Que levante la mano el primero que crea que su familia no es disfuncional. Porque de eso todos seguro que entendemos un rato. La adolescencia, siempre tan dura; los padres que no entienden las orientaciones sexuales de sus hijos; los padres que no respetan la intimidad; los hijos que se avergüenzan de sus padres; los padres que se creen lo más por utilizar expresiones juveniles pasadas de moda; la falta de intimidad; las segundas nupcias… ¿Es la familia una bendición o una desgracia?
La premisa de ‘Modern Family’ es precisamente esa: no tienes necesidad de estar contento con tu familia, pero en el fondo es la que te ha tocado. Y te fastidias. Esta nueva serie, que Hernán Casciari recomendó hace poco y por la que le estoy profundamente agradecido, es una pequeña delicia. Tres familias se enfrentan a un falso documental (o al menos eso se deja ver en el capítulo piloto) y a cada cual, más «moderna»: una familia tradicional con tres hijos que no paran de discutir, una madre desconfiada y un padre que pasa un poco de todo al tiempo que intenta convertirse en el mejor amigo de sus hijos (¡horror!); un señor mayor casado con una extranjera y con un hijastro que se entienden regular y dos homosexuales que adoptan una niña en Vietnam. Los conflictos están servidos en bandeja de plata.
Situaciones hilarantes, que dan vergüenza ajena y que más o menos hemos vivido todos o con las que nos vemos profundamente identificados son el pan nuestro de cada día en ‘Modern Family’. Pero lo mejor es la sorpresa final del piloto (que no desvelaré, porque luego me llamáis de todo). La verdad es que yo no me lo esperaba en absoluto y me parece un giro genial. Eso sí, a pesar de lo que os vais a reír, tened claro que son familias: no os vais a librar del momento lacrimógeno ni de broma.
Calificación: 8,5/10
Destacamos: El final del primer capítulo. Grandioso.
Te gustará si te gusta: ‘The Office’, porque utiliza el mismo estilo. Las cenas de Navidad con toda tu familia reunida.
Predictor: Si es capaz de mantener el nivel, va a ser grande.