Día de la Música Heineken 2011: domingo

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Día de la Música Heineken 2011: domingo

El buen cartel del sábado del Día de la Música Heineken se creció el domingo con conciertazos seguidos de John Grant, Lykke Li, Destroyer y Janelle Monáe, solapados con shows también enormes de Yuck y Ron Sexsmith. Todavía no han pasado dos días y ya cuesta creer que todo esto haya pasado en Madrid. Esperemos que la propuesta se consolide, aunque a juzgar por las buenas cifras de asistencia, parece seguro. Estas son nuestras crónicas de los conciertos del domingo. Además, hemos sumado PS I Love You y Lüger a las del sábado.


Neuman: Al proyecto de Paco Román, heredero en todos los sentidos del indie noventero, no le importó tocar a tan poco agradecida hora como las cuatro de la tarde en el Escenario Mercado Música Matadero y su banda interpretó su repertorio sin ninguna desgana. Mientras el batería Raúl Frutos hacía virguerías con un banjo, sus temas se crecían pasando del slowcore al post-rock normalmente en la segunda mitad, creando un nivel de atracción hacia quien pusiera un mínimo para atender impropio de esas horas. Si no terminan de despuntar es por las comparaciones con grupos internacionales de estilo similar. Poca pega más se les puede poner. Sebas.

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Pony Bravo: Hay conciertos en festivales que pueden marcar un antes y un después en la carrera de un grupo. Ese parece el camino que seguirá el set del pasado domingo de Pony Bravo. Ya han paseado su potente directo por decenas de lugares del país, pero la sensación de este show fue que ya son demasiado famosos para actuar en un Escenario como el UFI. Tan lleno estaba que muchos se vieron obligados a abandonar porque apenas se podía respirar o ver a Za!, que habían actuado un par de horas antes, pero aun así se animaron a asistir a sus compañeros de pista en el disco del festival. Los que se quedaron disfrutaron de un directo que tiene tanto de flamenco, como de kraut o punk, y también algo de reggae y jam session. Al final es imposible no bailar. Curioso lo diferente del público que reunieron y lo que pudieron contentar a todos por igual. Solicitadísimo bis que sí se produjo y megaovación final. Sebas.

Dum Dum Girls: Pese al calorazo que hacía a las cuatro y media de la tarde del domingo (acumulado sin piedad en el Escenario ¡Madrid!), el post-punk garajero de las Dum Dum Girls entró bastante bien de principio a fin. Con la de propuestas similares que hay actualmente, el grupo liderado por Dee Dee Penny se antoja como uno de los mejores, tanto a nivel compositivo como en su directo, sencillo pero efectivo. Además de temas de ‘I Will Be’ (2010), su excelente debut, como ‘It Only Takes One Night’ o ‘Jail La La’ y de su EP ‘He Gets Me High’ (2011), del cual no pudo faltar su versión del ‘There’s A Light That Never Goes Out’ de los Smiths, adelantaron nuevas y prometedoras canciones del que será su segundo álbum, próximo a salir en septiembre. quietmansmiling.

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John Grant: El ex vocalista de The Czars presentó de nuevo sus canciones sin el respaldo de Midlake que tanto bien hace en su debut, ‘Queen Of Denmark’. Ni falta que le hace. El escenario Rockdelux, con gradas, climatización en perfecto funcionamiento y, sobre todo, un buen sonido, era todo lo que necesitaba Grant para amplificar la belleza de esa obra. Con apenas un par de teclados (uno de ellos desesperó al músico que acompañaba al músico de Denver) y un portátil que ocasionalmente lanzaba algunas bases pregrabadas (en ‘Chicken Bones’ hasta amagó unos bailes), su portentosa voz, delicada y potente a la vez, se bastó para desarmar al numeroso público que logró reunir. Como una especie de Rufus Wainwright despojado de histrión y divismo, un John Grant muy cercano realizó un show en el que la emoción resultó totalmente desbordante para muchos, gracias a la sinceridad de canciones tan soberbias como ‘TC and the honeybear’, ‘Jesus Hates Faggots’, ‘Sigourney Weaver’ o ‘Where Dreams Go To Die’. Tras un recuerdo a su etapa en The Czars (‘Los’ y ‘Drug’ mostraron no ser tan lejanas a su reciente repertorio), remató el concierto con una brutal versión de ‘Queen Of Denmark’ que arrancó una larga y sentida ovación. Raúl.

