El cine “invisible” empieza a ser cada vez más visible. En España se está dando una curiosa paradoja: mientras la asistencia a las salas convencionales no deja de menguar, las salas alternativas, los catálogos de las plataformas de cine on-line y hasta los festivales, como el reciente Nocturna, no paran de crecer. Los canales de exhibición se amplían y con ellos las oportunidades de ver cine (en condiciones, quiero decir) lejos de las limitaciones de la distribución tradicional. En esta nueva entrega, reseñamos cinco películas que, a pesar de su calidad, e incluso su repercusión (‘Kill List’), no han conseguido distribución comercial en las salas españolas.
‘Cold Weather’ (2010): Fue la sensación indie de 2010 (mejor película del año para Indiewire), un irresistible cruce entre la poética lowcost del mumblecore y las estrategias narrativas del cine de género detectivesco. Como en sus anteriores y también muy recomendables películas, ‘Dance Party USA’ (2006) y ‘Quiet City’ (2007), Aaron Katz demuestra su talento para la exploración de las relaciones humanas (atención a la naturalidad con la que cuenta cómo surge la amistad entre los dos protagonistas masculinos) y para la descripción de ambientes psico-geográficos (un melancólico Portland que parece cantado por Elliott Smith). La trama noir, con referencias a Sherlock Holmes, es un magnífico macguffin que sirve: 1) como válvula de escape para un ni-ni ante una realidad que le deprime, 2) como pegamento emocional entre dos hermanos distanciados, y 3) como relectura indie de ‘Terciopelo azul’: la irrupción de lo extraordinario como motor de la agitación vital y existencial.
‘Sister (L’enfant d’en haut)’ (2012): A pesar de que su alabado debut, ‘Home ¿Dulce hogar?’ (2008), se distribuyó en España, la nueva película de Ursula Meier continúa aún inédita (aunque la programó Cienfuegos en el festival de Sevilla). Léa Seydoux, la actriz de moda en Francia tras el éxito en Cannes de ‘El azul es un color cálido (La Vie d’Adèle)’, y la joven promesa infantil Kacey Mottet Klein, protagonizan un drama social punzante y lleno de sugerencias. ‘Sister’ es una película que elabora su discurso por oposición, impregnado en las esquirlas que se desprenden de la fricción de los contrastes: arriba (la lujosa estación de esquí) y abajo (el miserable bloque de pisos donde sobrevive un niño y su “hermana”). Como un personaje de los Dardenne, el niño (sin bicicleta) demuestra un inquebrantable instinto de supervivencia. Roba para comer, pero también como infructuoso intento de conseguir lo que más necesita: cariño y ternura. Una lúcida mirada, sin asomo de buenismo ni tremendismo, a los márgenes de la sociedad.
‘Small Town Murder Songs’ (2010): La joya oculta del country noir actual. Un sugerente y perturbador cuento gótico oscurecido por el éxito, el mismo año, de la similar y excelente ‘Winter’s Bone’. Con ecos de los thrillers rurales de los Coen (y no solo porque el protagonista sea un fantástico e irreconocible Peter Stormare), la segunda película del prometedor Ed Gass-Donnelly es una melancólica balada sobre un crimen que perturba la paz de un pequeño pueblo de población mayoritariamente menonita. La poderosa banda sonora del grupo canadiense Bruce Peninsula alimenta la aspereza de una historia de redención y pasiones ocultas narrada con la severidad de un pastor anabaptista y el lirismo trascendental de un Carlos Reygadas. Sobrecogedora.
‘The Exploding Girl’ (2009): Aunque el adjetivo “bonito” parece estar prohibido, por banal y manoseado, dentro de cualquier valoración crítica –si lo escribes, o eres un cursi o un perezoso- no se me ocurre una palabra mejor para calificar a esta película: bonita. El matrimonio Bradley Rust Gray y So Yong Kim (‘In Between Days’, ‘Treeless Mountain’) lleva varios años demostrando que son unas de las voces más interesantes del cine indie actual. ‘The Exploding Girl’ es un ejemplo más: una preciosa (otro adjetivo prohibido) historia de amor de verano, contada en voz baja, con pudor (mucho uso del teleobjetivo) y a la luz de los atardeceres estivales de Brooklyn, sobre dos amigos que, poco a poco, se van convirtiendo en amantes. Zoe Kazan, premiada en Tribeca por esta interpretación, despliega todo su encanto en una emotiva historia rodada con tanta delicadeza y sensibilidad como la canción de múm que suena en la película. ¡Qué bonita!
‘Kill List’ (2011): Más allá del “me gusta o no me gusta”, hay películas que hay que ver. Porque sí, porque te agitan, te sorprenden, te descolocan, te irritan. ‘Kill List’, como ‘Holy Motors’ (2012), más allá de sus irregularidades y sus excentricidades, hay que verla. La película que dio a conocer a Ben Wheatley (que acaba de estrenar ‘Turistas’) es una enfermiza muestra de cine extraño y altamente perturbador. Una historia que empieza como un drama familiar a lo Mike Leigh, continúa como un violento thriller sobre un ex soldado convertido en asesino a sueldo que podría haber firmado Nicolas Winding Refn, y acaba como una película de terror sobre atavismos paganos, como el reverso tenebroso y malsano de ‘The Wicker Man’ (1973). Desde la hiriente banda sonora, con un enloquecedor tramo final, hasta el inquietante rostro de la novia del amigo (y su misteriosa escena en el baño) todo en esta película sobrecoge, todo estimula, fascina y perturba. Lo dicho: hay que verla.