Momentos de confusión, para bien, entre los seguidores de Sufjan Stevens. El fin de semana pasado publicaba online por sorpresa ‘All Delighted People’, un nuevo EP que, alabado sea el Señor, de un plumazo, borraba todas las incertidumbres que podíamos albergar respecto a su obra post-‘Illinoise’. Sesenta minutos de música que considerábamos oficialmente la continuación digna de su obra maestra, top 2 en nuestra lista de discos de la década… hasta que ayer conocíamos la noticia de que el disco verdadero, ‘The Age of Adz’, muy diferente al EP según su sello, se publicará el 12 de octubre. Aprovechamos para repasar la discografía de Sufjan incluyendo la reseña de ‘All Delighted People’.
‘A Sun Came’ (2000): El primer disco de Sufjan ya apunta maneras; insinúa al autor de futuros portentos y ya lo señala como creador atípico y único dentro del universo neo-folk: incontinencia, temática variada, gusto por la cultura popular, duración desmesurada, destreza multiinstrumental, infinidad de influencias sonoras (del folk al grunge pasando por la música de corte árabe) e incluso alguna ida de olla irritante. ‘A Sun Came’ es algo disperso e irregular y no alcanza la increíble unidad estilística que, dentro de la variedad, acabarán destilando sus discos más celebrados. Aunque quizás esta percepción es fruto de haber llegado a él después de haber sido hechizada por su obra posterior.
Calificación: 7/10
Temas destacados: ‘A Winner Needs a Wand’, ‘Super Sexy Woman’, ‘Demetrius’
‘Enjoy Your Rabbit’ (2001): Primer aviso de que, de Stevens, te puedes esperar cualquier cosa. Este disco de música electrónica (con algunos leves toques de instrumentos reales), en el que da rienda suelta a su devoción minimalista, está dedicado a… ¡los animales del zodíaco chino! En aquella época Sufjan se declaraba cansado de “palabras, palabras y palabras”, por lo que apenas unos coros pespuntean ocasionalmente alguna canción y no hay ni rastro de su bella voz. A ratos zumbón pero más bien plúmbeo, el LP se aguanta como música de fondo, pero su escucha puede oscilar entre la placidez o la irritación, la hipnosis o el aburrimiento, dependiendo de cómo te pille. Bueno, sinceramente, más de lo segundo que de lo primero. En 2009, se sacó de la manga un «remake» orquestal ejecutado por The Osso String Quartet titulado ‘Run, Rabbit, Run’ que poco tiene a añadir.
Calificación: 5/10
Temas destacados: ‘Year of the Rat’, ‘Year of the Boar’, ‘Year of the Dragon’.
Greetings from Michigan: The Great Lake State (2003): Comienza la famosa serie de los cincuenta estados y Sufjan explota definitivamente como autor y músico ilimitado. A posteriori, aclaró que el proyecto de dedicar un disco a cada estado de EE UU sólo se trataba de un truco publicitario. Pero ¿quién no desearía escuchar los cincuenta discos, si sólo fueran la mitad de buenos que este? Stevens rinde homenaje a su Michigan natal y nos muestra, en todo su esplendor, su universo de fantasía, en un disco que tiende más hacia la contención y la melancolía que a su vena más barroca (especialmente en su maravilloso tramo final), aunque ya brillan en todo su esplendor sus gozosos requiebros y la sobredosis de arreglos, amén de esos títulos interminables. ¿Largo? Sí. ¿Irregular? Quizás. ¿Embriagador? Absolutamente.
Calificación: 9/10
Temas destacados: ‘Flint (for the Unemployed and Underpaid)’, ‘For the Widows in Paradise’, ‘Oh God, Where Are You?’
