El segundo y el tercer disco: los grandes dilemas para casi cualquier banda que se precie. Se puede optar por el continuismo (Franz Ferdinand, por ejemplo, están construyendo una sólida carrera sobre las bases de un continuismo que les impidió publicar algo como ‘Blood‘ en lugar de ‘Tonight‘) o por la ruptura (Portishead, diez años después, sorprende con un ‘Third‘ que se parece pero poco a lo que han hecho con anterioridad). El caso es que hay que sentar las bases de alguna manera, y era lo que le tocaba a Algora en ‘Galimatías’: decantarse por la ruptura o el continuismo.
Por suerte, ha optado por un término medio que, de momento, mantendrá a sus fans contentos. ‘Galimatías’ se despega levemente de la electrónica tímida de ‘Planes de verano’, y se acerca un poco más a las guitarras y los instrumentos tradicionales, aunque mantiene ambos más o menos en equilibrio. Eso sí, al disco le va a faltar un single tan pegadizo como ‘Paraguas’, que lo mismo te podía sonar en Los 40 como en cualquier fiesta indie de España.
Pero Algora no ha cejado en su empeño de sacar el disco que quería, ha reunido algunas caras conocidas de la escena independiente en la que se mueve (Loveless Face, Evripidis Sabatis, Corazón) y presenta doce temas a los que, poco a poco, se les va cogiendo cariño. La clave, como siempre, en sus letras. Esta vez quizá un poco más intrincadas (y -a veces- pretendidamente crípticas), en algunos momentos resultan quizá un poco difíciles de más, como si Algora no supiese que una de sus mayores virtudes es, precisamente, la misma que ostenta Anntona: haber sido capaz de reconocer que ve porno sin que resulte ridículo.
Pero lejos de quedarnos en lo que para muchos será anécdota, Algora repite esquemas en cuanto a temática. En ‘Cocodrilo’, acompañado por Corazón, vuelve a tratar el abandono, aunque esta vez de una forma bastante más vengativa. Repite fijación con los insectos (‘El hijo larva’, ‘Los ojos del insecto’); con los traumas infantiles (‘San José de Cupertino (y del espacio exterior)’) o Estados Unidos, aunque esta vez de una forma bastante más metafórica (’50 estrellas’). Algora firma así un disco en el que puede resultar muy difícil entrar, y que desde luego a primera vista puede no resultar del todo atractivo, pero que una vez digerido, no se va de la cabeza. Tal y como pasaba con el primero.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Cocodrilo’, ‘San José de Cupertino (y del espacio exterior)’, ‘Cráneo roto’, ‘Canción mentira’.
Te gustará si te gusta: el primer disco de Algora. Y el ‘Tú no existes’ de Astrud.
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