La adolescencia es algo así como la esencia del pop, su público objeto por antonomasia, y ha inspirado centenares de canciones a lo largo de la historia. Hedonismo, pasión, dolor, violencia, celos, felicidad, crueldad y, obviamente, amor llevados a los más puros extremos, siempre han sido una mina para los creadores y ahora es el dúo Dënver el que vertebra su nueva obra sobre esa etapa imborrable (para bien o para mal) de todo ser humano.
‘Música, gramática, gimnasia’ es el segundo álbum en la carrera de Milton Mahan y Mariana Montenegro, un dúo de la ciudad de San Felipe (Chile) que lleva en activo desde el año 2005. Tras un EP (‘Solenoide’), se trasladaron a Santiago de Chile y ubicados allí publicaron su primer álbum, ‘Totoral’, en el que desplegaban un pop electrónico artesanal, intimista y algo naíf. Quizá alguien recuerde que hace poco hablábamos de ellos por su adaptación del ‘9.6’ de La Bien Querida en el recopilatorio ‘Fonogramáticos Vol. 10’.
En su nueva obra, el salto cualitativo es realmente asombroso. De la mano de Cristian Heyne (productor de los últimos trabajos de Javiera Mena, Gepe o Enrique Iglesias), Milton y Mariana han adquirido una visión estereoscópica y sofisticada del pop, ambiciosa y desprejuiciada, cuya mayor virtud es aunar estilos a menudo disociados como el disco, el noise, la canción melódica, el electro, el funk, los arreglos orquestales, la electrónica y el pop (siempre), en una amalgama coherente, que puede presumir de un eclecticismo semejante al que hace grandes a Klaus & Kinski.
‘Lo que quieras’ es el tema estrella del álbum (su vídeo es una road movie cuyos dramáticos secundarios son los propios Milton y Mariana), que culmina con un crescendo prodigioso, un fantástico homenaje a Los Planetas (concretamente, a los de ‘Segundo Premio’) confirmado sin pudor con el doble sentido de «si te gustan los planetas, yo te los traigo a tu puerta». Paradójicamente, no hay otra canción similar en el álbum, sino que nos encontramos con una amplia paleta de recursos que van del disco funk de ‘Mi primer oro’, perfecta introducción al imprevisible camino que cada viernes espera a cualquier party animal; al pop orquestal costumbrista de ‘Cartagena’, pasando por un exquisito soft pop situado a medio camino de La Buena Vida circa ‘Soidemersol’ (cualquiera diría que estos arreglos de cuerda no están escritos por Louis Philippe) y La Casa Azul en cortes como ‘Diane Keaton’ (un precioso medio tiempo sobre coaching sentimental), ‘Los bikers’ (que convierte un suceso dramático en un delicioso remanso de paz) o el grandioso final ‘En medio de una fiesta’, con un estribillo que se graba a fuego con ese «chicos que se estrellan como cometas».
Pero lo que predomina en este estupendo álbum es un audaz electro pop que toma elementos de todo lo mencionado anteriormente y lo condensa en un atractivo cóctel, en canciones imborrables como ‘Olas Gigantes’ y sus inesperados toques de bandoneon, el toque sucio de ‘Litoral Central’, las sospechas y los celos en ‘Feedback’ o ‘Los adolescentes’, sin duda el mejor corte de todo el disco, con un infeccioso riff de guitarra y su estribillo altamente adhesivo, que retrata a la perfección la crueldad y la futilidad de la pubertad, culminando en un loco crescendo. Como única objeción, cabría reseñar cierta simplicidad en algunas de sus letras (especialmente en ‘Cartagena’ o ‘Feedback’), que acaban por restar algo de potencial y credibilidad a las canciones; pero haciendo balance eso parece insignificante si al otro lado colocamos su coherencia, su riesgo y su talento para el pop. Dënver pueden seguir la estela de Javiera Mena o Gepe, y encabezar a una interesante camada de bandas chilenas como Protistas, Dadalú o Los Mil Jinetes. Con ‘Música, gramática, gimnasia’ han dado un paso de gigante que, ojalá, les alcance para cruzar el Atlántico.
Calificación: 8,5/10
Lo mejor: ‘Los adolescentes’, ‘Lo que quieras’, ‘En medio de una fiesta’, ‘Olas gigantes’
Te gustará si te gusta: el eclecticismo de Klaus & Kinski, La Casa Azul meets La Buena Vida
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