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‘Seven Swans’ (2004): Después de la fanfarria llega la calma. Tras el despliegue de ‘Michigan’, sorprende esta colección de canciones folk acústicas, intimistas, contenidas y emotivas, que no se sabe exactamente si versan sobre el amor terrenal o el amor hacia Dios (las letras están plagadas de referencias biblícas). Es precisamente esta profusión de simbología religiosa la que ha hecho que, para algunos, Sufjan sea una especie de Mesías del rock cristiano. Pero no hace falta ser creyente para caer rendido al encanto infinito de ‘Seven Swans’. Acompañado por la Danielson Famile, las canciones se desgranan, serenas y delicadas, conducidas por una voz que subyuga como nunca. Sufjan demuestra que, en las distancias cortas, también gana.
Calificación: 9/10
Temas destacados: ‘The Dress Look Nice On You’, ‘To Be Alone With You’, ‘He Woke Me Up Again’
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‘Illinoise’ (2005): Aunque parezca obvio decirlo, ‘Illinoise’ es realmente un disco sobre ‘Illinois’. Si no se es bilingüe se puede disfrutar de las estupendas melodías y arreglos de compositor absolutamente prolífico, pero ningún análisis exhaustivo del contenido de este álbum puede pasar por alto el elevadísimo número de referencias a personajes históricos, guerras, presidentes de Estados Unidos o pequeños pueblos relacionados con este estado. Un simple vistazo a las letras deja claro que aquí el concepto no es una excusa o una coartada intelectual: lo es todo. O Sufjan sabe mucho sobre Illinois o desde luego se documentó durante meses. Más allá de Chicago se recurre a ciudades del tamaño de Soria o incluso a pequeños pueblos de 300 habitantes para contar una historia, como es el caso de la canción de los zombies, ‘They Are Night Zombies!! They Are Neighbors!! They Have Come back from the Dead!! Ahhhh!’, una de las mejores del álbum, que se dedica a citar varios de esos pueblos. Puede que nunca hayas llorado en una furgoneta conduciendo desde Nueva York a esta ciudad, pero igual no te hace falta ni escuchar lo que está cantando para adivinar su significado, ¿verdad? Crítica completa. Sebas.
Calificación: 10/10
Temas destacados: Todas
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‘The Avalanche’ (2006): El talento para pertrechar canciones grandiosas como otros fabrican churros tiene una genial constatación en este ‘The Avalanche’, recopilación de los descartes de ‘Illinoise’, incluyendo tres versiones alternativas de ‘Chicago’ (aunque ninguna le haga sombra a la inconmensurable versión final). A bote pronto, debe contener más de media docena de temas por los que cualquiera mataría, además de ahondar (aún más) en la particular mitología del estado. Aquí, Super Sufjan sobrevuela un paisaje technicolor, donde transitan las Vivian Girls (los dibujos, que no la banda) con los supercomputadores, entre avalanchas y tornados. Algo se le habrá quedado fuera, supongo, pero casi que lo dudo.
Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘Adlai Stevenson’, ‘The Henney Buggy Band’, ‘The Mistress Witch from McClure’
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‘Songs for Christmas’ (2006): Pocas cosas hay más irritantes en este mundo que las chillonas y desgradables voces de los niños en los villancicos. Ante la posibilidad de que en las cenas familiares tuviéramos que oír tan sólo uno de esos berridos, el sufrimiento llegaba a cotas desesperantes. Hasta la edición de este disco. Santa Sufjan nos daba la posibilidad de remediar tanto sufrimiento con ‘Songs for Christmas’, una caja llena de villancicos para los finos de oído. La caja se presentaba con cinco EP’s, cuarenta y dos villancicos en total, entre versiones de clásicos como ‘El tamborilero’, ‘Noche de paz’ o ‘Jingle Bells’ y nuevos temas navideños de Sufjan Stevens; un libreto con letras y acordes, cuentos, pegatinas, un cómic y un póster inquietante en el que aparece cual padre de familia psicópata al lado del árbol. Un regalazo. Crítica completa. iko.
