Wilco (La excelencia) + Akron/Family

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Wilco (La excelencia) + Akron/Family

wilcolive

Con el decorado estilo ‘Acorazado Potemkin’ del musical de Nacho Cano de fondo, no cabía en el escenario del Teatro Calderón ni un cacharro más. Presidiendo, la retocada bandera de su país que ilustra la portada del último álbum de Akron/Family, ‘Set ‘Em Wild, Set ‘Em Free’. El ahora trío demostró con hechos que el country y el bluegrass no es otra cosa que un derivado del folklore africano. Su country-folk-pop ruidista y mestizo aturdía y divertía a partes iguales, en un híbrido posible de los propios Wilco y The Ex. Buscando siempre la interacción con un público que andaba aún buscando su butaca, consiguieron animar el cotarro con los temas más directos de su último disco, como ‘River’ o ‘Everyone Is Guilty’, cercanos, por qué no, a Vampire Weekend. 7

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Inmediatamente, la máquina de Wilco se puso en marcha. Arrancando con una remozada versión de ‘Sunken Treasure’ el show, de casi dos horas y media de duración, está claramente dividido en dos partes. En la primera, la banda de Chicago se exhibe con su lado más delicado, experimental y espectacular en vivo. Con un repertorio muy escorado hacia ‘A Ghost Is Born’ (¡sonaron hasta ocho temas de ese álbum!) y ‘Yankee Hotel Foxtrot’, la impoluta y casi mecánica ejecución instrumental de los temas a cargo del sexteto está lejos de resultar fría, gracias sobre todo a la pericia con las guitarras de Nels Cline y Jeff Tweedy, que marca la diferencia y resulta a menudo escalofriante, como en ‘Muzzle Of Bees’ o ‘At Least That’s What You Said’. Poco importa que uno ya se sepa los trucos y giros. Además, no había lugar a sorpresas ya que apenas tocaron tres temas de su nuevo álbum (la interpretación de ‘Black Bull Nova’ confirmó que está especialmente pensada para el directo, y ‘Wilco (The Song)’ funciona de lujo).

Tras una primera parada, arrancaron la segunda parte del show con la mágica ‘Misunderstood’, que enardeció a un público que hasta ese momento había permanecido atento en sus butacas, lo cual fue especialmente agradecido por Tweedy, que aseguró que no recordaba que los madrileños fueran tan educados. Ya casi no recordaba los conciertos en los que la gente iba, sobre todo, a escuchar música y apenas se vieron móviles y cámaras en alto. Increíble. Para esta segunda mitad reservaron los temas más estándar y festivos de su discografía. El teatrillo de Tweedy en ‘Hate It Here’, ‘Walken’, la nueva ‘You Never Know’ con su piano a lo Abba, ‘A Magazine Called Sunset’, el desbocado final con ‘I’m A Wheel’ o el espectacular y cachondo combate de solos entre Nels Cline y Pat Sansone en ‘Hoodoo Voodoo’ resultaron un final de fiesta perfecto, con todo el teatro puesto ya en pie. No hubo, por cierto, referencia alguna al fallecimiento de su ex-compañero Jay Bennett.

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Huelga decir que estamos ante una de las mejores bandas de rock de la actualidad. Se me ocurrió, por un momento, que los conciertos de Wilco son como los cuentos infantiles que te cuentan cuando eres pequeño. Aunque te sepas lo que viene a continuación -ese giro, ese subidón, esa pausa dramática- siempre descubres nuevos enfoques y te emocionan cosas que antes no habías percibido. Y claro, nunca te cansas de que te lo cuenten. 9

Foto del pasado mes de abril prestada por Wilcoworld

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