Hay una cosa muy criticable de los medios de comunicación, y eso es su excesivo clientelismo político, su necesidad de alinearse a un lado u otro del partido y su consecuente habilidad para contar las noticias según les interesa en cada caso, en lugar de utilizar sus espacios informativos para lo que verdaderamente fueron concebidos: el servicio público.
Con unos medios de comunicación cada día más ahogados a causa de la carencia de inversión publicitaria, los estados y gobiernos se convierten cada día en poderosos lobbies de presión que utilizan sus propias campañas de publicidad institucional, adosadas a pingües beneficios para los medios que entren en el juego, dejando fuera a aquellos que no comulguen con sus ideas y se opongan al régimen establecido.
Con estas premisas y después de participar en ‘La Red Social’, no es de extrañar que Aaron Sorkin se haya interesado ahora por este juego de los políticos y los medios de comunicación. Gran conocedor del ámbito político (bien lo demostró en ‘El ala oeste de la Casa Blanca’); ahora se embarca en ‘The Newsroom’, una serie ambientada en la redacción de un telediario vespertino (el de mayor audiencia en Estados Unidos).
Y oh, qué suerte tenemos de que Aaron Sorkin se haya animado con este proyecto: ha sido capaz de balancear suficientemente (aunque hay que reconocer que algunas veces se le va un poco la mano) las historias privadas de sus personajes (que a veces parecen un poco sacadas de ‘Periodistas’) con el abrumador trabajo diario de una redacción de informativos, imprimiéndole incluso ese ritmo trepidante que solo se vive en los programas en directo.
La serie, que -francamente- es televisión pura en uno de sus mejores momentos, ha recibido gran variedad de críticas. No es de extrañar, pues contiene una altísima dosis moralizante, que incluso a veces viene con un tonillo de superioridad nada agradable. Pero la trama es tan interesante que es fácil quedarse enganchado a ver qué opina la dueña de la cadena de que, de repente, a su presentador estrella le haya dado por convertirse en el periodista más íntegro sobre la faz de los Estados Unidos, apoyado por una increíble productora que se revela como el mejor personaje de toda la serie (MacKenzie McHale). Y sobre todo, por ver qué opinan los partidos políticos, la audiencia y los anunciantes de este giro de 180 grados en el espíritu del informativo.
Calificación: 8,5/10
Destacamos: que es relativamente difícil seguir el argumento si uno no está mínimamente informado de las noticias y la política en Estados Unidos.
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Predictor: ya ha renovado para una segunda temporada, como es lógico.