Neil Young. Una leyenda. Un sexagenario que vio nacer el rock ‘n roll para, años después, convertirse en pionero introduciendo la música de raíces norteamericana en él, que se hundió en una espiral de excesos y renació gracias a la generación grunge, que le convirtió en un símbolo. Peleón, reivindicativo, pacifista militante y agitador social, nadie podría recriminarle que quisiera pasar el resto de sus días reinando con calma, al estilo Dylan, sobre un trono en forma de escenario y entregando de cuando en cuando un explícito manifiesto anti-belicista, un azote a la clase política global, o una opera-rock con trasfondo social. Claramente, Young ya no necesitaba un álbum como ‘Le Noise’.
Young no encaja en el prototipo de venerable figura que vivió mejores tiempos y requiera de un Rick Rubin que venga a darle una pátina de modernidad que ponga de actualidad tanto a él como a su catálogo. No es como Johnny Cash ni Neil Diamond porque, tras unos difíciles ochenta, regresó en los noventa para seguir incansablemente en la palestra hasta hoy y para siempre. ¿Por qué, entonces, embarcarse en un disco de los llamados de productor? ‘Le Noise’ nace de la improbable (salvo sus míticos trabajos con el gran Jack Nitzsche y aquel ‘Mirror Ball’ con Brendan O’Brien, raramente Young recurre a los llamados productores-estrella) unión del de Toronto con Daniel Lanois, productor -también canadiense- de fama mundial gracias a sus trabajos con Brian Eno para U2. El anuncio de un tour en solitario y acústico para promocionar el álbum, tras la muerte de su fiel colaborador y amigo L.A. Johnson, hacía sospechar que nos encontraríamos ante una obra introspectiva y sentida, reposada y alejada de los huracanes eléctricos que acostumbraba, para la que la sofisticación de Lanois no parecía del todo apropiada.
‘Le Noise’ nace con vocación de hito en la carrera de Young y no decepciona en absoluto. Se trata de ocho canciones a las que el ex Buffalo Springfield se enfrenta por primera vez en muchos años sin banda, únicamente con su voz y su Les Paul enchufada a un pedal de distorsión, con rabia y fiereza altamente expresivas, una perfecta materia prima para el lucimiento de Lanois. Este aprovecha la magnífica frescura de la toma en directo dejándola casi intacta, o potenciándola aún más aplicando capas de eco, overdubs y feedback. Es tal el impacto estético que parece inevitable quedar ojiplático tras un primer contacto, pero pronto se reconoce la inconfundible impronta compositiva del autor de ‘Harvest’ en cortes poderosos como ‘Walk With Me’, ‘Angry World’ y ‘Hitchhiker’.
Sin embargo, resulta paradójico que, en medio de este mar de pureza eléctrica, sea una de las dos piezas acústicas la que se revele como la más brillante gema del álbum. ‘Love And War’ es seguramente una de las canciones más sencillas y memorables que el viejo Neil haya escrito en los últimos años. En lo que parece otro de sus sempiternos lamentos contra la guerra, introduce inesperados y emotivos tintes confesionales y reflexivos acerca de lo que merece la pena en la vida, por muchas veces que erremos. «Ha habido canciones de amor, ya canté canciones sobre guerra desde los callejones de Toronto. Canté por justicia y toqué un mal acorde, pero aún intento cantar sobre amor y guerra» dice una de sus estrofas más expresivas. Igualmente sorprendente resulta ‘Hitchhiker’ (sic), en la que Young parece echar la vista atrás en su larga relación con las drogas y la influencia de estas en su vida y su carrera.
Aunque se trate solo de un leve matiz, ese componente explícitamente personal es especialmente agradecido porque humaniza al mito. Aun así, Young no ceja en su empeño por concienciarnos del inminente colapso ecológico (‘Peaceful Valley Boulevard’) y rescatarnos del desencanto (‘Angry World’, ‘Rumblin´’). ‘Le Noise’ es otro magnífico disco de Young en el fondo, pero desafiante, difícil y áspero en la forma, lo cual es probable que no agrade a sus fans más clásicos y que sí le reporte el respeto y la admiración de algún que otro neófito. Neil Young no necesitaba hacer un disco así, pero lo ha hecho. Y así es como se forjan las leyendas.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Love And War’, ‘Angry World’, ‘Hitchhiker’, ‘Someone’s Gonna Rescue You’
Te gustará si te gusta: ‘Ragged Glory’, ‘Arc’.
Escúchalo: en Spotify o en la película del álbum, rodada durante la grabación en una mansión californiana.