‘El extraordinario viaje de T.S. Spivet’: América en colorines

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‘El extraordinario viaje de T.S. Spivet’: América en colorines

El_extraordinario_viaje¿Por qué da tanta pereza Jean-Pierre Jeunet? ¿Por qué antes siempre apetecía ver una película suya -‘Delicatessen’ (1991), ‘La ciudad de los niños perdidos’ (1995) y hasta ‘Alien resurrección’ (1997)- y ahora no? La culpa la tiene Amélie Poulain. Su impacto fue tan pegajoso e inesperado como un tartazo en plena cara. Nos la comimos, nos relamimos, pero nuestros sentidos acabaron saturados para los próximos cincuenta años. ¡No más planos verdes y rojos!

Luego llegó ‘Largo domingo de noviazgo’ (2004). Ya solo el título daba bajón. Un melodrama tan estimulante como una larga, muy larga tarde de domingo. Y ‘Micmacs’ (2009)… ¿la vio alguien? (De Marc Caro, su compañero en las dos primeras películas, mejor no hablar: su ‘Dante 01’ ya era lo suficientemente elocuente).

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‘El extraordinario viaje de T.S. Spivet’ no nos va a hacer esperar con ganas sus próximas películas, pero quizá logre desperezarnos un poco. Cuando llegaron las noticias de que iba a ser el encargado de adaptar el libro de Reif Larsen ‘Las obras escogidas de T. S. Spivet’ (Seix Barral) la mayoría pensamos lo mismo: le va que ni pintado. La historia de un geniecillo de doce años que vive en un rancho de Montana, inventa una máquina de “movimiento perpetuo”, y viaja solo hasta Washington para recoger un premio, le sirve a Jeunet para hacer de nuevo alarde de su reconocible caligrafía visual. Sí: ¡más planos verdes y rojos!

El director se mueve con eficacia entre la fábula y el drama para narrar una historia que funciona mejor como evocación cromática de un país, como estilización e idealización de una América eterna y atemporal, que como relato infantil de corte iniciático. Al drama le falta emoción y al viaje sentido de la aventura (no resulta tan extraordinario como dice el título). Pero lo que no falta es fascinación estética (y poética) por un territorio.

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En ese sentido, ‘El extraordinario viaje de T.S. Spivet’ es algo así como ‘Una historia verdadera’ (1999) –hasta la música se parece- vista por los ojos asombrados de un niño que nunca ha salido de su casa. Una arrítmica y vistosa road movie en tres dimensiones por la América soñada por Rockwel o Sturges (‘Los viajes de Sullivan’), de colorista belleza y cierto encanto. 6,9.

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