Qué feo hacer este artículo para Caribou, que ha hecho un disco con momentos magistrales; qué feo para Damien Rice, que ha vuelto tras 8 años sin decepcionar a nadie que nosotros sepamos; qué feo para Leonard Cohen y Vashti Bunyan, que siguen grabando buenísima música con 80 y 69 años; qué feo para artistas noveles como FKA twigs; qué feo para artistas nacionales que deberían terminar de triunfar como Pablo und Destruktion, Cosmen Adelaida, Tremenda Trementina o Mourn; qué feo para Sílvia Pérez-Cruz y Raül Fernández Miró, que siguen a día de hoy en la lista de ventas con el formidable ‘granada‘… pero qué sabor tan agridulce nos deja este 2014 que se va.
Llevo haciendo listas de lo mejor del año, personales o públicas, desde los 17 años (temporada ‘OK Computer’), y nunca había sentido tan poco entusiasmo por mi propia lista anual de álbumes. Cuando la semana que viene o la siguiente (saludos, Nicki Minaj, Charli XCX, posible disco sorpresa en torno al 13 de diciembre, à la Beyoncé) publiquemos la lista de lo mejor del año para JENESAISPOP, nos echaréis los perros, como siempre, por la inclusión de discos poperos en la línea de Coldplay o Calvin Harris (este último es duda, guardad la tila… de momento). Estamos preparados para ello. Pero será más interesante plantear otro debate: si ha habido tantos discos de 2014 capaces de trascender géneros, capaces de sorprender por sus cualidades (innovación y/o buenas canciones) independientemente de su estilo musical, como en los últimos años había sucedido con Beach House, Kanye West, Vampire Weekend, The xx, Amy Winehouse, James Blake, PJ Harvey o Triángulo de amor bizarro. Discos que te conquistaban aunque no fueras el mayor experto en hip-hop, noise, neo-soul, electrónica, etcétera, del planeta.
Este año Sun Kil Moon ha hecho un disco absolutamente histórico en sus desgarradas letras (el libreto del CD es un póster que duele desenfundar por lo que contiene), pero absolutamente desprovisto de ganchos para el público casual. Lykke Li también ha desnudado su alma en un disco confesional… pero innecesariamente lo-fi en muchos de sus momentos. FKA twigs presenta aún un pequeño desequilibrio entre sus mejores y peores pistas y tiene que trabajar más sus letras. Single, sin caer jamás en la autocomplacencia, es difícil que puedan ganar nuevos fans con su personal adaptación del catálogo jamaicano. Swans han publicado un disco rotundo en el que si te sumerges es para siempre, pero que difícilmente va a cambiar la opinión de alguien sobre el grupo acercándose más bien a lo «solo apto para fans». Mención especial merece Aphex Twin: no sé cuántas entrevistas tendría que hacer para lograr una redacción de 10 personas y colaboradores tan iluminados como para que esa cosa llamada ‘Syro‘ fuera nuestro disco del año. Algunos compañeros de profesión que admiramos se están decantando por el disco de The War on Drugs como top 1 o top 2, cuando por momentos es una mímesis nada menos que de Bruce Springsteen y también de Bob Dylan; y otros por St Vincent, cuyo cancionero en plan delicatessen es cuestionado hasta por los paladares más exquisitos.
ST. VINCENT (Apolo). Arty excéntrica (guitar hero) con imagen (& carisma) y buen sonido (funk sintetizado y neoglam)… Pero sin canciones.
— ROCKDELUX (@rockdelux) November 25, 2014
El fin del pensamiento único es una cosa positiva. ¿Para qué queremos que todos los medios nos cuenten lo mismo? Pero detrás de esta falta de unanimidad, cabe preguntarse si no habrá más bien cierta falta de calidad. Este año el Mercury Prize, el premio más prestigioso del mundo, ha sido para Young Fathers, disco que ni siquiera ha sido criticado en Pitchfork, que cuenta con una redacción capaz de reseñar hasta 25 álbumes semanales (nuestra reseña tardará tanto en llegar como el correspondiente vinilo de Amazon; los han estado fabricando tras el Mercury, ¿verdad?). Desde Pitchfork, donde han suspendido o casi los discos de alt-J, Metronomy y Röyksopp, han intentado vender hypes rockeros como Perfect Pussy, Ought o White Lung, con menos impacto que otros años (me gusta pensar que porque fomentan «un eterno retorno», en este caso a los 90, un «si ya está todo inventado» nada motivador y un revival algo absurdo con Courtney Love y Sleater-Kinney de vuelta y en plena forma). El NME se ha quedado prácticamente solo apostando por La Roux, a la que dio un 9, mientras The Line of Best Fit puntuaba con un 10 a Woman’s Hour y Drowned in Sound con otro 10 a The Twilight Sad sin que estos artistas hayan despegado como en su momento The Knife o Arcade Fire con el apoyo de la prensa digital.
