El disco homónimo de Beyoncé ha abandonado el top 100 británico esta semana y hace un par que no aparece ya en el top 40 mundial de Mediatraffic, donde ha aguantado sólo medio año. A pesar del penúltimo esfuerzo por que pase algo con ‘Pretty Hurts’ (la canción está de oferta en iTunes UK), no parece que ya pueda pasar gran cosa con esta era.
¿Hit o flop? Si le preguntas a Pitchfork te dirá que Beyoncé ha «re-inventado el álbum como formato relevante en 2014» (el gigante snobby de Chicago nunca reseñó curiosamente ’21’ de Adele, álbum que ha vendido 25 millones de copias) y que su lanzamiento sorpresa ha marcado un antes y un después en el mundo de la música. Si le preguntas a un fan derrotista de la cantante, te dirá que la era ha sido completamente desperdiciada y que después de la sorpresa de los días pre-Navidad, no se ha hecho nada por promocionar las grandes canciones que había en el álbum por separado.
La frustración de sus fans viene de que ‘Beyoncé’ ha sido un álbum completamente «front-loaded», un término que se utiliza en la industria para definir un disco que ha vendido un porcentaje salvaje de sus copias en las primeras semanas a la venta. Y ‘Beyoncé’ vendió dos tercios de sus unidades durante el primer mes (en gran parte por la Navidad). Esta proporción no suele ser algo muy bueno, porque implica que el artista no ha logrado movilizar a nadie que no sea su fan, y las autoras de ‘ARTPOP‘ y ‘MDNA‘ saben de lo que hablamos. Sin embargo, el caso de ‘Beyoncé’ es diferente, debido a la peculiaridad de su lanzamiento sorpresa, una verdadera bomba mediática difícil de olvidar.
La sensación sería otra si viniéramos de la era ‘I Am… Sasha Fierce’ (2008), disco del que se vendieron unos 6 millones de copias, pero venimos de ‘4‘ que vendió «sólo 2 millones» y ‘Beyoncé’, con sus 3 millones holgados (los 4 están muy lejanos, eso sí), implica a todas luces una recuperación. Sobre todo porque, por la situación de la industria, es bastante difícil que tu nuevo lanzamiento no venda sistemáticamente menos que el anterior, por lo que sólo se puede concluir que su álbum ha sido un hit y la estrategia de promoción, de lo más acertada.
Tras las dificultades experimentadas por ‘Pretty Hurts’, ‘Partition’ e incluso la formidable ‘XO’ para entrar en radios y listas de éxitos (‘Drunk in Love’ ha sido el único hit del álbum, y en algunos países como el nuestro, ni eso, ni un triste top 50), hemos de concluir que su sello sabía lo que se hacía cuando las sacrificó a todas ellas junto con sus videoclips para beneficiar el formato «álbum». Y al margen de que aún pueda haber sorpresa a lo ‘Love On Top’ (¡aún su viejo hit más escuchado en Spotify sólo por detrás de ‘Halo’!), ya quedamos en que vender álbumes consolida más a un artista que vender singles sueltos.
Austin Mahone, a punto de visitar Los 40 Principales, se las prometía muy felices al verse en el top 5 de Estados Unidos con ‘The Secret’. Pero el EP -casi un disco más bien por su duración- se ha hundido en tan sólo tres semanas y ya es número 63 en este lugar. En su segunda semana, además, la pérdida de ventas fue de un 82%. Huele a triste fenómeno fan. El muchacho de 18 años, procedente de Texas, ha teloneado a Taylor Swift y ha ido publicando singles durante los últimos dos años que han ido logrando algo de repercusión en su país (del top 66 de ‘What About Love’ al top 49 de ‘Mmm Yeah’, featuring Pitbull). Pero a pesar de todos los esfuerzos promocionales, parece que la cosa (por suerte) no termina de arrancar. ¿Habrá recuperación durante los últimos meses o ya podemos concluir que la repercusión de este «nuevo Justin Bieber», con sonidos entre Backstreet Boys y Lady Gaga, es nula?