Last days

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Last days

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Cuando un amigo te dice que esta película es «malilla», no sabe lo suave que está siendo con lo que podríamos definir como una auténtica vergüenza. Hacía siglos, por no decir que es la primera vez en mi vida, que me he pasado desde el minuto cinco queriendo irme del cine por el aburrimiento supremo; al minuto diez te quieres ir porque no entiendes nada; al quince te sientes estafado porque parece una broma de mal gusto; al veinte estás tan cabreado que te quedas dentro del cine sólo porque has pagado. Pero todo esto tiene una explicación…

Los últimos días de Kurt Cobain aún hoy siguen siendo un misterio; se sabe que apareció muerto, tras haberse disparado con un rifle, en la casita del jardín de su casa y poco más. Gus Van Sant cierra la trilogía iniciada con ‘Gerry’ y ‘Elephant’ con un film-documental-o algo sobre estos últimos momentos del músico, que transcurrieron entre opiáceos, vagabundeos y huidas de clínicas de desintoxicación. Eso sí, el director en ningún momento nos dice que se trata de la historia de Cobain a pesar del asombroso parecido que adquiere Michael Pitt una vez caracterizado; supongo que para evitar problemas con la viuda han decidido llamarlo Blake y no utilizar las palabras «Nirvana», «grunge» o «Come As You Are» a lo largo de todo el film.

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Pues bien, el protagonista de ‘Last Days’ se llama Blake y se dedica a caminar de un lado para otro sin articular más de dos palabras consistentes (sólo farfulla con la mirada perdida) con un ritmo tan lento que resulta tedioso desde el principio, y con una estructura que debe ser muy innovadora, pero que a mí se me antoja absurda; se repiten escenas como si tal cosa y además desde el mismo ángulo, es decir, se calcan escenas. Acompañan a Blake unos personajes (retratados también como verdugos, ya que son los que permiten que se suicide) llamados como los propios actores en la vida real: Asia Argento como Asia, Lukas Haas como Luke, Kim Gordon como Kim… ¿Alguien entiende algo? El personaje de Courtney Love se intuye pero no se ve en ningún momento. Tampoco aparece una sola canción de Nirvana porque probablemente Geffen les pediría tantas panojas que Gus Van Sant no habría podido desarrollar esta paja mental en 97 minutos sino en 5, lo cual hubiera sido de agradecer.

Lo más llamativo de ‘Last Days’ es la lentitud, la falta de trama y lo incomprensible de su ¿argumento? Te pasas toda la película pensando que te han tomado el pelo y en qué estaban pensando algunos críticos cuando alabaron esto. Sólo es Michael Pitt disfrazado de Kurt Cobain murmurando cosas incomprensibles con voz de yonki. En efecto, es una ficción pero no sólo de la vida del cantante de Nirvana sino una ficción como película en sí misma. Una purquería, en opinión de una espectadora media. 3

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