Envuelto en todo momento en esa especie de bruma fucsia que decora la cubierta de ‘Pale Fire’, el cuarto álbum de El Perro del Mar se revela desde el primer momento completamente cautivador en su conjugación de estilos tan diversos como el house, el reggae o incluso el space-disco, al mismo tiempo que supone un nuevo y sorprendente cambio de sonido en la carrera de alguien que se presentó al mundo felizmente inmersa en la pomposidad sesentera de pequeñas joyas como ‘Party’, pero que terminó, tres años después, rendida a la elegancia del más sofisticado pop electrónico.
Esta expansión en el lenguaje musical de Sarah Assbring resulta en ‘Pale Fire’ en la más sólida colección de canciones de su carrera desde su álbum debut de 2006. La sueca ha decidido esta vez revitalizar, a su cálido estilo, el pop sintético de los primeros años noventa, ofreciendo en cada pieza una maraña de deliciosa nostalgia bañada por el sonido de los sintetizadores añejos, de sus bellas melodías cósmicas y sus oscuros y a menudo lánguidos ritmos. Ahí está, por ejemplo, la enorme belleza de ‘Love Confusion’, una hermosa pieza que suena difusa al principio, pero que no tarda en subyugar al oyente hasta inducirle a una especie de trance solo interrumpido hacia el final, con el distante sonido (¿o recuerdo?) de unos perros ladrando a lo lejos.
Desde los vientos más o menos épicos que inician el álbum hasta la pegajosa melodía de la excelente ‘Hold Off The Dawn’, otro de los singles que, pese a su sutil sonido tropical, destaca especialmente tanto por su preciosa melodía como por la doliente interpretación vocal de Assbring, ‘Pale Fire’ desarrolla una estupenda primera mitad que ya le hubiera gustado para sí a Jessie Ware. La segunda parte del álbum la lidera ‘Walk On By’, el gran primer sencillo del disco, de influencias negras, que tanto sonora como visualmente se posiciona como uno de los más acertados ejercicios de “revival” noventero desde que el “revival” noventero se pusiera de moda.
Casi igual de interesante es el coqueteo de El Perro del Mar con el reggae en ‘Love In Vain’, punto álgido de la segunda mitad del disco solo superada, por poco, por otro de los hits claros de ‘Pale Fire’, la canción de gráfico título ‘To The Beat of a Dying World’. Pero la poderosa belleza del space-disco de ‘Dark Night’ no tiene rival en el álbum. Con una melodía cercana al africanismo, pero difuminada por el humeante sonido de los sintetizadores, ‘Pale Fire’ concluye su recorrido con su momento más épico en poco más de cuatro minutos. Un breve período de tiempo lo suficientemente fascinante como para que el oyente desee volver a sumergirse en esa rosada neblina de la portada, que tan bien representa el contenido de este álbum.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Hold Off the Dawn’, ‘Love Confusion’, ‘Walk On By’, ‘Dark Night’
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