Desde hace un tiempo se dice en los mentideros que el álbum está perdiendo su vigencia. La crisis de la piratería parece encontrar consuelo en que mientras la venta de discos largos no acaba de tocar fondo, sí hay un claro repunte de la venta de singles o canciones sueltas. A comienzos de este año, la industria británica publicaba un informe según el cual la venta de álbumes bajaba un 11% en 2012, hasta los 100 millones de unidades; mientras que la de singles subía un 6%, hasta los 189 millones de unidades. En Estados Unidos la tendencia era la misma: el álbum bajaba un 4% (a 316 millones de unidades), mientras que el single -sobre todo digital, evidentemente- subía un 5%, hasta los 1.300 millones de unidades. En la misma línea, la era streaming, que favorece los popurrís privados a gusto del consumidor, parece sumar puntos a esta tesis. Incluso algunos artistas como Little Boots han hablado en las entrevistas sobre la escasa relevancia de lanzar largos al mercado, cuando pueden subir sus temas a la red según los terminan.
Un vistazo al informe sobre el mercado en 2012 publicado este año por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica confirma que el año pasado se vendieron 2.300 millones de singles digitales mientras que sólo se vendieron 207 millones de discos en todo el mundo. El top 10 de discos y el top 10 de singles dejan claro que una canción exitosa mueve muchísimas más copias que un disco exitoso: para llegar al top 10 mundial anual en singles hay que vender 6,5 millones, mientras que para el top 10 de álbumes hay que vender sólo 2,2.
Sin embargo, es interesante profundizar en lo que encontramos en cada lista, pues en esta, como en la semanal de cualquier país, las canciones contenidas desprenden un aroma a «one hit wonder» que tira para atrás. El año pasado ocuparon la tabla de canciones más vendidas, junto al doble milagro sucedido a Maroon 5, el ‘Call Me Maybe’ de Carly Rae Jepsen, un ‘Somebody That I Used To Know’ que Gotye no ha podido igualar, el ‘Gangnam Style’ de PSY y ‘Ai se eu te pego’ de Michel Teló. ¿Alguien puede plantear algún tipo de futuro en la industria para estas personas? ¿Las veremos actuando en estadios para 30.000 espectadores dentro de 10 años como a Muse?
El top 10 de álbumes presenta un escenario completamente diferente. Los artistas que encontramos en la lista, en general, no sólo es que cuelguen el cartel de «sold-out» en sus giras internacionales, sino que simplemente las realizan. Además de los casos de Adele, Lana del Rey, Taylor Swift (una superestrella en su país) o una Rihanna que al fin se ha consolidado después de años siendo más vendedora de singles, destaca especialmente el caso de Mumford & Sons. «Sólo» lograron vender 2,3 millones de copias de ‘Babel‘, pero son ellos y no Carly Rae Jepsen quienes se llenan los bolsillos llenando estadios para 20.000 personas hasta en un país como España… mientras Carly ejerce de telonera de Justin Bieber en una gira que ha decepcionado con su recaudación.
La lista de los artistas que más dinero ingresaron en 2012 publicada por Billboard confirma que el álbum importa más que el single. Ninguno de los artistas que figuran en el top 10 de singles más vendidos del año en el mundo aparece entre los 40 que más dinero ingresaron, con la excepción de Maroon 5, que curiosamente son los únicos que repiten en la lista de discos más vendidos. En cambio, de la lista de artistas que más discos vendieron sí son varios los que figuran en el top 40 de los que más recaudaron en 2012: además de Maroon 5, encontramos a Mumford & Sons, Rod Stewart, One Direction, Taylor Swift y Adele. Evidentemente porque los discos son más caros, pero también porque fidelizan mejor al público y le incitan a ir a sus conciertos, donde está un porcentaje bestial de la pasta a día de hoy.
Definitivamente es bastante dudoso que el «disco» esté cediendo terreno. El hit pasajero y efímero tiende a irse por donde ha venido, como ha sucedido casi siempre, y todavía no se ha visto a ningún artista encabezar un cartel de festival a base de canciones sueltas desperdigadas en las plataformas digitales. Por fortuna, el disco mantiene su identidad, relevancia e impacto social, psicológico y mediático aunque sea a partir de sólo una canción de moda, un ‘I Will Wait’.