Aprovechando el revuelillo que se montó con la ya famosa rumba de La Casa Azul, incluida en la banda sonora de ‘Yo, también’, y el rasgar de vestiduras que ha provocado entre su público habitual (y, por qué no decirlo, entre algunos miembros de JNSP también), consideramos una obligación reivindicar a un grupo como Los Chichos que, a finales de los 70 y primeros 80 hizo auténtico furor en la clase obrera (para las clases medias llegaron más tarde Los Chunguitos) de nuestro renacido país. Tres gitanos, los hermanos Emilio y Julio González Gabarre junto a Juan Antonio Jiménez (conocido como «El Jero») se valieron de la rumba catalana de Bambino, Peret, Los Amaya y El Pescaílla y la mezclaron con estilos como el rock duro, el funk o incluso el disco, llevando un paso más allá el Sonido Cañorroto de Los Chorbos de Manzanita para crear un género similar a la blaxploitation, solo que cambiando la reivindicación de la raza negra por la de la raza gitana. Desde El Pozo del Tío Raimundo para el mundo.
Entre los años 1974 y 1985 publicaron un disco al año, gran parte de ellos bajo la audaz batuta del maestro José Torregrosa, compositor y arreglista de multitud de bandas sonoras (entre ellas célebres películas como ‘Tómbola’ o ‘¡Cómo está el servicio!’), y todos ellos con un creciente éxito de público, particularmente en una juventud de extrarradio, deprimida, en paro, amparada en la heroína, que se identificaba o sentía cercanas sus sórdidas historias sobre hijos que se alejaban de sus madres por la droga mala. Niños abandonados que contaban a sus padres cómo su mamá estaba tirándose al vecino, presos clamando por su libertad, prostitución, pasiones bajas, gitanitos buenos, alegría y cachondeo. Fueron, además, la banda sonora perfecta para las películas del llamado cine kinki de Eloy De La Iglesia y José Antonio De La Loma, en películas como ‘Yo, El Vaquilla’, ‘El Pico’ o ‘Perros Callejeros’. Aunque ahora todo esto pueda parecer una broma, se dice que vendieron unos 20 millones de copias de todos sus discos, pero lo que está fuera de todo cálculo es la cantidad de cassettes que este trío pudo llegar a colocar en gasolineras y mercadillos, donde se podían adquirir re-grabaciones de las originales, en lo que sería el origen de la santa manta.
Lo cierto es que la discografía de Los Chichos está plagada de hits incontestables, de un pop mestizo irresistible, arreglado con un gusto (merced al gran Torregrosa) exquisito, con cuerdas y vientos que ya hubieran querido para sí muchos grandes artistas nacionales de la época, traspasando los límites de un guilty-pleasure. Más allá de la (certera) ligereza de hits como ‘Bailarás con alegría’, ‘Amor de compra y venta’ o ‘Ni más ni menos’, en su cancionero también hay joyitas menos conocidas como ‘Yo vivo navegando’, ‘Otro camino’ o ‘Como un volcán’. Pese a haber generado una pléyade de secuelas (Los Chunguitos, Los Calis, los gitanos con la cabra que te despertaban los sábados por la mañana…), los años fueron restando crédito a este trío que se separó, desgastado por la lucha de egos de Jero y Julio y por los excesos del gipsy rock way of life, sólo algunos años antes de que Jero se suicidara arrojándose por la ventana de su casa de Entrevías, erigiéndose sin saberlo en un mito, incluso para una generación de chavales de extrarradio que hoy le veneran más que nunca.
Por si alguien quiere convencerse de que en Los Chichos puede encontrar pop del bueno, a pesar del disco homenaje/duetos que grabaron el año pasado Antonio Orozco, Manolo García o Estopa, aquí está nuestra lista de Spotify de canciones favoritas de este trío que encumbró la rumba a lo más alto del pop de nuestro país durante más de una década.