Tú sí que molabas: The Housemartins

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Tú sí que molabas: The Housemartins

Inauguramos esta nueva serie de artículos para recordar a algunas de nuestras bandas favoritas desaparecidas de la historia, con The Housemartins. La excusa para traerlos de vuelta a la actualidad, en caso de que necesitáramos alguna, es clara, pues su líder Paul Heaton, que recientemente cumplía 50 años, está a punto de visitar nuestro país de gira. Heaton suele centrar su repertorio especialmente en su segundo y su tercer disco en solitario, de los que retoma muchas canciones resultonas y en general muy americanas, como ‘Deck Chair Collapsed’, ‘Little Red Rooster’, ‘God Bless Texas’, ‘Welcome To The South’, ‘Acid Country’ o ‘The Ladder’s Bottom Rung’; pero también es habitual que recupere alguna canción suelta de Housemartins. El resultado es que cabe la posibilidad de que el próximo mes de septiembre escuchemos algunas de las mejores joyas de pop de los 80, como ‘Me and The Farmer’ o ‘Build’, en directo, algo que no sucede precisamente todos los días por nuestros clubs y bares, donde somos más dados a recibir con los brazos abiertos a los mismos artistas una y otra vez.

The Housemartins sólo editaron dos discos, así que no hay necesidad ninguna de hacer un playlist con sus mejores canciones ni de recurrir a un «grandes éxitos» (salvo porque su famosa versión de ‘Caravan of Love’ no está incluida en ninguno de los dos álbumes de estudio). Las dos obras que publicaron son muy destacables a pesar de sus defectos, y contienen verdaderas delicatessen de la época. Su debut se abría con un tema de estructura tan fascinante, melodía despreocupada y estribillo tan redondo como ‘Happy Hour’. Después, se alternaban baladones como ‘Lean On Me’ con otros números de pop poderoso como ‘We’re Not Deep’ o ‘Freedom’, que parece un claro antecedente de Blur. El siguiente álbum, ‘The People Who Grinned Themselves To Death’, algo peor considerado por la crítica, contenía en realidad igual o superior número de canciones reivindicables, como el tema titular y corte 1, de imponentes ritmo y vientos; la absoluta diana post-Beach Boys de ‘Five Get Over Excited’; o ‘Johannesburg’, que parece perfecta para ser recuperada en solitario por Paul.

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No está mal que ahora que triunfan Alt-J, recordemos que los cuartetos vocales ya circularon alrededor de la música indie en otros tiempos. El a capella de algunos temas de Housemartins, como mismamente ‘Caravan of Love’, su único número 1, provocaba urticaria a los seguidores más obsesionados con los Smiths, pero John Peel creyó en su estilo desde el principio, y en 1985, un año antes de que sacaran a la calle su debut, ya estaban en su programa realizando la primera de las cuatro sesiones que luego aparecerían recopiladas junto a otros directos en ‘Live At The BBC‘.

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Muy a pesar de Peel, la historia ha tratado a Housemartins como una cara B de los Smiths. Recuerdan a ellos los punteos de las guitarras, el tono de Heaton, sus protestas contra la reina, las burlas de la oscura era de Margaret Thatcher («Maggie chupa la polla de Denis» llegaron a soltar en la radio, encontrándose después con la censura de la BBC), las contradicciones ideológicas (su famoso «take Jesus, take Marx, take hope» acompañó toda su carrera) y hasta publicaron su último álbum el mismo mes que los de Marr y Morrissey: septiembre de 1987, separándose también casi a la vez. Sin embargo, la que se consideraba a sí misma la cuarta mejor banda de Hull junto a Red Guitars, Everything but the Girl y The Gargoyle (de ahí el título de su primer disco ‘London 0 Hull 4’), aportaba sonidos decididamente más 50’s y clásicos, por los que luego pasaría más extensamente todavía Morrissey a principios de los 90, o incluso R&B (‘The Light Is Always Green’). Una variedad que posiblemente tuviera que ver con la presencia de Norman Hook, hoy millonario bajo el nombre de Fatboy Slim, y bajista de inconfundibles orejas, que hizo una sustitución en la banda desde 1985.

No hay nada como separarte a tiempo, antes de entregar obras mediocres, para que el valor de tus canciones se eleve al cubo y eso es lo que ha sucedido con Housemartins. La disolución de la banda fue tan perfecta y elegante que cuatro de sus miembros pudieron conceder una entrevista conjunta a la revista Mojo en 2009 (a Fatboy Slim le pilló antes de coger un avión a Japón a pinchar, así de ocupado anda siempre), en la que charlaban amistosamente sobre los viejos tiempos, descartando por supuesto una reunión. Y es que la formación en esta revista reunida no se veía desde el mítico rodaje del vídeo de ‘Five Get Over Excited’, en el que un miembro nuevo, Dave Hemingway, secuestraba al que se había ido y sustituía, Hugh Whitaker. ¿Os imagináis este buen rollo en una reunión de los Smiths? Bastante menos cool, eso sí, fueron los cinco años que después Hugh terminó pasando en prisión tras atacar a su socio con un hacha, anécdota sobre la que no se profundiza en el artículo de Mojo. Por suerte.

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Tras la disolución de Housemartins, comunicada al NME con una nota histórica que «reconocía» que «en los tiempos de Rick Astley, Shakin Stevens y Pet Shop Boys, simplemente, ellos no eran demasiado buenos», se formó con sus restos Beautiful South (de los que Paul Heaton también retoma algún tema en directo). Aunque algunas de sus composiciones tempranas resultan muy similares a las de Housemartins, el grupo con dos cantantes y una serie de chicas acompañando en distintas etapas, tira hacia un sonido más adulto que ya habíamos visto en la banda original y se convierte en adalid de la VH1, donde se emiten los vídeos del grupo ad nauseam hacia mediados de los 90. Consiguen quíntuples y triples discos de platino en su país con ‘Blue Is The Colour’ (1996) y ‘Quench’ (1998) gracias a los pelotazos de la preciosa ‘Rotterdam’, inundada de matices country, y la desenfadada ‘Perfect 10’, ambas de la etapa con la cantante Jacqui Abbot. En 2007, la banda tiene también el buen gusto de disolverse por tener «demasiadas similitudes artísticas», una referencia irónica a las «diferencias artísticas» que suelen citarse en estos casos… aunque algunos miembros siguen girando con la triquiñuela de llamarse The New Beautiful South y luego The South.

Puede que los conciertos que Paul Heaton dé en la madrileña sala Wurlitzer (de sexto aniversario) el próximo 9 de septiembre o un día antes, en el Music Hall de Barcelona, molen mucho, o puede que sean una sombra de lo que habría sido un show de Housemartins en 1986, cuando llegaron a actuar más de 100 veces. Pero en cualquier caso nada logrará empañar el recuerdo de un grupo que supo alternar de manera magistral melodías clásicas y guitarras jangle en una veintena de canciones imperecederas.

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