Damien Rice es un llorica. Un cantautor pasado de rosca que añade cuerdas en sus estribillos y en las últimas estrofas grita más que en las primeras. En dos palabras: lo peor. Pero los críticos de música en sus oficinas suelen olvidar que hasta los indies también lloran en los cines viendo películas de Jude Law y Julia Roberts.
La música y la voz de Damien Rice llevan a las personas de la mano por donde él quiere. Muy fácilmente respondemos a los estímulos de su música: un quiebro de voz y la piel de gallina, un grito de repente y escalofríos. Paradojas de la vida, el irlandés abandonó su primer grupo, llamado Juniper, porque su discográfica quería que sus composiciones fueran más comerciales, en concreto el single que grababan por aquella época como anticipo de su álbum; y emprendió carrera en solitario sin llegar a editar larga duración en el grupo. Ellos sacaron unos cuantos discos como Bell X1 (este año los vimos sin querer en el FIB) y él publicó un debut que se convirtió en un gran «sleeper» gracias a la inclusión de muchas de sus canciones en un sinfín de series y películas.
No parece que el dramatismo de Damien Rice sea impostado. Le gusta viajar, es un culo inquieto, está tardando una media de cuatro años en publicar álbum, hace conciertos en lugares insospechados y se involucra en proyectos que nunca ven la luz. ¿Qué pasa con el disco que, según su blog, grabó en Barcelona en junio de 2008? ¿Es el mismo que ahora va a presentar nada menos que en Islandia y que esta semana agotó sus cuatro sesiones en cuestión de minutos?
Más bien su relación con la crítica es similar a la de otros vocalistas irlandeses, como Sinéad O’Connor, con quien comparte algunas estrategias vocales. Las composiciones de ‘O’ son honestas canciones de amor que se preocupan más de transmitir sentimientos muy reales de la forma más cercana posible, que de complejos juegos de palabras. ‘Cheers Darling’ es un brindis por su chica y por su amante que no puede sonar más patético y ebrio. ‘Delicate’ es una pedida de explicaciones ante una mentira. ‘Cannonball’ una declaración de amor por hasta el último detalle de alguien.
La voz de Lisa Hannigan, con la que se dice que mantenía una relación sentimental que ha terminado como el rosario de la Aurora (quizá nos enteremos de algo en las letras de su próximo álbum) es un contrapunto perfecto a la suya. En muchos momentos incluso ‘O’ parece un disco de duetos. Además, Damien huye de lo predecible en la estructura de ‘I Remember’, en los juegos vocales de ‘Cold Water’ o en la voz de soprano de ‘Eskimo’.
Para muchos esa voz en ‘Eskimo’ será el colmo. Otros defenderemos a muerte este disco que, sí, quizá sería mejor un poco más contenido, pero al menos es disfrutable en cada una de sus pistas, a diferencia de otros en los que te cuesta recordar incluso sus títulos. Es increíble que ‘Amie’ nunca fuera un single.
En la entrevista obligada para todo irlandés de Hot Press de la época, Damien contaba cómo hablar con la gente de la calle en Barcelona le ayudó a superar el trauma de hacerse tan famoso, algo que siempre le ha producido cierta aversión. «Es extraño. Mi mánager está un poco frustrado conmigo. Me pregunta cosas como: «¿es que no hay nada que te emocione?»». Él prefiere centrarse en sus canciones y en sus conciertos, aunque reconociendo abiertamente que no es el mejor en nada.
‘O’ está en Spotify pero también podéis encontrar el bonito CD con ilustraciones, así como una edición especial con las caras B.