Las hermanas Llanos le han debido de coger el gustillo a eso de reinventarse. Después de resurgir de sus propias cenizas con el pelo teñido, sonidos electrónicos, una clara fijación por Madonna y con ‘Let Me Out’ convertido en un single de éxito en todas las discotecas del país -y que incluso a día de hoy, después de reescucharlo, te apetece ponerte de nuevo-, ahora nos han salido con el africanismo por bandera, tal y como atestiguan la portada y el nombre de su nuevo trabajo: ‘I Ka Kené’.
El cambio es tan sorprendente que uno incluso comienza a preguntarse cómo convencen a las discográficas para que les publiquen sus nuevos discos. Y es que haciendo memoria no es difícil recordar que por muy mainstream que fueran (probablemente hasta tu madre supiera quién cantaba ‘Devil Came To Me’), hubo un tiempo en el que se mantuvieron fieles a sus orígenes (y ahí está para recordarlo aquello de «DJ, don’t do this to me»). Con sus fans de base posiblemente mirando ya para otro lado y ajenos a cualquier cosa que pueda venir de la banda madrileña, queda por ver cómo se tomarán sus nuevos seguidores (en caso de que puedan ser considerados como un grupo de personas heterogéneo) este nuevo giro de género.
Por suerte, los Dover cuentan con ‘Dannayá’, un single que llegará fácilmente a las masas. Es una canción divertida, con bastante trallote, una repetición de riff medio gracioso al comienzo y unos oééés y heyheys muy apañados que el gran público puede corear con bastante facilidad. Claro que, lejos de todo esto, es fácil darse cuenta de que la producción del tema es un auténtico despropósito de efectos cutres, baterías y sintetizadores que, si bien hacen su trabajo, no dejan de ser de lo más hortera que has escuchado en tu vida. Eso hasta que lees la letra de ‘Under Your Spell’ (¿a qué viene esa cursilada de «So Mr. Daylight, the summer is back»?) o hasta que escuchas las pretendidas voces africanas de ‘Yafama’, que son como de película de terror.
Así, es difícil adivinar dónde acaba el pastiche y dónde empieza el verdadero africanismo. ¿No será una triste estrategia de márketing? Porque es bastante duro ver la promoción que ha recibido este álbum para después encontrar aparentes descartes de ‘Follow The City Lights’ (‘A Bullet To The Heart’) que son copias descaradas de Yelle (‘La Repònse Divine’), y canciones como ‘I Ka Kené’ que parecen cantadas por auténticos gatos atropellados. Cristina, hija, qué tono.
Calificación: 0/10
Lo mejor: que puedes ponértelo en plan guilty pleasure y regocijarte de lo malo que es.
Te gustará si te gusta: a veces tiene un toquecillo a M.I.A. Pero ni punto de comparación, claro. Y no: ni Vampire Weekend, ni El Guincho, ni Animal Collective ni nada que se le asemeje.
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