Rihanna publica hoy su séptimo álbum de estudio convertida en una artista polémica. Por ello no es casualidad que el disco se titule ‘Unapologetic’, porque la barbadense no le debe cuentas a nadie y hace lo que le viene en gana. Esta actitud de chica mala, desde luego más creíble que la de cualquier otra diva del pop de su categoría, aunque también algo irritante, predomina en un disco de planteamiento completamente absurdo; como es habitual, con multitud de escritores y productores involucrados en cada una de las canciones (hasta Adele aparece por aquí) y sin clásicos claros, pero notablemente más interesante que el anterior.
Abre ‘Unapologetic’ una producción de David Guetta llamada ‘Phresh Out The Runway’, bastante más urban de lo habitual en él, y le sigue la canción estrella (de momento) del álbum, ‘Diamonds’, que además está a punto de caramelo de convertirse en el duodécimo número 1 de Rihanna en Estados Unidos. Toda una hazaña a sus veinticuatro años. A partir de aquí, el disco despliega una serie de temas de R&B experimental como ‘Numb’ o ‘Pour It Up’ que crisparán sobremanera a aquellos que buscan en Rihanna grandes hits de sonido europeo, pero que harán las delicias de los fans de temas como ‘Cockiness (Love It)’ o de algunas de las joyas escondidas en los discos de Janet Jackson o Beyoncé.
Chase & Status y David Guetta (otra vez) concluyen con sus respectivas producciones la primera mitad de ‘Unapologetic’, sin relleno para los oyentes de música negra, insoportable para más o menos el resto. Este batiburrillo de estilos continúa con una segunda mitad aún más dispersa pero que entrega canciones tan apañadas como ‘What Now’, que da lugar a una de sus mejores interpretaciones vocales; ‘Stay’, su mejor balada desde ‘Unfaithful’, y ‘Nobody’s Business’, el estupendo número disco-house junto a su ex Chris Brown, que samplea a Michael Jackson pero recuerda más a ‘Vogue’.
La relación de Rihanna con Chris Brown, de hecho, parece la razón de algunos temas de este disco, un ‘Unapologetic’ en el que incluso las letras sobre pasarlo bien y vivir el momento son perfectamente identificables con la vida de su intérprete. ¿O es que nadie ha pensado en los múltiples titulares de los últimos meses sobre las fiestas locas de Rihanna mientras ella canta eso de “el mañana está muy lejos, el pasado ya no puede volver pero somos jóvenes ahora mismo”? Por esta razón el séptimo álbum de Rihanna se percibe también como su obra más personal desde ‘Rated R’ aunque, curiosamente, por razones algo diferentes.
Hace tres años, Rihanna publicaba su cuarto álbum de estudio, y el primero tras la paliza que le dio Chris Brown. La inspiración del sonido opresivo y deprimente de temas como ‘Russian Roulette’ era evidente pero, en 2012, Rihanna ya no es víctima sino aliada de su agresor. En ‘Nobody’s Business’ ambos pretenden dejar claro que su relación no le concierne a nadie; ‘Love Without Tragedy’ parece escrita un mes después de la noche de los Grammy de 2009, y con la letra del estupendo reggae ‘No Love Allowed’ (toda una lección de estilo), tan ambigua que puede leerse irónicamente, Rihanna parece mofarse de todos quienes cuestionaron su decisión de perdonar a Brown, incluidos, por supuesto, sus propios fans.
Al final, solo queda concluir que este es, sorprendentemente, uno de los mejores discos de Rihanna. A la par con ‘Good Girl Gone Bad’ y ‘Loud’, ‘Unapologetic’ propone una experiencia sónica repleta de bases potentes como la de ‘Jump’, producciones lustrosas y sensuales como la de ‘Loveeeeeee Song’ y momentos de enorme belleza como ‘Get It Over With’ (que merece una escucha aunque suene a medio cocer) o el baladón ‘Stay’, aderezadas cada una de ellas con esa honestidad que siempre da puntos. Quizás le sobre un tema o dos y le falten grandes canciones, además de un planteamiento más coherente, pero ‘Unapologetic’, definitivamente, mola.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Diamonds’, ‘Pour It Up’, ‘Jump’, ‘Stay’, ‘Nobody’s Business’, ‘No Love Allowed’
Te gustará si te gusta: Beyoncé, Nicki Minaj, Drake, Chase & Status, Janet Jackson