del panorama, podríamos salvarlo de la quema. Pero comparado con otros trabajos de la banda, es muy inferior. Le faltan temazos como ‘Without you I’m nothing’ o ‘Every you, every me’. Renovarse o morir, chicos. 4. Farala.
Así, en ‘La Lección De Los Bárbaros’ se muestran obras de Kandinsky, Malèvich o Goncharova que aún presentan ciertas características del arte tradicional ruso. Estampas de señores bigotudos con su familia, luchadores de wrestling ruso, y campesinos. A mí me pareció un poco rollete, la verdad, pero como introducción para mostrar el arte existente entonces en Rusia vale.
Apartando las diferentes cortinas de gasa que cuelgan desde el techo en las salas 4, 5 y 6 del Musac de León, nos encontramos con la obra de esta artista suiza que empezó su obra en la década de los 90. Juegos de luces, sombras, colores psicodélicos y música hipnótica son las herramientas que utiliza para llevar al espectador al terreno de la fantasía, en la cual no faltan personajes tales como ninfas desnudas, árboles paradisíacos e imágenes muy sensuales. Así contempla un mundo en el que los sentidos son los protagonistas, desde una perspectiva diferente: tumbados en unas camas interconectadas como si de un árbol se tratase (con mantitas incluidas). Una manera de llevar el mundo de los sueños a la vida real. Elena.
