El año pasado ‘White On Blonde’ de Texas cumplió 10 años, pero no hubo homenajes ni celebraciones ni reediciones ni nada de nada. El disco fue un éxito de ventas, pero no de crítica, y por tanto acumula polvo en tiendas de segunda mano. Ahora que cumple justo 11 años, nosotros sí le rendimos el homenaje que algunos seguimos pensando que merece. Después de todo una reedición XXV Aniversario recuerda el ‘Thriller’ de Michael Jackson en su 26º cumpleaños y además, ¿quién se inventó que los homenajes se hacen por lustros?
‘White On Blonde’ se publicó en primavera. El grupo vino a España a presentar el disco por San Isidro en un concierto gratuito inolvidable en la Plaza Mayor de Madrid. Después de escuchar las canciones en vivo y el nuevo aire soul que supieron darle a antiguas como ‘Prayer For You’ o ‘Tired Of Being Alone’ (cómo me gustaría tener una grabación de este concierto), estuve completamente enganchado al álbum todo el verano. Ahora, cada vez que llega el buen tiempo lo recupero y sigo pensando que no ha perdido nada. Los singles siguen brillando y con el paso de los años tengo nuevas favoritas.
Digan lo que digan los críticos, ‘White On Blonde’ supuso uno de los cambios de sonido más excitantes y sorprendentes que ha presenciado la historia de la música. Texas dejaban atrás la steal guitar bluesera de sus tres primeros discos, inmortalizada en ‘I Don’t Want A Lover’, y se pasaban claramente al soul. Aunque el título del disco está inspirado en el ‘Blonde On Blonde’ de Bob Dylan, es el fantasma de Marvin Gaye el que está presente en su producción. El single de presentación, ‘Say What You Want’, es una recreación de ‘Sexual Healing‘ y el grupo, en la época, no se cansa de incluir en su repertorio una versión de ‘You’re All I Need To Get By‘.
‘Say What You Want’ lo tiene todo. El riff de guitarra te mete en la canción de lleno, el puente tiene una melodía preciosa y el estribillo es perfecto. Definitivamente una de las mejores canciones pop de la historia. Una vez que te comprabas ‘White On Blonde’ después de oírla, no tenías ni idea de qué canción la sucedería entre tanto temazo radio-friendly. Por ejemplo, en su momento estaba seguro de que ‘Breathless’, con su piano tan John Lennon, sería un sencillo, pero nunca lo fue. La imprescindible ‘Insane’, tan influida por Gaye como por Massive Attack (como ‘Good Advice’), ya sólo fue editada de tapadillo.
Pero tampoco puede decirse que los singles estuvieran mal escogidos. ‘Halo’, con sus cuerdas apabullantes, cansa sólo a partir de la escucha número 728, que debe ser por la que debía ir más o menos alrededor de 2004. El otro clásico indiscutible del disco junto a ‘Say What You Want’, ‘Black Eyed Boy’, es uno de los mejores tributos que pueden hacerse al sonido Motown. Todavía tengo que levantarme de la silla cuando empieza a sonar. Y todavía se me ponen los pelos de punta con los «take me, take me somewhere» de ‘Put Your Arms Around Me’, que también resultaba escalofriante en su versión acústica. Porque qué sumamente bien canta en esta época Sharleen Spiteri. Nada excesiva, la verdad.
¿Cuáles han sido terminando mis pistas favoritas? Curiosamente las dos que tiran de guitarra acústica para hacer medios tiempos electrónicos. Ambas además tratan de la crisis de los 30: ‘White On Blonde’ sobre el deterioro físico y ‘Drawing Crazy Patterns’ sobre una boda que nunca tuvo que producirse. Hay pocas canciones que traten estos temas, así que cuando te da por pensar en ellos, vuelves irremediablemente a ellas. La instrumental ‘Polo Mint City’ también me encanta y el único tropezón del álbum es la recuperación innecesaria de la guitarra eléctrica en ‘Postcard’. Yo tenía 17 años y descubrí a Marvin Gaye gracias a Texas. Así que aunque su último disco fuera una caca, todavía me reconozco su fan.