También cabe la posibilidad de que la era de las redes sociales haya fomentado el individualismo en todos nosotros: cada vez nos influye menos la prensa o la opinión ajena, aunque constituya la opinión de personas que dedican su vida a oír miles de discos, y cada vez más lo que queremos es reafirmar nuestra propia voz por encima de la de otros. No hay casi «cruces» ni «encuentros», todo el mundo va a lo suyo. Es algo con lo que la sociología podría entretenerse un rato y que a mí simplemente me viene a la mente cuando miro, sin entender nada, cuáles son el top 1 del año en discos y canciones para la redacción en conjunto, a falta de los votos de un par de personas: una canción que aborrezco y un disco que me resulta (casi) completamente indiferente. Nunca he experimentado esto en 9 años de site. Y lo que es peor: no tengo una alternativa clara que proponer como el año de un ‘Get Lucky’, un ‘Rolling in the Deep’, un ‘Third’ o un ‘The xx’.
100 artistas que no han sacado disco
Un apunte que hay que añadir es el de la gente que no ha sacado disco este año. No podemos incluir a Azealia Banks por los pelos, pero en algún momento se rumorearon álbumes de Kanye West, David Bowie, Madonna, Adele o Rihanna. ¿Dónde han quedado? En realidad, si pensamos en Robyn, Los Planetas, Tulsa, Joanna Newsom, Tracey Thorn, The Divine Comedy, Sufjan Stevens o Fever Ray, es como si nos tuviéramos que acostumbrar a que un artista tarde 4 ó 5 años en volver (y si vuelve).
Son muchos los artistas que ya sacaron álbum el año pasado -algunos de ellos en forma de bomba sorpresa- y en principio no les tocaba en 2014, como Beyoncé, Daft Punk, Justin Timberlake, M.I.A., Yo La Tengo, Triángulo de amor bizarro, Pet Shop Boys, Arcade Fire, Haim, Vampire Weekend, James Blake, Mala Rodríguez, Torres, Nick Cave, Goldfrapp, Arctic Monkeys, Janelle Monáe, Chvrches, Disclosure, AlunaGeorge, Deerhunter, Primal Scream, Julia Holter, Rafael Berrio, Rudimental, Anna Calvi, Henry Saiz, Iron & Wine, Camera Obscura, Manel, Fangoria, John Grant, Katy Perry, Lady Gaga, Britney Spears, Laura Mvula, Cass McCombs, Sky Ferreira, Bill Callahan, Fuck Buttons o Kokoshca.
Pero también son muchos los que no sacan hace dos (tres hará el año que viene) y por tanto están ya fuera de plazo de lo que se considera un «ciclo normal». Aunque sobre algunos tenemos noticias, a fin de cuentas no ha habido discos 100% nuevos tampoco de Frank Ocean, Tame Impala, Beach House, The xx, Linda Mirada, Santigold, Kendrick Lamar, Godspeed You! Black Emperor, Bat for Lashes, Django Django, Twin Shadow, Espanto, Bob Dylan, Gepe, McEnroe, Passion Pit, Spiritualized, Saint Etienne, Fiona Apple, Hot Chip, Purity Ring, Cat Power, Dirty Projectors, M Ward (edita disco de versiones con She & Him), Lorena Álvarez (que ha sacado un EP), Los Evangelistas, Grizzly Bear, Joaquín Pascual, Hidrogenesse, John Talabot, Chromatics o Crystal Castles, que encima, como The Knife, se han separado. También ha sido el primer año par desde 2008 sin álbum de Klaus & Kinski, pues el dúo parece disuelto.
Hace aún más que no escuchamos disco de estudio de Patrick Wolf, Nicolas Jaar (Darkside aparte), Odio París, Björk (al menos sabemos que lo planea con Arca), Feist, La Casa Azul, The Sound of Arrows, nudozurdo, Kate Bush, Fleet Foxes, Christina Rosenvinge (!!), M83, Bon Iver, Destroyer, Fernando Alfaro ni solo ni como Chucho, Burial o PJ Harvey.
A Portishead, Dead Can Dance y My Bloody Valentine no es que los esperáramos, pero Stone Roses y Massive Attack, pese a alguna tentativa, tampoco se decidían a volver, como Panda Bear o Chemical Brothers, que sí están confirmados entre los primeros meses de 2015.
Desaparecidos completamente en combate, en cambio, están Duffy, Jack Peñate o The Last Shadow Puppets. Los Killers, Strokes, Radiohead o Mumford & Sons tampoco han estado en activo (aunque algunos de ellos han seguido cociendo algo por separado o preparan nuevos largos). Nos consta que algunos festivales han tenido dificultades para encontrar cabeza de cartel porque muchos de los habituales ni han sacado disco ni han estado cerca de ello durante este año.
Tampoco sabemos nada de los debuts que han de ser definitivos de Florrie, Pional, Desert o Say Lou Lou, y a algunos llevamos casi un lustro esperándolos. Quizá muchos de este centenar de proyectos no habrían salvado el año. Plantear que todos hubieran sacado disco y encima bueno es rocambolesco, imposible, ¿pero qué tal un 20% de ellos? ¿Y un 10%? ¿Un 5%?
En 7 o 14 días publicaremos nuestras listas y ellas estarán cargadas de buenos discos, discos muy famosos que a todos nos gustan y se repiten en todas las listas, algunos discos que no han tenido casi repercusión y a pesar de ello nos siguen encantando… álbumes que en muchos casos seguiremos disfrutando en 2015. De hecho, por supuesto se están viviendo momentos angustiosos para salvar algunos de ellos que consideramos que merecen la pena. Es sólo que esta vez, tenemos la sensación de que ha faltado algo…