Mario Benedetti ha sido sin duda uno de los autores que mejor ha sabido expresar las emociones a través de la literatura. Ayer fallecía en Uruguay a los 88 años de edad. Atrás deja una vida dedicada a las letras en las que exploró la prosa, el cuento, la poesía y el ensayo como pocos han sabido hacer en castellano. La nota musical la puso Joan Manuel Serrat en 1985 poniendo música en ‘El Sur también existe’ a diez de sus inolvidables poemas.
Incansable hasta el último día, publicó su último poemario el pasado 2008, ‘Testigo de uno mismo’. Aunque el trabajo más reciente que llegó a mis manos fue ‘Vivir adrede’ que aún descansa en la montaña de libros de mi mesilla de noche. Una deliciosa mezcla de reflexiones en prosa que, frase a frase, parece poesía y por la que Benedetti, como en la música pop, explora la asombrosa profundidad de lo cotidiano.
Es imposible elegir su mejor trabajo. Pero así, a bote pronto, me viene a la memoria este adiós, ‘Chau número tres’, que es con el que me quedo por hoy, trayendo un montón de recuerdos y un necesario e inevitable silencio.
CHAU NÚMERO TRES
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.