El FIB cada vez es más inglés. Como si de un Glastonbury se tratase, sus abonos se han agotado no en un par de horas, pero sí con casi dos meses de antelación. Para desesperación de muchos, ya sólo se venden entradas de días por separado porque en los cámpings no cabe nadie más. Y ojo con las entradas del domingo porque los fans de Depeche Mode están arrasando. No es el primer año que sucede esto. Recuerdo ver a fans de Radiohead y The Cure desesperados intentando comprar tickets, rodeados de hippies con perros y antorchas. Pero sí es la primera vez que pasa tan pronto. La verdad es que no me extraña nada porque vaya cartelón: el jueves Scissor Sisters después de hacer historia en 2004; el viernes Strokes y Pixies después de años esperando a ambos; el sábado Papá Morrissey, Jay-Jay Johanson y Rufus Wainwright; y el domingo Madness, Depeche Mode y Yann Tiersen. Entre otros muchos. Creo que, cada más lejos y más claro, el más completo y divertido festival de este país.