Yuck: Yuck tienen mucha jeta. Fusilan descaradísimamente a Pavement, Teenage Fanclub y Dinosaur Jr., pero lo hacen tan bien que es preferible pasar por alto lo evidente y limitarse a disfrutar de sus canciones. Continuando con el buen sabor de boca que acababan de dejar Dum Dum Girls, el trío sacó sus Jaguars y Jazzmasters (¿qué otras guitarras podían emplear?) a pasear, e interpretaron parte de su homónimo debut (‘Get Away’, ‘Operation’ y ‘The Wall’ fueron algunas de las elegidas), además de alguna cara b. Muchos de los presentes disfrutaron a lo grande y más de uno se sabía las letras al dedillo. A ver cuánto dura este revival, y a ver si dentro de unos años siguen siendo tan guays, o por el contrario son considerados unos oportunistas. quietmansmiling.

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Lykke Li: Lykke Li ya demostró hace un par de años en Moby Dick que, si ya en estudio es casi sobresaliente, en directo va camino de convertirse en una de las grandes, si es que no lo es ya. Animado por lo solvente de ‘Wounded Rhymes’, su repertorio ahora es mucho mejor y el hecho de tocar en un festival, lo que supone actuar menos tiempo, supuso que su set fuera una sucesión de hit after hit. No faltaron ‘I Follow Rivers’, ‘Sadness Is A Blessing’ o alguna personal favorita como ‘Unrequited Love’. ‘Little Bit’, de su debut, fue recibida como el súper éxito que nunca fue (inmerecidamente) desde sus primeros acordes y también fueron celebradas la breve versión instrumental de The Knife (‘Silent Shout’) o el sample de ‘Power’ de Kanye West en ‘Youth Knows No Pain’. El estilo de Lykke Li bebe de los 50, de lo tribal y por supuesto de la electrónica indie de maestras como Björk, pero cada vez se parece más a sí misma. Es preciosa, además, y la banda, sobresaliente, logró impedir más o menos que el sonido del Escenario Madrid se perdiera por las alturas. Quizá mi concierto favorito del festival. Sebas.

Ron Sexsmith: Nada, ni siquiera un supuesto problema con el sonido de su acústica, pudo impedir que el concierto de Ron Sexsmith en el escenario Rockdelux fuese uno de los mejores del domingo. Con una banda muy competente, y lejos de su sobrecargada producción (dichoso Bob Rock), canciones como ‘Get In Line’, ‘Every Time I Follow’, ‘Late Bloomer’ o ‘The Reason Why’, pertenecientes a ‘Long Player Late Bloomer’ (2011), su último LP, sonaron enormes, emocionantes; como siempre debería haber sido. Tampoco desmerecieron otras como ‘Brandy Alexander’ o ‘Hard Bargain’, de sus anteriores discos. La preciosa voz de Ron, quien dedicó el set a la memoria de Clarence Clemons, estuvo en plenas facultades durante toda la actuación, y aunque algunos no pudieron resistir la ansiedad de tomar posiciones para Janelle Monáe, era de rigor quedarse hasta el final, como así hicimos la mayoría. Ole. quietmansmiling.

Destroyer: Dan Bejar ha elevado su estatus gracias a ‘Kaputt’, un disco maravilloso al que quizá le pese estar enmarcado dentro de un concepto sonoro muy específico. En directo, el canadiense se instala en un papel de indolente maestro de ceremonias, amarradito a un micro con una mano y a una lata de cerveza con la otra, haciendo su parte y retirándose a reposar mientras una banda brutal hacía un alarde de elegancia y potencia en nombre del funk, el soul y el disco. Como un ente orgánico, cada instrumento (con espectacular protagonismo de vientos y un guitarrista de caerse de culo) iba sumándose a una turba de sonido que en las inmediaciones de la mesa de sonido era un cañonazo. Nutriendo el setlist con casi la totalidad de su último álbum, ‘Painter In Your Pocket’, ‘3000 Flowers’ o una felizmente recuperada ‘It Gonna Take An Airplane’ mantienen el magnífico tono y muestran que la obra de Bejar es un todo en el que ‘Kaputt’ funciona, simplemente, como un detonador. Incluso los más remisos tuvieron que rendirse a bailar con la barbaridad final de ‘Bay Of Pigs’ y ‘Song For America’. Por mí, podían haber seguido así toda la noche. Raúl