Calificación: 7/10
Canciones destacadas: ‘O Holy Night’, ‘That Was The Worst Christmas Ever’
‘The BQE’ (2009): Se trata de la BSO de un documental dedicado a la autopista Brooklyn-Queens Expressway auspiciado por la Brooklyn Academy of Music. Sin diálogos ni sonido y a triple pantalla, podría haber sido rodado en cualquier momento comprendido entre 1920 y 2010. A pesar de la bella fotografía y de esas notas de iconografía cómic-kitsch marca de la casa que van salpicando las imágenes (tres superheroínas cimbreándose con hula-hops), su continuo desfile de coches-edificios-coches acaba resultando monótono, como su banda sonora. El proyecto “clásico” de Stevens parece prometedor y con puntito arrebatador en su arranque, pero esa sensación inicial rápidamente se diluye. El hecho de que nuestro bardo no cante ni media sílaba tampoco ayuda demasiado.
Calificación: 5/10
Canciones destacadas: Ninguna en especial.
‘All Delighted People EP’ (2010): Sufjan se declaraba el año pasado en crisis existencial y se cuestionaba su música y los tradicionales formatos de canción y álbum. Sonaron todas las alarmas. Porque desde ‘Illinoise’, no había sacado nada enjundioso; todo lo que teníamos eran canciones con cuentagotas, rumores sobre los próximos proyectos (¿Rhode Island? ¿California?), colaboraciones y proyectos estrambóticos: migajas para seguidores hambrientos de magia. Parecía que Sufjan había sido otro de esos artistas engullidos por una obra más grande que la vida, incapaz de superarla, incapaz de enfrentarse a un nuevo reto.
Pero el 20 de agosto llegó por sorpresa este falso EP, pulverizando temores y dinamitando cualquier tipo de idea preconcebida sobre él. Bueno, miento; creo que refuerza definitivamente la percepción de que es un absoluto genio. Porque, perdonen por la expresión, pero esto es acojonante. Sufjan se alimenta de toda la tradición de la música popular norteamericana: del soul exuberante al folk intimista, de todo el rock y el pop, pasando por el musical de Broadway para crear una obra desmesurada, barroca, desbordante y delirante sobre el Apocalipsis (y cómo salir de él). Los arreglos orquestales suntuosos y los coros en cascadas se desparraman y burbujean a través de ese tema inicial de once minutos que le da título, una canción que es un homenaje a ‘The Sounds of Silence’, pero que recuerda muchísimo al ‘A Day in the Life’ de los Beatles.
Si Sufjan no parece caer en la en la grandilocuencia o la melagomanía es por ese extraño sentido del humor que recorre toda su obra, esa sensación de que, en el fondo, no se toma a sí mismo demasiado en serio. Y, gracias también, a la emoción que logra desentrañar en cada recoveco, en esas canciones que dan vueltas sobre sí mismas y que en cada nuevo giro cambian y te ofrecen nuevos destellos. Y cómo brillan esos pequeños detalles que te llegan al alma, esos requiebros que hacen que una canción que ya aparece agotada e insuperable brille aún más. Y esas inflexiones de su voz que te ponen el vello de punta. Y esa sensación de que todo esto le sale natural. No suena forzado, no parece impostado, no es ninguna pose. Fluye como si no le requiriera mayor esfuerzo. Las canciones aparentemente más simples tampoco dan tregua; la emoción se desborda en ‘Heirloom’ o en esa acongojante balada “épica al piano” que es ‘The Owl and the Tanager’ o en ‘From the Mouth of Gabriel’, un clásico instantáneo. Pero si todo esto te parece poco, espera a escuchar ‘Djohariah’, la joya que cierra este EP. ¿Quién es capaz de perpetrar una canción de ¡17 minutos! y que no sólo no te aburra, sino que, además, te haga desear que, por favor, no se acabe jamás? Sufjan, no volveré a desconfiar de ti. Te lo juro.
Calificación: 9/10
Canciones destacadas: ‘Djohariah’, ‘All Delighted People’ (original), ‘Heirloom’
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