El estreno de la tercera película de X-Men tiene revolucionado al fandom de medio mundo. Porque los Hombres-X, si de algo pueden presumir, es de tener admiradores en cualquier parte del orbe. Hacemos un repaso a la obra original como paso previo al estreno el próximo viernes.
Creados para la editorial Marvel a principios de los 60 por el dúo maravillas formado por Stan Lee y Jack Kirby, La Patrulla-X nació como un grupo de superhéroes adolescentes que, como rezaba su lema: «temidos y odiados por un mundo al que han jurado proteger» se encontraban al margen de la sociedad. Los X-Men actuaban como una familia que se protegía a sí misma de la hostil América de los 60, plagada de conflictos raciales. Esta vez Stan Lee fue lo bastante hábil como para disfrazar su denuncia de la xenofobia bajo la metáfora mutante, tras ver como el Senado de los EEUU había masacrado la década anterior a la progresista editorial EC durante la Caza de Brujas.
Del mismo modo que Spiderman se convirtió rápidamente en una figura icónica, debido a que los adolescentes se identificaban con él –en especial con su alter ego Peter Parker– los X-Men llegaron rápidamente a los principales consumidores de cómic-books, que en la difícil etapa de la pubertad se ven a sí mismos como unos bichos raros en un entorno que no comprenden.
La serie original languideció hasta sobrevivir sólo con reediciones. Sus personajes principales (Cíclope, Ángel, Bestia, Chica Maravillosa y el Hombre de Hielo) desaparecieron durante años.
Fue en 1975 cuando el guionista Len Wein y el dibujante Dave Cocrkum darían un vuelco a la Patrulla-X. Incorporaron media docena de nuevos personajes procedentes de todos los rincones del planeta y apartaron de la serie a la práctica totalidad del equipo original. Wein primero, y el llamado “patriarca mutante” Chris Claremont mantuvieron las premisas históricas (angustia adolescente, xenofobia, marginación) y añadieron nuevos elementos que hicieron de esta colección la mejor de su época.
La Patrulla-X internacional estaba compuesta por una africana (Tormenta), un canadiense (Lobezno), un alemán (Rondador Nocturno), un irlandés (Banshee), un ruso (Coloso) y un nativo americano (Ave de Trueno), además de Cíclope y de un superhéroe japonés (Fuego Solar) que apenas sería visto en el primer número.
A lo largo de los siguientes cuarenta números, Claremont y el dibujante John Byrne sentarían las bases de la moderna Patrulla-X, en la que la aventura y la crítica social primaban por encima de todo. Panini Comics reedita con motivo del estreno de X3 esta gran etapa en la que, haciendo uso del tópico de los cómics de superhéroes “personajes vivirán, personajes morirán, y nada volverá a ser lo mismo”.
Y la verdad es que nada volvió a ser lo mismo. La colección vivió los 80 con la seguridad del trabajo bien hecho. La Patrulla-X evolucionó, se multiplicó en varios spin-off y llegó un día en el que no se reconocía en el espejo. Fue al llegar los 90 cuando la sobreexplotación de la franquicia (llegó a haber hasta una docena de colecciones en el mercado con los mutantes como protagonistas) y el mal hacer de autores y editores la llevaron a un punto sin retorno. Hace apenas cuatro años, durante la enésima reestructuración y a rebufo de la adaptación cintematográfica, la Patrulla-X parece haber recobrado fuerzas. Falta saber si la tercera entrega de X-Men cumplirá las expectativas.