“Andrógino” y “ambiguo” son términos tan sobados en la historia del rock y el pop desde los últimos años 60 que parece imposible que en 2013 tengan ya importancia o significado. Y sin embargo son dos de las palabras más usadas a día de hoy para describir a Jef Barbara, lo cual confirma que realmente no es tan habitual encontrar dicha estética en los artistas que intentan arañar el mainstream desde la independencia, especialmente si son hombres. ¿A cuántos artistas varones de la actualidad les han dicho durante una fiesta que se parecían a “Whitney Houston en los 80”? Y -más importante- ¿cuántos se lo tomaron como todo un cumplido? A Jef Barbara le pasó en la Vogue Fashion Night Out de París el pasado septiembre.
Empezar una crítica hablando del personaje y no tanto del disco puede indicar a veces que hay más estilo que sustancia, y ese es uno de los riesgos menores de este álbum: que el Jef Barbara estrella del glam-rock del siglo XXI haga sombra a lo que es un impecable LP. Jef, franco-canadiense residente en Montreal, debutó hace tres años con ‘Contamination’, un batiburrillo de electro-pop, funk, disco y pop cantado en francés e inglés, un disco eminentemente nocturno con muchas referencias al sexo y algunas canciones extraordinarias como su recomendabilísimo ‘Wild Boys’. Tres años después, Jef ya no tenía ningunas ganas de hacer “otro disco de dormitorio”, grabado con pocos medios y cajas de ritmos, así que ha decidido dar el salto y reunir una banda con la que grabar en estudio y poder tocar en directo. Un hecho que está muy presente: la primera canción, ‘About Singers’, incluye sonidos de falso directo, con aplausos, frases tipo “volveremos después del intermedio” y coda final con solos de guitarra muy setenteros.
El cambio más sustancial tiene que ver, por lo tanto, con su banda: las guitarras dominan ampliamente el sonido de un artista que antes se apoyaba sobre todo en los sintetizadores. La naturaleza estética y artística de Jef pone el resto, y se encarga de que esas guitarras suenen a glam, a soft-rock y soul de los 70, y a los solos de metal negro de Prince. Precisamente el “príncipe púrpura” (junto a The Revolution, importante matiz) es una de las influencias que Barbara ha citado al hablar de este LP, junto a Marvin Gaye, las Supremes y Gary Numan. Es decir, guitarras desmelenadas, soul de los 70, pop negro y electro-pop, una fórmula que resume muy bien este ‘Soft To The Touch’. La canción del mismo título es quizá la mejor de todas: entre versos de seducción-a-través-del-consuelo (“sé el porqué de tu vergüenza, yo también he pasado por ese dolor, ven a liberarte conmigo”) Jef nos cuela una maravilla de pop con algo de ese ritmo locomotivo de ‘Wild Boys’, pero esta vez conducido por pianos eléctricos, bajos 80s, y una melodía irresistible. El estribillo define muy bien también al disco: “suave al tacto, pero duro como una roca”.
En la cara A destacan también ‘Chords’, un bonito dúo con Laetitia Sadier de Stereolab lleno de guitarras con «flanger» (otro efecto muy post-punk que se repite a lo largo de todo el disco), y la hermosa ‘Song For The Loveshy’: “Esta es una canción para los tímidos, los amantes no correspondidos, los solitarios”, casi casi una balada de los sesenta -con parte hablada incluida- y una seductora secuencia de acordes, tocados con gusto y reverb de muelles. Es también la canción en la que Jef Barbara canta con más delicadeza, alternando con falsetes, en una interpretación impecable.
Otra característica es el casi completo abandono del francés, por eso cuando suenan canciones como ‘Credit d’amour’ o ‘Amour Ardent’ choca por momentos el idioma, quizá porque además son con diferencia las más electrónicas y experimentales. La segunda es muy gainsbourgiana, con sus voces susurradas de corte sexual (“cállate y bájate el pantalón”). Estas piezas electrónicas, completadas por el primer single, la pegadiza “I Know I’m Late”, se van alternando conforme el tracklist avanza con todo tipo de coloraciones setenteras: desde el ritmo discotequero con breakbeats y sintes espaciales (muy Tricatel) de ‘I Don’t Know What’s Going On’ hasta los tonos románticos de ‘Old Gold And Loose Diamonds’ (precioso y decadente título). Precisamente esta canción es la que encierra de manera más perfecta el secreto de este disco: la recombinación totalmente caprichosa, muy personal, de elementos musicales de distintas épocas. Lo que comienza siendo una balada de soul 70s, con su piano y sus arreglos de cristal empañado, va incorporando gradualmente guitarras con efectos ochenteros, caja de ritmos y un bajo de sinte arpegiado, para concluir con una descarga de solos de «blues rock». Un tipo de mezcolanza y recombinación que no siempre funciona, pero que en el caso de Jef Barbara da, en todo el álbum, en la diana.
Es algo que vuelve a ocurrir en la canción que cierra este disco de romance, desencaje y sexo: ‘Florida Is The Future’, título inspirado por la actualización de estado de Facebook de una amiga suya, y que de nuevo reconstruye como en un recuerdo confuso un puzzle de orquestas setenteras, sintetizadores de los ochenta, voces negras y guitarras blancas.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Soft To The Touch’, ‘Song For The Loveshy’, ‘Amour Ardent’, ‘Old Gold And Loose Diamonds’
Te gustará si te gustan: Prince, Bret Smiley, David Bowie, Gary Numan
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