Maga / Satie contra Godzilla

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Maga / Satie contra Godzilla

Aunque sirva, de una manera más o menos aproximada, para describir esa mezcla de lirismo y fiereza del sonido actual del grupo, y por muy fuerte que sea la tentación de recurrir al chascarrillo fácil, pasemos por alto el no demasiado afortunado título de este quinto trabajo de Maga. Al fin y al cabo, podemos encontrar en la cosecha discográfica nacional de este año, y no es necesario señalar, títulos mucho peores. En lo estrictamente musical, ‘Satie contra Godzilla’ mantiene el interés del grupo por adaptarse al nuevo registro que ya presentaron en ‘A la hora del sol’, su primera referencia para Mushroom Pillow, pero, al igual que en aquel, vuelven a evidenciarse claros signos de estancamiento y, peor aun, una preocupante pérdida de identidad. Con lo que Maga ha sido…

Las dos únicas novedades en sus nuevas composiciones, esta vez producidas por Ramón Rodríguez (quien parece no haber tenido ningún día de descanso este año) ya estaban presentes en ‘A la hora del sol’, así que ni siquiera podemos considerarlas como tales. Por un lado, la confirmación del abandono definitivo de la electrónica y la apuesta abierta por las guitarras afiladas, sin llegar al ruido pero endureciendo el tono. Por otro, la pérdida de abstracción de las letras que, por fin, se entienden a la primera escucha sin necesidad de malabarismos mentales ni explicaciones a pie de página. El resultado permite acercarse a ‘Satie contra Godzilla’ con mayor facilidad que a sus primeros discos y, por lo tanto, podrá llegar a un sector de público más amplio, aunque todo sea a costa de que Maga haya dejado de ser Maga para convertirse en un grupo más entre una multitud de propuestas clónicas, al que al final conseguimos diferenciar gracias a la inconfudible voz de Miguel Rivera. No hay avance sino conformidad con unas composiciones que suenan a radiofórmula indie y unas letras de esa lírica que busca el todo en la nada y cuyo único riesgo es el de acabar resultando huecas y redundantes.

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El propio single, ‘El ruido que me sigue siempre’, cuyo desarrollo más allá del potente estribillo (con su inevitable juego de contrarios silencio contra ruido) es prácticamente nulo, ya da muestras del evidente agotamiento, aunque se une a ‘Hagamos cuentas’ o ‘Ver de otra manera’ (la canción más “dura” en cuanto a sonido, aunque también la más descarada en sus referencias) en el grupo de canciones que podrían funcionar muy bien como hit para el gran público. ‘Frío’, que al principio parece la simple repetición del prototipo “pasaba por tu calle y me acordé de ti”, acaba en un interesante giro final, algo que se echa en falta en las obvias ‘El gran final’ (“Tenemos la historia. Solo nos falta el gran final”), ‘De memoria’ (“Un día no es más que un día más”) o ‘Tres segundos’ (la historia de un suicidio como única salida desde una óptica consciente y racional). Y tras la interesante ‘Desde el aire’, cierran ‘Satie contra Godzilla’ las dos composiciones que más recuerdan a los primeros Maga, aunque por desgracia dejan patente que aquella también era una vía agotada: ‘Antorcha humana’, cuya letra podemos interpretar o en clave social o como contundente respuesta a los críticos musicales (“No se ataca, qué inocencia, la despensa si está llena”); y ‘En mi honor’, una curiosa autoelegía que, esperemos, solamente signifique el fin de una etapa y el regreso a unos Maga en pleno estado de forma.

Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘El ruido que me sigue’, ‘Ver de otra manera’, ‘Desde el aire’
Te gustará si te gusta: ‘Al salir el sol’, unos Muse descafeinados, Vetusta Morla
Escúchalo: Spotify

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