Muchos compañeros de generación de The Vaselines en Glasgow y alrededores (The Pastels, Teenage Fanclub, BMX Bandits) no tiraron la toalla y hoy son elogiados y admirados por la crítica, conservan sus antiguos fans y aún logran enganchar a los nuevos cachorros. Eugene Kelly y Frances McKee partieron pajuelas en 1989 poco después de publicar su primer y único disco hasta la fecha, ‘Dum Dum’, y emprendieron unas más bien poco afortunadas carreras por separado. El éxito y el reconocimiento nunca les alcanzó, más allá de una pequeña leyenda en el entonces minúsculo e insignificante círculo indie, hasta que un músico con el que compartieron escenario, Kurt Cobain, reivindicó sus canciones. Entonces pudieron ser alguien, pero insistieron en continuar sendos caminos malditos como si todo aquello no fuera con ellos.
Su reunión para un concierto benéfico en 2008, previo a la reedición de sus primeras grabaciones por el sello Sub Pop bajo el título ‘Enter The Vaselines’, les llevó a replantearse aquel baño de masas que se negaron a sí mismos catorce años atrás y se lanzaron a una gira de reunión que también les trajo por aquí. Decepcionaron. Pero ellos, inesperadamente, se animaron a escribir nuevas canciones que hoy son este su segundo y quizá último álbum, ‘Sex With An X’. Cuarentones, pero con su espíritu gamberro intacto, Kelly y McKee huyen de la versión de sí mismos madura, reposada y sabia que cabría esperar y que tan bien ha funcionado a otros colegas escoceses. Secundados por Stevie Jackson y Bobby Kildea (ambos de Belle & Sebastian, que se han convertido en sus principales valedores), más el 1990s Mike McGaughrin a la batería, afrontan esa supuesta madurez en una loca carrera en sentido contrario, con la vista siempre puesta en el travieso y desgreñado estilo que fue marca de su casa. Pero veinte años no son cualquier cosa.
Como una especie de anti-Carpenters (vía Bo Diddley vía Velvet Underground vía Jonathan Richman, pero Carpenters al fin y al cabo) estos Vaselines son estéticamente más pulidos en imagen y sonido pero, aunque ya no suenan amateur y cargados de feedback, siguen siendo capaces de componer piezas tan inmediatas y resultonas como aquellas ‘Molly’s Lips’, ‘Sex Sux’ o ‘Son Of A Gun’. Y, sobre todo y afortunadamente, continúan mostrando una incorregible y afilada lengua en unas cáusticas letras que se burlan de trasnochados clichés de sexo, drogas y rock ‘n roll (‘Ruined’), ponen de manifiesto su incapacidad para entenderse entre ellos (‘Poison Pen’), se enorgullecen de mostrarse como unos viejos verdes (‘Mouth To Mouth’) y, sobre todo, hablan de amor y sexo como una inagotable fuente de frustraciones, errores y culpabilidad (‘Sex With An X‘, ‘Such A Fool’, ‘Turning It On’), asumiendo la incapacidad del ser humano para encarar el amor desde una perspectiva mínimamente (¡glups!) adulta.
Amén de incluir ese nuevo clásico que engrosa la leyenda de la banda escocesa que es ‘I Hate The 80’s‘ (rabioso alegato contra los jovenzuelos que reivindican esa década sin haberla vivido, ellos sí estuvieron allí y no todo era Duran Duran: los 80 eran una mierda), ‘Sex With An X’ no deja de ser un álbum irregular, pero también un bonito divertimento y, sobre todo, un digno y fugaz regreso (de ahí el adiós de la final ‘Exit The Vaselines’) para cerrar con dignidad una puerta que veinte años antes dejó abierta una banda sin la que el pop, de Nirvana (pasando por The Delgados) a The Pains Of Being Pure At Heart, nunca habría sido lo mismo.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘I Hate The 80’s’, ‘Ruined’, ‘Poison Pen’, ‘Mouth To Mouth’.
Te gustará si te gustan: The Pains Of Being Pure At Heart, The Delgados, Nirvana
Escúchalo: en The Guardian