No daba crédito a lo que estaba sucediendo en el Centro Asturiano el señor que el viernes pasado salió a presentar el concierto que Lorena Álvarez, un responsable de esta institución. La asistencia de público al set gratuito había superado -dijo- toda expectativa. Sólo oírle hablar de ‘La cinta‘ que se estrenaba delante de un retrato del Príncipe Felipe que presidió todo el evento, era surrealista. Jubilados, padres y niños se mezclaban entre el público con la muchachada que en los últimos meses había escuchado en Soundcloud algunas de las composiciones de esta chica, que tras un breve paso por el sello independiente Discoteca Océano, finalmente ha pasado a formar parte del catálogo de Sones.
Las expectativas que se iban formando en este salón de actos inencontrable en pleno Malasaña eran altas y nadie pudo salir defraudado. Cuando digo nadie, quiero decir nadie. El público joven, entre el que se dejaron ver Joe Crepúsculo, miembros de Ama, Los Punsetes o nudozurdo, disfrutó de una intérprete de cualidades técnicas imperfectas (ella misma estuvo obsesionada desde casi antes de empezar por lo desafinada que estaba su guitarra) pero siempre divertida y dicharachera; mientras el mayor, con ganas de música tradicional, podía ver cómo se construía un repertorio de canciones nuevas en pleno 2012 inspirándose en la tradición y con éxito de público.
La banda de Lorena Álvarez, consistente en una chica a los bailes regionales y las castañuelas y un muchacho a la percusión con un «tradicional sexy» impreso en su instrumento (ambos de La Pequeña Suiza), se vio enriquecida por un par de «mancebos» que surgieron del público para hacer coros o encargarse de los vientos en un par de pistas, pero aquí quien partió la pana fue ella. Arrancó el concierto con el hit ‘Ya no me acuerdo de ti’ y poco a poco fue entregando ‘Buenos días’, ‘Manolo’ -introducida como un reggaeton- o ‘Pequeño saltamontes’, esta última con la colaboración de la niña que la escribió, y una de las más celebradas del repertorio. Pero además, Lorena fue aderezando el setlist con una buena ristra de introducciones divertidísimas y autoparódicas. «No aplaudáis todavía (por si acaso)», pidió antes de interpretar una canción dedicada a la persona que le enseñó a tocar el pandero cuadrado, recientemente fallecida, por miedo a que le saliera mal. «Ya», concluyó al terminar. En la pantalla no tiene ni la mitad de gracia, pero no haber visto a esta mujer en directo equivale a no saber nada de ella.
En sus mejores momentos, Lorena Álvarez suena como una banda de folk similar en su país a Moldy Peaches, medio lo-fi y con pocos recursos, pero siempre encantadora. Ya lo hemos vivido recientemente con ‘El rey del mambo y la reina de Saba’, ‘Fotos’ o Junco y Diamante. ¿Qué puede haber mejor que el encuentro de las diversas generaciones en las fiestas del pueblo? No sé cuántas «cintas» se pudieron vender al final, pero aquello fue un no parar. De haber computado en Promusicae, top 90 mínimo. 9.