Con aires de superproducción se ha estrenado el primer episodio de la cacareadísima ‘El tiempo entre costuras’, que ha contado además con un mini-programa de presentación previo y uno posterior, desgranando todos los secretos de la serie. Cosas de querer acaparar mañana los índices de audiencias, y colar al menos dos de ellos en la lista de los más vistos.

El caso es que el estreno no era para menos, porque la adaptación de la obra homónima de María Dueñas bien merece todo el músculo promocional de la cadena. La producción chorrea dinero por todos lados, un dinero que Antena 3 pretende recuperar a base de explotar la que se convirtió en la novela más leída de 2011, llegando a vender más de un millón de ejemplares y a traducirse a más de veinte idiomas. ¿Será una de las pocas series de producción nacional que logremos exportar?

La pequeña pantalla es la encargada de dar vida ahora al relato que ha mantenido en vilo a miles de lectores, que se desvivían por las venturas y (sobre todo) desventuras de la humilde costurera madrileña Sira Quiroga. Interpretada por una arrebatadora Adriana Ugarte, la serie cuenta su historia, la de una mujer enamorada, engañada y -posteriormente- condenada a saldar su deuda. Una mujer que se ve obligada a buscarse la vida en un país que no es el suyo, y que es capaz de convertir, por arte de birlibirloque, su historia de amor en una de espías.

La historia se desarrolla en el jugoso periodo previo a la explosión de la Segunda Guerra Mundial, y en ella se suceden las localizaciones. Los productores, de hecho, fardan de que no hay ni un solo plató en todo el metraje, y el número de países en los que se ha rodado ‘El tiempo entre costuras’ solo es comparable al número de actores extranjeros que se agolpan en su reparto. Parece que Ignacio Mercero ha querido poner la serie al nivel de otras grandes producciones, desde ‘Galerías Velvet’ hasta ‘Gran Hotel’, pasando por ‘Gran Reserva’, de la que casualmente también ha sido director.

Si bien a nivel técnico la producción es irrepochable -nos permitiremos echar parte de la culpa a los encargados de Dirección Artística y Vestuario, reputados profesionales con extensas carreras que les han llevado a ser protagonistas en los premios Goya- a la serie si pueden encontrársele dos fallos: el primero tiene que ver con la necesidad de condensar un libro entero en once capítulos, que los guionistas han salvado moderadamente echando mano de un recurso tan manido como la voz en off. De momento su uso ha sido comedido, pero cuidado, porque puede convertirse en un auténtico dislate.

Por otro, el reparto. Si bien casi todos los personajes están de miedo (con mención especial a una Pepa Rus que se ha quitado de un plumazo el sambenito de «La Macu»), algunos no llegan a dar la talla. Es el caso de Rubén Cortada, que suple con su extraordinaria belleza un talento para la interpretación del que carece. ¿Le han doblado o esa voz tan impostada es cosa suya?

Sin embargo, no nos queda otra que alegrarnos: ya era hora de ver en prime time una producción que no intentase contentar a todos los miembros de la familia, moderadamente arriesgada y con una calidad digna de las grandes series. Sigue habiendo temas que retocar, como la duración de los capítulos, pero vistos desde aquí, parecen males menores.

Calificación: 7/10
Destacamos: que hay una clara intención por hacer las cosas bien, y ya es mucho.
Te gustará si: ‘Amar en tiempos revueltos’ te pareció poca cosa.
Predictor: irá bien segurísimo.