Flying Lotus / Until The Quiet Comes

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Flying Lotus / Until The Quiet Comes

Dado que todo lo antiguo es hoy lo flamante, cabría preguntarse antes de escuchar su nuevo álbum si Steven Ellison apostaría en ‘Until The Quiet Comes’ por las raíces del hip hop y el jazz, o por el contrario, arriesgaría por la electrónica futurista que abundaba en su trabajo anterior, ‘Cosmogramma‘, y que llevó al de Los Ángeles a confirmar sus postulados sonoros. FlyLo parece optar por ambas opciones, sin buscar una reinvención en los esquemas rítmicos que ha manejado desde que en el 2006 publicara su primer largo, poco antes de ingresar en las filas de Warp.

No estamos ante el fogonazo sorprendente de un debutante. Ellison huye de lo luminoso e inmediato en esta ocasión, haciendo uso de cierta austeridad sonora minimalista sin renunciar a las características de su estilo. La estructura de ritmos entrecortados, sampleos reedificados o las bases hiphoperas sigue formando un puzzle cuyas piezas encajan a la perfección, o bien rivalizan en un opuesto collage de fragmentos distintos unos de otros, que sin tener nada que ver también se acoplan para multiplicar posibilidades expresivas. Es cierto que el proceso de elaboración en la mayoría de los cortes parece el mismo, bajo la premisa de no concentrar capas densas de instrumentación, sobre todo en aquellos temas que no suenan como interludios para enlazar unos con otros.

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En la nómina de colaboradores vuelve a repetir con Thom Yorke, convirtiendo el ya demasiado habitual loop-quejido del cantante de Radiohead, ‘Electric Candyman’, para nuevo fastidio de fans, en un acto vocal imperceptible y bajo un perfil desfigurado imposible de reconocer. Un poco más audible aunque breve es el de Erykah Badu en ‘See Thru to U’, alineando un ritmo tribal -por las bases en las que se sustenta- con un viaje embaucador -por la armonía que la norteamericana estampa-. Pero las mayores rentabilidades vocales las encontramos en cortes como en una más breve aún ‘DMT song’ junto a Thundercat que no esconde sus referencias a Sketch Show, el grupo del que formaron parte Ryuichi Sakamoto y algunos miembros de Yellow Magic Orchestra con la colaboración de Cornelius, donde convergen retro-futurismos, electro-funk y jazz al mismo compás; o en ‘Hunger’, con Niki Randa registrando la atmósfera más gélida o abstracta del disco, y en perfecto contraste con la ambientación cálida de ‘Phantasm’ con Laura Darlington.

Este cuarto disco del norteamericano no supone un menor pulso que su anteriores entregas, discurriendo entre movimientos espasmódicos que se escuchan de un tirón como si sus 18 cortes solo fueran uno, como ya sucediera con ‘Cosmogramma’. No contiene un corte definitivo con el que encariñarse, pero en su conjunto apunta alto.

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Calificación: 7,5/10

Lo mejor: Funciona en bloque, en conjunto.

Te gustará si te gusta: El disco anterior, ‘Cosmogramma’, Dam Funk, Joker en ‘The Vision’

Escúchalo: Grooveshark

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