Tortoise, el nuevo jazz era esto

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Tortoise, el nuevo jazz era esto

El nombre Tortoise siempre se ha unido a la etiqueta post-rock ineludiblemente pero, reescuchando su discografía, resulta más que evidente que la música de la banda de Chicago siempre ha tenido mucho más que ver con el jazz que con cualquier otro género. Lo que sí es inexorable es que se trata de un grupo trascendental para la música popular de las dos últimas décadas, y que han firmado algunas de las obras más influyentes de los años 90. En los próximos días realizan una amplia gira por nuestro país, que comienza el sábado 12 de mayo en Santiago de Compostela (dentro del ciclo Sons), y continúa el día 13 en Bilbao (en Bilbao BBK Live Bereziak), el día 15 en Madrid (en Los Conciertos Sublimes Matinales de El Matadero), el día 16 en Barcelona (sala Apolo) y culminará el día 18 en el festival Territorios Sevilla, donde compartirán escenario con Iggy Pop, Amaral o Kiko Veneno.

El germen de Tortoise surgió, hace ya veinte años, con la unión del bajista Doug McCombs (por entonces en la banda Eleventh Dream Day) y el batería John Herndon (de Poster Children), que tuvieron la ocurrencia de ofrecerse como base rítmica de alquiler. Pronto coincidieron con Bundy K. Brown y John McEntire, bajista y batería respectivamente en la banda seminal Gastr Del Sol, en la que militaron David Grubbs y el ahora afamado productor y ex bajista de Sonic Youth, Jim O’Rourke. Juntos descubrieron que compartían una pasión por la rítmica y por el trabajo de producción en el estudio.

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En 1994 su propuesta se concretó en un álbum de debut homónimo, publicado por Thrill Jockey, que sentó las bases de su sonido, fundamentado en el jazz y en la música avant-garde pero con continuos guiños al kraut-rock de Can, al dub o a la muzak de los 60.

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El entonces quinteto (Dan Bitney era el quinto hombre) demostró cómo una música ejecutada casi exclusivamente con instrumentos rítmicos, combinados con elementos percusivos como la marimba o el metalófono, podía resultar tan sugerente como las guitarras, casi siempre secundarias en su propuesta instrumental. Con estructuras intrincadas que huyen del clásico y predecible 4/4 y con la decisiva intervención de teclados electrónicos y efectos de estudio, la consigna de Tortoise era (y siempre ha sido) perpetuar el trabajo de búsqueda que iniciaron los grandes maestros del free-jazz y la música experimental, desde Miles Davis a Steve Reich. En 1996, con David Pajo (ex Slint, Aerial M) sustituyendo a Brown, llegaría su obra más poderosa y trascendental, ‘Millions Now Living Will Never Die’, en la que acentuaron el componente paisajístico y ambient de su música, aproximándose al mejor rock progresivo de los 70.

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‘Djed’, la pieza que abre ese álbum, es un maravilloso viaje de algo más de veinte minutos por la imaginería que compone todo el catálogo de Tortoise: inspirarse en música visionaria del pasado para, aportando las posibilidades de las nuevas tecnologías de grabación, ofrecer una visión futurista y avanzada de la música. Aunque, posiblemente, su mayor valor ha sido que su fuerte éxito crítico consiguió acercar estilos como el ambient o el free-jazz a un público que dejaba atrás la fascinación por el rock alternativo y se abría a nuevos campos. Con ‘TNT’, un álbum marcado por la incorporación del guitarrista Jeff Parker, que pronto plasmó la impronta de su imaginativa forma de tocar, Tortoise cerraron la década de los 90 encumbrados como una de las bandas más importantes e influyentes de la época.

La siguiente década comenzó a lo grande con ‘Standards’, un álbum fabuloso en el que ya sí terminaron de definir los atisbos de funk y rock que se percibían en el álbum precedente, en cortes geniales como ‘Seneca’ o ‘Blackjack’, y pusieron más énfasis en su vertiente electrónica (‘Firefly’). Sin embargo, ‘It’s All Around You’ (2004) supuso un cierto desencanto hacia su música, que se volvía reiterativa en sus recursos y abusaba de unos teclados que casi sonaban a new age. Sus seguidores no podíamos concebir a unos Tortoise que sonaran predecibles y complacientes. Por suerte y tras un álbum de versiones firmado junto a Will Oldham (‘The Brave And The Bold’), en 2009 llegó un ‘Beacons Of Ancestorship’ en el que retomaban el espíritu aguerrido de ‘Standards’, con cortes tan enérgicos como ‘Prepare Your Coffin’ y hasta alguna incitación al baile (‘Northern Something’).

El grupo de Chicago siempre ha estado rodeado por cierto halo de intelectualidad que seguramente haya echado para atrás a muchos oyentes potenciales. Pero para disfrutar de Tortoise realmente no es necesario poseer un gran background en free-jazz o avant-garde, tal y como demostraron en la soberbia actuación que ofrecieron hace un par de años en el Primavera Sound. Su música está fundamentada en el ritmo, la precisión y la alternancia de la fuerte y lo delicado, y eso es algo totalmente físico, epidérmico, y su poder puede llegar a cualquiera que esté dispuesto a sentirlo.

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