Russian Red: Lourdes, que venía de triunfar en Corea, donde ha aparecido incluso por las listas de éxitos, presentaba con banda las canciones de ‘Fuerteventura’. El concierto se abrió con ‘The Memory Is Cruel’, una de las canciones de actuación vocal más apasionada de este segundo disco, y seguramente una de las favoritas del público. Es una pena que el sonido no terminara de llenar el Escenario Entradas.com, quedándose en lo que se conoce como un concierto para recinto pequeño o para las primeras filas (como ya le sucedió en el FIB). Los fans que se agolpan en torno al micrófono se lo pasan bien porque lo cantan y lo oyen todo y además disfrutan de la dedicación de Lourdes, que agradeció la presencia de caras conocidas y se deshizo en elogios para Charlie Bautista, mientras la multitud de atrás va abandonando poco a poco porque no se logra meter en el concierto. Una pena porque el set es perfecto en lo visual si pensamos en las raíces de su música (Lourdes aparece con pintalabios rojo, por supuesto, y un precioso vestido mientras el resto de la banda va en traje) y su repertorio, con ‘Loving Strangers’, ‘Cigarettes’, ‘They Don’t Believe’ o la increíble ‘I Hate You But I Love You’, difícilmente se podría orquestar mejor. Por lo que dicen, en la radio se escuchó mejor. Sebas.

Janelle Monáe: Ni el sol de justicia que todavía se dejaba sentir en el Matadero fue capaz de amedrentar a la de Kansas ni a su banda, que desafiaron al calor con unas capas negras y unos atuendos más propios del invierno que de otra cosa, mientras el público asistente sufría calores más propios de agosto que de finales de junio. Acompañada por dos coristas y una impactante banda, Janelle salió al escenario junto a dos bailarinas envuelta en una capa rollo ‘Scream’ que volvió a utilizar en otra ocasión, pese a la que estaba cayendo. Quizá el setlist del concierto no parecía muy encaminado a mantener la atención del público que no conocía demasiado su trabajo, que se perdió después de un impresionante inicio con ‘Dance or Die’ y ‘Faster’. Sin embargo, su versión de ‘I Want You Back’ de los Jackson 5 y, sobre todo, el tándem ‘Cold War’ y ‘Tightrope’ que prácticamente cerraba el repertorio, dejaron un sabor de conciertazo poco probable al principio, cuando el sonido era algo bajo. Mención aparte merece esta chica en todo su conjunto, que nos fascina: voz, atuendo, tupé, el cuadro que pintó con un culo, un fondo rojo y la palabra «Love» debajo y sobre todo esa lluvia de confetti propia de los conciertos de las auténticas divas del escenario. Janelle, queremos más. Farala.

Glasvegas: ‘Euphoric ///Heartbreak\\\’ tal vez no sea la mejor excusa para ver a los escoceses en directo, pero no hay que olvidar que tienen un muy buen primer álbum, y que pese a la ligera ida de olla, aún puede dárseles un voto de confianza. Aunque James Allan ya no toque la guitarra y se pasee por el escenario pose tras pose con un micro que tiene un cable iluminado, Jonna Löfgren, la nueva percusionista, es una de las nuevas bazas de la banda para su directo, con una energía incombustible al golpear su instrumento. Por suerte el repertorio estuvo dividido entre sus dos LPs, y se agradeció escuchar ‘Geraldine’, ‘It’s My Own Cheating Heart That Makes Me Cry’, ‘Go Square Go’ o ‘Daddy’s Gone’ al lado de las más aceptables de las nuevas, como ‘You’, ‘Shine Like Stars’ o ‘Whatever Hurts You Through The Night’. Lo malo, de nuevo, fue la actitud de James, más interesado en su histrionismo que en cantar con ganas. Quédate quieto, muchacho, y cuélgate de nuevo la guitarra, que así vas a molar más. quietmansmiling.

Caribou: Hemos visto mejores conciertos de Caribou. Sin ir más lejos, la actuación que hizo hace poco más de un mes en el escenario ATP del Primavera Sound. Mucho más calmado que de costumbre, Dan ofreció esta vez un set que no se elevó hasta que ‘Odessa’ y ‘Sun’ sonaron al final. Tal vez pesaba mucho la jornada laboral que aguardaba al día siguiente y por ello el público no se terminó de entregar, quizá los juegos de luces no fueron los adecuados o puede la falta de Red Bull en las barras (un festival sin Red Bull es como un jardín sin flores) hiciesen mella en nosotros, pero aun siendo un buen fin de fiesta (¿quién no se fue repitiendo «sun, sun, sun»?), sabemos que Caribou podría haber arrasado de verdad. Farala.

Fotos Heinekenpro.

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