La segunda colaboración entre Brian Eno y Karl Hyde bautizados simplemente como Eno · Hyde se olvida de facturar un disco de canciones cerradas, con un hilo argumental y mucho trabajo intelectual, y parece haber tomado el camino de la simple y pura diversión.
En esta ocasión se trata de seis cortes más o menos largos (entre los cuatro y los diez minutos) que parten de una base rítmica y armónica que apenas varía. Algunos temas se asemejan a largos mantras: en ‘Cells & Bells’ los ruidos electrónicos sirven de colchón para un tema contemplativo, mientras que en ‘Return’ una guitarra repetitiva y kraut alcanza niveles casi hipnóticos.
El largo desarrollo de las pistas también las asocia con jam sessions, pero de una forma muy alejada a lo que hacen los jazzmen: ‘DBF’ es una salvajada funky; ‘Moulded Life’ parece sacada del lado más desquiciado del último DJ Shadow.
Al igual que en ‘Someday world’, está muy presente la inspiración polirrítmica africana, como en la mencionada ‘DBF’ o, de forma más sucinta, en ‘Lilac’. Pero donde más destaca la influencia del continente negro es en ‘Time to Waste It’, que podría estar sacada del ‘Mali Music’ que grabó Damon Albarn a principios de la década pasada si no fuera por las voces pitufadas y los sintes del final.
En ‘High Life’, la colaboración entre Brian Eno y Karl Hyde surge más fluida. No se trata de que uno ponga la música y otro la melodía, sino de propuestas de Eno completadas por la guitarra de Hyde. Eso y la ausencia de pretensiones hacen de este disco quizá no más interesante que su predecesor, pero sí más disfrutable a pesar de que pueda tener un carácter más experimental.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Return’, ‘DBF’, ‘Time to waste it’
Te gustará si te gustan: Neu!, Cluster, el krautrock pero también el afrobeat